miércoles, junio 28, 2006

Azul de tristeza


En tiempos de amargura (la selección ha vuelto a ser asesinada a mitad de película), queda el arte. El arte con sus infinitos bálsamos. En esta ocasión, se me ha aparecido un cuadro de la etapa Azul de Pablo Picasso: La vida.
Por aquel tiempo, el genio se hallaba enfrascado en una etapa de tristeza. Esa mirada se aprecia en un estilo impregnado de azul melancólico, alargadas figuras (deudoras quizá de la fantasía del Greco) y rebeldía ante todas las miserias que acaban conquistando una existencia cualquiera: la vejez, el desamparo sentimental, la mendicidad, los inadaptados, la muerte…
En esa línea funciona esta lucidez pictórica, el ser humano y su errabunda búsqueda de la armonía. En primer plano, una pareja joven, los dos vigorosos, bellos, llenos de posibilidades y aún así, desangelados, esclavizados a un trabajo, a una inminencia perpetua: comer, dormir, laborar, a duras penas soltar una broma tras medio día de fuera de casa. Y vuelta a empezar. Quizá hayan tenido ya su primer pequeño. Y que más da. No sirve más que para constatar el absurdo de sus vidas. No pueden cuidarlo. Quien si puede, es una severa cuarentona cargada de manías y puede que resentimientos. El niño crecerá sin referentes, sin la mitad de afecto o juegos que merece. La situación tampoco mejora con el discurso de los años, declinan los músculos y las ilusiones y en el mejor de los casos quedas arrumbado en algún lugar de tu choza, rezando porque el catarro sea el motivo del malestar que sientes esta mañana. Azul de desolación.

A veces, el arte funciona como terapia de choque. Picasoo estaba inspirado. Su devastada revisión del ciclo vital tiene algo fascinante. Belleza Derrotada. Pero, como todo, aquello fue un ciclo de lunas. Algunos meses después se enamoró e inició su etapa rosa. Llena de luz, cotidianidad y payasos. Me gusta pensar que dentro de no demasiadas lunas esa etapa rosa también pueda aterrizar en este dietario.

No hay comentarios: