viernes, octubre 28, 2011

Cuando los dioses dosifican el misterio de su historia


Volvemos a hablar del guión en el cine, cortesía de Elisa Puerto y sus clases magistrales. Con el nuevo curso, toca refrescar algunos conceptos importantes y tamizarlos con el barniz de las horas de reflexión (y trabajo) de nuestra sherpa.

La clave para que un guión funcione estriba en cómo dosificamos la información de la trama y cómo se la decidimos dar al personaje, que muchas veces funciona como hilo conductor de la trama. Se trata de engarzar imagen, sonido y acción. La pregunta de la sugerencia se centra en qué contar y cuándo hacerlo, para hacer atractivo (y rítmico) ese mecano que llamamos narración.

En esa línea, también es interesante que en un momento dado ni siquiera la gente que está elaborando la película (excepto director y guionista, por razones obvias) sepa cuál va a ser el desarrollo de la historia: esto es, el guión que lee el equipo técnico se muestra ante el lector con los mismos secretos (misma información dosificada) que la película proyectada ante los futuros espectadores. De este modo, se genera una atmósfera de intriga y dedicación, que mantiene a los artesanos de nuestra historia en vilo, y que también incrementa el interés.

En esta sintonía, Woody Allen ha dosificado la información de sus guiones a sus actores en más de una película. Claro que me temo que estos caprichos de dios (¿acaso el de ahí arriba adelanta sus intenciones a alguien de aquí que no sea un profeta?) sólo te lo puedes permitir si has conseguido poner de acuerdo a espectadores, crítica y productores en unas cuantas ocasiones…Entre esos artesanos que mencionamos, figuran con anonimato singular (y trabajo esencial) tipos como el productor (el que pone y-o gestiona la pasta y los medios materiales), el sonidista (el que acopla el sonido para que todo suene mejor aún que en la epidermis de tu conciencia y le otorga toda la dimensión del sonido, trabajado, a la película) o el director de fotografía (el que filtra la luz para generar la atmósfera que requiere la historia). Elisa puso como ejemplo de estos factores admirablemente gestionados a dos guiones de películas: ‘Thelma y Louise’ y ‘En lista de espera’.

También es crucial escoger el momento vital del personaje (o de la historia colectiva, dependiendo de las intenciones de nuestra obra) en que queremos ubicar la historia. Por el camino, E bosquejó siete ingredientes de altura que no deberían faltar en un dossier que presente una narrativa visual bien facturada.

    1)  La escaleta debe ser sencilla, fácil de comprender y bien estructurada.

    2)  Siempre hay que dosificar la información relacionada con la trama y los personajes principales.

3  3) Cuando queramos contar una historia al productor (que nos la tiene que comprar, que está estresado, que tiene mil cosas en la cabeza y que quiere que vayamos al grano), debemos realizar una síntesis verídica de nuestro trabajo, escogiendo los momentos más emotivos y dramáticamente importantes. Se trata de ir a la esencia, al gancho de la historia.

4   4) Una buena película se aprecia en cómo está hilvanado el paso de una escena a otra.

5   5) Una escena de calidad no va de lo que va. Es decir, la esencia de una escena bien montada radica en el subtexto. Hablamos de sutileza, sugerencia y misterio. Por ejemplo, dos compañeros (chica-chico) de trabajo tienen conflictos cada dos por tres: en una escena llegan al insulto. Lo que realmente sucede es que debajo de tanta tensión habita una tensión sexual no resuelta desde hace tiempo, con un malentendido nocturno de por medio. Para ilustrar esta idea, E citó a Marguerite Duras: “Cuando no ocurre nada, están ocurriendo las cosas más importantes”.

6    6) El guionista es el sonidista de la película. Hemos sido amamantados, emocional y espiritualmente, en una cultura audiovisual. Pero a menudo obviamos el factor del sonido (audio), tanto o más sugerente e importante que la imagen. Por ello, el guionista debe cuidar con detalle el sonido en su narrativa. Como ejemplo de los logros que se pueden obtener con el sonido, E mencionó el accidente automovilístico del primer acto de “Azul” de Krystoff Kieslowski, en que a través del sonido se logra obviar un retrato quizá demasiado evidente de susodicho accidente, otorgándole más fuerza dramática, y ahorrándoles unos cuántos billetes a la gente de producción.

7    7) Este último punto nos conduce al lema “Menos es más”. Escondiendo algo, es decir, ahorrándolo, crece el misterio y-o el terror (depende del género en el que hayamos acondicionado nuestra historia). Dicho de un modo más prosaico: mejor el erotismo que la pornografía o, en según qué momentos (nos puede la vena poética), mejor una mujer vestida con lencería que desnuda.

E también aprovechó para descifrar uno de esos términos rebuscados que tanto fascinan a los culturetas de este mundo: analepsis, que significa flash back (salto hacia atrás en el tiempo). Si ese salto hacia atrás no es tan breve como un flashback, hablamos de racconto: en esa línea podríamos ubicar por ejemplo la memoria siciliana de Vito Corleone en el Padrino.

Por último, E nos recordó que una historia consta de:

1     1) Temática

       2)  Narrativa (cómo vamos a narrar la historia)

3     3) Poética (cómo se construye una idea desde la idea)

4     4) Estructura. La estructura consta de un orden, es decir, de una sintáctica –relación entre el sujeto (personaje) y el predicado (la trama) de la película-. La estructura también contiene un espacio (semántico), que le otorga significado al orden, y de un tiempo (ritmo específico, tiempo que le damos a la película).

Como guinda, la clase teórica echó el telón con dos citas de altura:

Una sugerente, de LC: “El personaje es una astucia dramática para contar un relato
Otra con humor negro, de Alfred Hitchcock: “Lo mejor que le puede pasar a un director es que, una vez que el guionista haya escrito el guión, el guionista se muera”. 

Comunicaba


El pelo corto.
Las piernas, enguantadas.
Las botas, fruta. 

Gafas de emporio, gesto fiero


Barba blanquinegra.
Pantalones con vuelo.
Brazos muralla. 

La conserje


Manos serenas.
Mirada cercanías.
La voz mullida. 

jueves, octubre 27, 2011

Respiraciones


Tiene una mirada colmada de música.
Imposible apartarla de la imaginación,
Con su vientre terroso y unas curvas
Que son una invitación al nacimiento.

No obstante, termina el día molida.
Duerme envuelta de respiraciones.
Le gustaría apaciguar su voz cóncava,
Pero por las noches le crece el miedo.

Es un ser lleno de posibilidades.
Algún día, nos recuperaremos en su sabor.
Entretanto, el desierto come sus pies.

Ah, no intentes entender su generosidad.

Una fluctuación así sólo se siente.
¿Cuánto tiempo eres capaz de no pensar?
Emociones que tiemblan en la delicadeza de
la sorpresa, el ritmo, los colores, la gratitud.

África es una desnuda con la belleza volando. 

miércoles, octubre 26, 2011

Si pudiese empezar de nuevo


Dormiría en una colchoneta.
Perdería el sentido de los horarios.
Encendería un proyector en mi piel.

No me cansaría de visitar mis personajes.
Esos tipos abrumados, esas chicas heridas
a los que a veces parece que no puedo
abrir el viaje.

Colocaría el miedo junto al rastro estelar.
Me taparía con una sábana de arena.
Daría puerta al frío de las prisas mesetarias.

Me refugiaría en la pereza de un panda,
cartografiaría las emociones del tigre.
Y aprendería a volar como un delfín.

Me tomaría más cosas con calma.
Casi todo se vive mejor con alma.
Escucharía más a menudo mis entrañas.

Seguiría compartiendo:
el fuego de estar flotando,
el tren del altiplano de mi mente,
los fruncidos de tus fresas.

Si pudiese empezar de nuevo,
te hubiese repetido antes. 

Supervivencia


La cabeza late con desafuero.
Mal asunto si además el cielo ha dejado de pagar la luz.
Por la calle, los lobos visten con traje y gabardina.

Su entrega no deja lugar a sus palabras:
“Cuando estoy con un cliente, soy su puta”.
Quizá estoy loca. Quizá no se llorar.

