miércoles, junio 30, 2010

El anclaje de moverse con criterio


A veces la vida se desdice con toda naturalidad. Donde antes parecía que los aficionados españoles estábamos condenados a partirnos la crisma con nuestro traje de malditos, ahora reluce el optimismo de que los tuyos no sólo ganan, sino que también lo hacen con buen gusto. Por mucho que nos agrade el titular de un periódico sudafricano: “España, belleza absoluta”, tampoco vamos a caer en una autocomplacencia tan grande.

Nuestra selección está jugando razonablemente bien. Mejor conforme discurre el campeonato. La derrota contra Suiza fue un palo. Pero luego nuestro equipo ha interiorizado unas cuantas lecciones. Frente a los inventores del reloj nos pudo el preciosismo. Con los hondureños jugamos atacados, presa de la ansiedad del que no tiene margen de error. Frente a Chile, sacamos nuestra versión más pragmática.

Ayer contra Portugal empezamos a acercarnos, por momentos, a nuestra mejor versión. Combinando momentos de geometría en la circulación de la pelota con algunos latigazos en forma de remates. Pero enfrente había un portero en trance llamado Eduardo, que por cierto suena como futurible para el Hércules el próximo curso.

Dio igual. La selección no perdió la paciencia. Me gusta este equipo porque, aún con algunas de sus piezas claves fundidas por la fatiga física, es fiel a un estilo. Ese estilo se resume en palabras como elegancia, buena lectura de los espacios y la factura técnica de los más grandes.

Para los recién llegados a este negocio puede parecer excesivo ese celo en ese deporte. Pero el fútbol no es uno cualquiera. En este juego prácticamente todo es posible. Es una democracia de las emociones. Donde cualquier gesta aguarda a ser realizada, con independencia de tu fuerza, talla, historial o procedencia. Lo único que importa son factores como el deseo, la mentalización, la táctica, el trabajo y, claro, el talento.

Lo mejor de este grupo es que unos cuantos ya han dado la medida de lo que son capaces. Pero otros todavía no se han desperezado. Y encima empaquetamos esas cualidades laborales con una impecable factura en la personalidad. Nuestros jugadores condimentan sus declaraciones con orgullo, serenidad, confianza, respeto, sentido común, prudencia y elegancia. Además de, inevitable, la ambición de los ganadores.

Cualidades que siempre han distinguido a Del Bosque. Este es un buen momento para reivindicar la figura del seleccionador. Tan cuestionada por algunos amigos. Del Bosque conoce mucho este juego y se expresa con la precisión de un senador romano. Pero odia estar en el centro de los focos. Por eso huye de los conflictos y atribuye siempre el mérito de sus logros a los jugadores. Pero lee como muy pocos los partidos.

Su cambio de piezas ayer en la delantera, Llorente por Torres, fue un movimiento clave en el destino del partido. El ariete riojano confirió más filo al ataque español. Tuvo dos o tres remates en boca de gol, que no encontraron la red porque enfrente Spiderman había poseído a Eduardo. Y empleó sus 195 centímetros para hacer la vida más fácil a sus compañeros. Al darle entrada, Del Bosque también tiró de filosofía oriental: todos sois importantes, a cada uno de vosotros os voy a necesitar en un momento dado.

¿Quién está a la altura (o mejorando) de su prestigio? Villa lidera esa lista. Es pillo, habilidoso y remataría con acierto hasta con un melón en juego. ¿Su secreto? Tiene grabada a fuego la portería, como demostró el día de Ecuador con el primer gol.

Busquets es un metrónomo en el centro del campo, Alonso toca de primeras como una religión y, en el centro de la zaga, Puyol y Piqué son un cheque al portador. Tanto que Menotti ha dicho del gigantesco central catalán que es el mejor central que ha visto desde Beckembauer. Ahí queda eso. En el caso del sobrino de Josep (sí, aquel ministro de Exteriores que hacía de la genuflexión ante Bush un tic nervioso), su secreto descansa en una infrecuente combinación de confianza y habilidades físicas y técnicas.

Otro que está mejorando su mapa es Sergio Ramos. ‘Caballo loco’ está feliz y hace de su carril una autopista hacia el éxito. Juega con descaro, exhuberancia física y grandes detalles cuando se trata de regatear, centrar y, a veces, tirar.

A medio camino, figuran una serie de jugadores que, si despiertan, harán más razonable esos sueños de mundial que ahora mismo tenemos. Xavi ayer se pareció si mismo. Le sobra calidad para filtrar pases en una muralla china y poco a poco interpreta mejor la superpoblación que ahora mismo tiene el tramo central de nuestro centro del campo.

Iniesta es una mezcla de Butrageño y Cruyff; es decir: un escándalo, pero le falta ganar en confianza, lastrada por las lesiones que le asedian últimamente. Aunque ya nos ha deleitado con algún eslalón o pase ganador. Por no hablar de su gol ante Chile (un poema a la sutileza). Casillas está en modo flan, pero poco a poco se va entonando, como en la salida con los pies que ofreció ayer, plena de concentración y anticipación.

Queda por ver al niño Torres. Del Bosque ya ha dicho que si no pasa nada raro será titular ante Paraguay. Sospecho que va a cerrar muchas bocas. Está jugando demasiado acelerado. Recién operado del menisco de la rodilla derecha, todavía le falta un punto de normalidad en la coordinación de los movimientos. Pero acabará apareciendo. Es la clase de jugadores que mejor lo hace cuando más adverso es su entorno.

El título de esta pieza responde a las buenas cotas de velocidad, armonía y sentido con los que nuestros jugadores se están moviendo en el terreno de juego. Esa inteligencia (y eficiencia) a la hora de ocupar el césped está siendo una de las claves de nuestro éxito. En la vida, como en el deporte, hay que saber ocupar los espacios. Cuando toca decir algo o no. Cuando hay que tirar del carro y cuando acompañar simplemente…

Detengo aquí el análisis, que si no el post se me va de madre. Simplemente, quería escribir estas loas para celebrar las buenas nuevas. Para reiterar mi confianza en este grupo y su piloto. Porque ahora mismo es un orgullo ver como este grupo de vecinos nos están representando con hidalguía en el gran escaparate internacional de sentimientos e identidades que es un mundial de fútbol. Vamos carajo. Avanti roja.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

demasiada chica que comentar! en general, de acuerdo con el análisis y con esperanza de que la punteria mejore y no seamos Villa-dependientes en cuanto al gol se refiere.Señor Fo.

Pedro Fernaud Quintana dijo...

jajajajaja, te ha traicinado el inconsciente Fo, interpreto que querías decir chicha ;-)

Sí esperemos que diversifiquemos nuestras fuentes de energía :-)

Anónimo dijo...

Pedro, estoy totalmente de acuerdo con tú análisis.
Eso sí, de momento nos hemos enfrentado a equipos de medio pelo, y en muchas fases de los partidos hemos pasado las de Villadiego. Así que mucho ojito. Necesitamos la mejor versión de todos los jugadores, empezando por Torres, claro está.
Un abrazo.
LJ

Pedro Fernaud Quintana dijo...

Me alegro de que estés conforme LJ, confiemos en que las mejores versiones de nuestros artistas lleguen cuando surjan las mejores dificultades :-)

Tam dijo...

Al final me va a terminar de gustar el futbol con esto del mundial...

Pedro Fernaud Quintana dijo...

jeje, amén Tama ;-)