miércoles, febrero 20, 2008

Borges baila un twist en una vieja cervecera madrileña

Cada gran escritor tiene un mito. Esa imagen se compone de una extravagante combinación de anécdotas, lecturas, pose y apreciaciones de amigos. Algo como que Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899-Ginebra, 1986) vivía feliz en una biblioteca donde consumía libros a modo de oxígeno.

Es fácil imaginarlo como un profesional de la memoria, riendo, proyectando a través de su cerebro complejos mecanismos para explicar el universo, también el rostro de una bella muchacha o la lucha en algún arrabal porteño de finales del siglo XIX, donde luego ubicaría algunos de sus poemas. Sus escritos son misteriosos y exigen máxima concentración.

La leyenda habla también de que tanta exigencia le hacía un hombre poco sociable.Pero los mitos están para desmontarlos. O para relativizarlos. Por eso funciona tan bien la exposición que la Comunidad ha organizado en el Complejo El Águila (en el intercambiador de Delicias emerge esa antigua fábrica cervecera remodelada como funcional centro de exposiciones). Se trata de la muestra fotográfica El Atlas de Borges, un conjunto de imágenes donde se aprecian los últimos viajes de este buscador de historias.

En las fotos se ve a Borges en plena senectud, acompañado de quien primero fue su secretaria y luego su esposa, María Kodama.El genio está erosionado, camina con bastón y ya no ve. Pero todo eso es una impresión superficial, porque Borges está más contento que nunca. Se nota en el pulso de los textos que completan las fotografías.

Maravilla su habilidad para captar la esencia de un sitio en un solo párrafo. ¿La receta? Mezcla unas gotas de historia con un toque de humor y una pizca de sensaciones en primera persona. De tal forma que, no se sabes muy bien cómo, pero te encuentras bailando un twist con el viejo maestro, riendo fascinado.

martes, febrero 19, 2008

¿Es un genio?


La pregunta, están en lo cierto, atañe a Rudy Fernández (Palma de Mallorca, 1985), el hombre de moda del baloncesto nacional y el último verdugo del Alta Gestión.

La actuación en el partido del sábado del escolta verdinegro nos permite calibrar su grandeza como jugador. En un día aciago en el tiro exterior (1 de 8 en triples), Rudy se las apañó para estar casi en su media anotadora (sumó 18 puntos, cuando promedia 20) y sacar nota en el resto de los capítulos estadísticos: 7 asistencias, 5 rebotes, 4 recuperaciones y, por qué no decirlo, 9 tiros libres anotados sin fallo.

Así las cosas, la valoración (esa entelequia que los matemáticos han diseñado para pesar la magia de un jugador o un equipo) dice que Rudy estuvo por encima de su media (29 por sus habituales 25). Para sumar esa cantidad hay que hacer muchas cosas bien si eres un escolta, con el camino complicado para coger rebotes o las canastas fáciles. Con lo cual, parece razonable argumentar que Rudy es el jugador más valioso de la liga, por delante de Marc Gasol, que lidera el ranking con una media de 25,8 de valoración.

Para responder a la pregunta que encabeza esta reflexión, me remito a las palabras en el diario Marca de Ramón Trecet, ya saben ese tipo que reinventó la narración del baloncesto cuando la NBA era terreno mitológico en España: “Rudy es tan superior sobre el parquet a cualquier otro, que me recuerda al Drazen Petrovic de la Cibona. Mete triples de ocho metros. Cuando penetra, ¡puede cambiar de ritmo tres veces!...”. Hay queda eso. Lo compara con el más grande virtuoso jugador ofensivo alumbrado por el viejo continente. Con la particularidad de que Rudy entiende más el juego y defiende bastante mejor.

La valoración de este sabio nos permite enfilar la respuesta hacia un sí. Sí, Rudy tiene un talento descomunal para practicar este juego. Lo demostró en el 2004, cuando, con 19 años, deslumbró a todos con su repertorio de mates, entradas a canasta y triples insolentes. Eso es el don.

¿Pero qué ocurre si al duende le sumas la capacidad de trabajo de un inconformista? Que aparece el genio. Jordan no era ni de lejos el mejor jugador de su país cuando jugaba en el instituto. Pero su afán obsesivo por mejorar le llevó a ser el más grande de todos los tiempos.

Nosotros, más humildes, nos conformamos con que Rudy haga caso al cineasta Tim Burton: “no permitas que nadie te marque un límite desde fuera, simplemente dedícate a explorar el tuyo”.

miércoles, febrero 13, 2008

La imaginación humana se ha extinguido


Un silbido agudo, entrecortado y tenue fluye por
la coca cola cenagosa del río.

Largos hocicos tienden a pedir cielo
pero a veces se extravían
a causa del ruido constante o de la vibración de las excavadoras.

No escuchaban los mensajes de sus compañeros de manada.

Un delfín blanco
perdido
aterrado
probando músicas
músicas sin respuesta.

Sin silbidos con los que abandonar su ensimismamiento.

Música ahogada por las manos de un simio cerebro,
simio moderno escogido por el planeta para ser de nuevo planeta desierto.

¿Qué siente el último anciano de la última tribu?
En algún lugar de las aguas del Yangtsé ha sucedido

o está sucediendo.

(Para Raúl B, el hombre niño que todavía habla con los perros y que un día me contó la historia de los delfines blancos, a los que los humanos también hemos encontrado un cromo en el álbum de la extinción)

lunes, febrero 11, 2008

Tengo sueño, tengo sueños


Y la parada rubia me sonrío con forma de chica

martes, febrero 05, 2008

callejón


Mensajes de humor
(el contraste entre palabras repeinadas y grandilocuentes
y la miseria que las envuelve) si no fuera porque

miles de islas sufren totalitarismo alma

lunes, febrero 04, 2008

Princesa gótica

¿Te apetece?


me preguntó entonces
con la misma picardía de la que hacen gala sus heroínas…