La ciudad estira sus músculos y pocas cosas responden.
Será que tenemos el espíritu contracturado.
Ella me dio un buen consejo: vive, disfruta, respira.

La sangre bate una rendición en mi interior.
Sólo debo cumplir unas sencillas reglas:
el cuerpo firme, el informe en la mesa, el mail exigente.

El río de la impaciencia vuelca su ansiedad en mi China.
China es un país de insatisfacción que vive en mi pecho.
Ella me dio un buen consejo: vive, disfruta, respira.

Algo estaba roto dentro de ti y no supe verlo.
Ahora cada día me cuesta más barrer mis ruinas.
Él coge mis manos y dice algo dulce.

No, por costumbre, no proyecto en los misterios.
Los versículos de mi espalda me hacen olvidar mucho.
Me he dado un buen consejo: vive, disfruta, respira. 

viernes, octubre 21, 2011

La pataleta de la extinción y el aire de la madurez


ETA ha dicho que se va. Tras cuatro décadas largas y más de 800 muertos (848 para ser respetuosos con la memoria de cada una de esas vidas y el dolor de los que se quedaron), parece que en esta nación y en ese país podemos respirar un poco más tranquilos. Como sucede con el grueso de las víctimas directas de la violencia de esa banda de asesinos, uno vive esta noticia con una mezcla de alegría y tristeza, rabia y alivio, desencanto y esperanza.

Las emociones positivas son fáciles de entender; la sociedad vasca ha evolucionado y su rechazo masivo de la violencia ha propiciado este fin de ciclo del terror. También ha sido determinante, tanto o más, la firmeza de nuestro estado de derecho (policía, jueces y políticos) para arrinconar, esquilmar y enjaular a esa panda de desalmados. Da igual que pasen 100 años, nunca podré comprender como un puñado largo de personas  de una región próspera de este planeta, donde tienen-han tenido de todo (comida, cultura, trabajo, belleza, bienestar, futuro) se hayan dado durante tantos años a la cultura del odio y aniquilación (ya sea de facto o de pensamiento). No lo podré comprender.

ETA ha sembrado el sufrimiento en la vida de miles de personas; no sólo aquellos a los que matado, también a aquellos a los que ha herido, amenazado y extorsionado. Mi padre era periodista y vivió varias veces esa amenaza bien cerca. Por ejemplo, a través de aquellos amigos y compañeros que fueron directamente señalados por el dedo criminal de esa colección de enajenados. No va a ser fácil extirpar de la sociedad vasca (y española) esa cultura del miedo, esa ideología del odio y la desconfianza. Esta pesadilla ha hundido sus monstruosas obsesiones en tres generaciones de familias.

Hablamos de una banda que personifica lo peor de nuestra condición como especie: la pataleta de niños iracundos con cuerpos de hombres y mentes de enfermos que no toleran que nadie pueda pensar-sentir distintos de ellos y que para imponer su forma de concebir la vida (el territorio, la identidad, la convivencia) se empeñan en apagar cuando no extinguir la de los que no piensan-sienten como él. Una fijación así sólo produce tristeza y escepticismo hacia nuestra validez-legitimidad como especie.

Dicho todo esto, toca pasar página. Mientras lo hacemos, es justo y necesario que sigamos digiriendo todas las emociones hasta aquí expuestas. Ahora toca ponerse el traje de pragmáticos. Si la banda necesitaba el teatrillo ese de los mediadores internacionales para decir que lo deja, bienvenido sea. Tantas esquinas de odio y destrucción no van a cambiar de golpe de un día para otro. Pero es un primer paso ilusionante. Por supuesto, queda que pidan perdón a las víctimas y que reconozcan el daño que han hecho. Cuando hagan eso, los presos terroristas podrán volver a estar (enjaulados) cerca de casa. Así hasta que paguen por el daño y sufrimiento que infringieron en su momento.

Y así, sucesivamente. A fin, de cuentas, insisto, la sociedad vasca ha ido evolucionando favorablemente en los últimos años y decenios. De la ideología de finales del siglo XIX de Sabino Arana (“mi raza, mi cultura, mi odio”) al actual germen de convivencia pacífica en la diversidad (con el primer lendakari no nacionalista en época democrática), pasando por la (comprensible) lucha por el respeto a su cultura frente a una dictadura que quería borrar sus señas de identidad.

No es muy descabellado pensar que dentro de tres generaciones el pueblo vasco decida su autodeterminación y escisión del pueblo español (una cultura milenaria, el trabajo de adoctrinamiento en las ikastolas y un sentimiento de mayoría, simple, nacionalista así lo permiten augurar). Si existe una mayoría aplastante que así lo demanda, habrá que aceptarlo siempre y cuando sea a través de unas vías pacíficas, consensuadas y bien enmarcadas (en el terreno legal, económico y político).

Es absurdo ir contra la corriente del mar. Dicho esto, a día de hoy cerca de la mitad del pueblo vasco se sienten españoles. Muchos de ellos (hablamos de una comunidad autónoma con poco más de dos millones de habitantes) han sufrido de manera más o menos directa la violencia de la violencia etarra. Y no vamos sólo a lo obvio: muertes, chantajes o desconfianza. Pensamos también en la abrasión moral que da el saber que no puedes expresar libremente tus opiniones de cómo deben-te gustaría que fueran las cosas.

Me parece bien (recelos al margen, expresados un poco más arriba), que los que antes daban cobertura moral o política a la violencia, puedan, una vez explicitado su rechazo frontal a la misma, defender sus ideas en los foros políticos; porque al fin y el cabo la política es ese arte del género humano, perfeccionado por los griegos con la democracia, que nos permite gestionar nuestras diferencias sin recurrir a la garrota y, al tiempo, gobernar de un modo pacífico y próspero nuestro destino como comunidad (no, mejor ahora obviaremos el desafío que supone esta crisis, que si no se nos enreda demasiado la madeja).

Si decimos sociedad vasca, enunciamos también a oleadas de gente de bien, que te trata con exquisita amabilidad cuando transitas por sus calles, sus bares o recintos. Elucidamos a gente con alma de exploradores que descubrieron e hicieron habitables muchos sitios en el otro mundo (algo que por ejemplo noté cuando Gus y Raquel nos sacaron de rueda en la escalada del Teide). Hablamos de personas nobles y fiables, gente que cocina como dios en la tierra, tipos afortunados por los ojos azules de su mar y el escote verde de sus montes, gente en suma emprendedora, trabajadora y cordial con una vena creativa y solvente a tener muy en cuenta en el mundo de la cultura.

Por eso, después de todo, uno recibe con alegría y calidez esta noticia. Porque ahí arriba existe material de sobra para edificar un futuro de reconciliación y normalidad política, donde haya espacio para la diversidad a la hora de pensar y sentir. Como debería ser natural en cualquier sitio. Como empieza a ser posible en el conjunto de la nación española. Como debería ser factible en cualquier lugar del planeta. La sociedad vasca, pues, está madurando. Y nosotros con ellos.

Ya no está con el yo-yo de la infancia decimonónica y empieza a dejar atrás la búsqueda del conflicto adolescente de finales del XX (yo tal y tú cuál, no te aguanto),  para dar un paso hacia la madurez (yo soy así, tú así, en esto congeniamos, en esto no, busquemos un acuerdo y, entretanto, vamos a hacernos la vida fácil). Quedan por masticar muchos días para curar heridas y entrelazar nuevas alianzas de convivencia y pacifismo.

Entretanto, hoy es un día para expresar nuestra rabia y desencanto por todo lo ocurrido hasta ahora. Pero también para mirar con cautela, serenidad y esperanza al futuro. Con un apartado especial para las víctimas: honor y memoria para todas ellas, y los cuerpos de seguridad del estado: gracias, desde el respeto y la admiración.

El sacrificio de ambos nos ha permitido vestirnos con la camiseta de un gigante de nuestra especie: Mahatma Gandhi: “la paz es el camino”. Hoy estrenamos ese puente en todo el país y en cierta manera es como si  la vida nos estuviera regalando una pequeña vida dentro de la que ya teníamos. Aprovechémosla.   

Pd: Gracias a ‘El Roto’ por la brillante viñeta que enmarca este artículo, con la que retrata el absurdo del terrorismo.

jueves, octubre 20, 2011

Cuando el agua se contagia de silencio


No sé cómo pintar.
Menos aún de entendimiento.
La ceguera es un asunto de almas.

Ella siente las mareas de sus pies.
Mientras, la noche habla con las invitaciones puestas.
Todo sucede como en el salón de un astronauta.

Un ejército de voces desfila en mis descansos.
 Pero el saxofón que fluye en tu vientre desvía el frío
y, por unos momentos, respiro un chorro de luz.

Mis autopistas baten un deseo profundo de quietud.
La arena desciende de tus dorados atrevimientos y
algo antiguo y abierto tintinea en mi invisible música.

Cómo te lentificas cuando la mañana toca tu perfil,
con esa boca tostada por la ronquera y el descanso.
Con esa insuperable demostración de placidez.

Tu alegría codifica algunos misterios de la belleza.
Hablo de algo rápido, rítmico y rasante,
consciente como un estornudo y profundo como un

despacio.

No sé cómo pintar.
Menos aún de entendimiento.
Todo sucede como en el salón de un astronauta. 

Los pies aparcados en la niebla 2.0


Los labios frescos de una camarera
y los acordes de un deseo sin paradas.
Los amigos, la cara de circunstancias,
y las risas que  nunca se agotaban.

El destino se convirtió en una repetición.
Ramiro imitó a los maestros zen
y dedicó las horas a no sentir.

Siempre con la compañía de JB
y los ojos vidriosos como una pecera.

Ramiro y el hambre de los fantasmas,
con esa ceniza compuesta de corazón.

Muchacho, el infierno no tiene prisa,
dice ahora a quien tiene el humor
de ponerle una lona o escuchar su historia.

La huida tiene excesos de animal.

Mientras, aguarda desordenado en el arcén,
con unos pocos espejos de cartón
y sus pies aparcados en la niebla. 

Manchado de inocencia



Recién llegado descansa el lomo en la selva urbana.
Te mira al fondo del vacío y te hace sentir sentido.
Hay algo amable en esa confianza inspirada.

Algo que conspira dentro de ti a favor de ese gato callejero. 

Collan


Habitar noches.
Despertar la carcajada.
Seducir nenas.

Luis B


(In)terior universo.
Rock and roll tranquilo.
(Con)fiable colega. 

Cabeza de acero



El acero es relativamente maleable.
El acero mejora las propiedades del hierro.
Aporta más resistencia y no puede ser forjado: hay que moldearlo.
En función de la temperatura, se puede contraer, dilatar o fundir.

Como la cabeza (y fibras) de Higuaín, Nadal o Gasol.
Gente que se ha hecho sufrimiento con el ‘más fuerte’.
Tipos con la cabeza de acero que han aprendido a fluir para…

Estirar el talento*.


*Talento: facilidad natural para inventar el
                                                                             acierto. 

viernes, octubre 14, 2011

La vida, a bocados


Orgullo del que elige.
Manos de violinista.
Cuerpo de estibador.
Mente de insatisfecho.

Las piernas imaginativas.
Sonrisas de irrepetible.
Memoria de vértigo.
Una noche, un tesoro.

Mezclados, pluriverso. 


Sequoia


Insolencia natural.
La elegancia impone.
Espaldas crujientes.

Reina húmeda.
Rascacielos rojizo.
Manos en espiral. 

miércoles, octubre 12, 2011

Lerus


Corazón nube.
Conquistar el bienestar.
Vivir es sentir. 

martes, octubre 11, 2011

Ron, coca cola y devastación

Un tipo greñudo y con barba de pocos amigos apura su ron con dedo de cola en mitad de un bar de toda la vida. Se le da conversación, ergo parece un parroquiano. Pero no uno de esos con los que la conversación parezca pueda ir lejos. Bebe y bebe. Y vuelve a beber, así hasta acabar cagándose en too cuando echan el cierre del bar.

Luego, camino de casa, para a mear. Y encuentra un club de alterne abierto. A partir de ahí, una chica bonita, un chulo con pintas y un jefe demasiado complaciente encenderán la mecha de una salvajada que es sólo el comienzo de una partitura cubierta de sugerencia. El primer cuarto de hora de ‘No habrá paz para los malvados’ es un golpe seco para todos los paladares. Uno de los mejores arranques que ha dado nuestro cine.

Después, la película se pone el traje de cine comprometido y transcribe el funcionamiento de la justicia española con pulso certero y detallismo verosímil. Tanto como para exponer con claridad las cloacas del sistema y enredarse en el ovillo de la falta de coordinación entre las diferentes agencias de protección ciudadana de nuestro país, mal universal por otra parte, pues está documentado que esa rémora (no compartir información crucial que se poseía) fue lo que posibilitó que los terroristas islámicos pudieran cuajar la masacre del 11 S también en Estados Unidos.

De incomunicación habla también la singladura de Santos Trinidad, el protagonista de esta cinta, un tipo que implosiona cada dos por tres. Tendente a la violencia psicológica y física, que difícilmente se aguanta a sí mismo, pero menos aún al mundo que le rodea. La presentación de este personaje es modélica, con dos o tres brochazos se nos transfieren una idea de su alma en ruinas. Luego, como sucede con los protagonistas más interesantes, el tipo se revela como un hombre con varias dimensiones; y es inevitable que más de un espectador le coja cariño.

A fin de cuentas, quién de nosotros no se ha visto acorralado por la vida en un momento u otro. El personaje de Trinidad ofrece el atractivo añadido de haber sido un tipo modélico en los comienzos de su carrera profesional, pero algo en él se torció  y esa esquina es parte del combustible de esta historia. La película triunfa porque dosifica muy bien la información y es un templo a la sugerencia. Habla de asuntos familiares (los desaparecidos, las drogas, el terrorismo islámico) pero lo hace desde una óptica diferente a la que estamos acostumbrados a consumir en los medios de comunicación.

El personaje de Santos Trinidad está magistralmente interpretado por José Coronado. El hace no tanto guaperas televisivo demuestra su lomo tatuado de vida en un ejercicio de economía gestual y grosería verbal que hace extrañamente familiar e inquietante al tipo que encarna.

La película confirma también el pulso de director magno de Enrique Urbizu, quien, a la manera de golear de Messi o (con perdón) de componer un discurso de Rubalcaba, parece tener lleno el depósito del talento para filtrar con trabajo (y un estupendo coguionista, Michel Gaztambide) la textura de historias muy concretas (casi íntimas) pero al tiempo universales, como también sucedía con la ‘La vida mancha’, una de esas películas colocadas en el panteón invisible de preferencias de más de un cinéfilo sin alergias por el celuloide que se compone en nuestro país.

Es verdad que ‘No habrá paz para los malvados’ (título por cierto extraído de la Biblia, que luce en la lapida de Erroll Flynt, aquella megaestrella de Hollywood)  arrastra un bajón de ritmo en el bloque central de la narración, que a veces peca de aséptica y que por momentos parece enredarse en un sedante llamado ‘anodino’.

Pero no todo es plomizo en esa fase de la historia, a medio camino entre el cine negro y el thriller policial. En ese punto de la arquitectura narrativa merece elogio propio el trabajo de Helena Miquel, la cantante de ‘De la Fe y las Flores Azules’, que compone un veraz personaje de jueza perfeccionista e implacable que probablemente poco tenga que ver con su historia personal. Además, por suerte, esa fatiga etérea de la que hablábamos un párrafo más arriba se esfuma en el tramo final de la historia.

La clave está en las palabras de gato insolente de Coronado cuando al fin encuentra la pista que estaba buscando: “rock and roll”. A partir de ahí, la historia cobra el ritmo trepidante de una buena canción de Los Suaves (Peligrosa María) o Barricada (Animal Caliente) y asistimos a una revisitación del género justicia y destrucción, que, ya se sabe, alcanzó sus cotas más altas con el tío Eastwood en Harry el sucio.

Harry el sucio a la española tampoco posee piedad y tiene aún menos cosas que perder. La gente empatiza (o tiene la puerta abierta a hacerlo) con él, porque todos alguna vez quisimos tirar por la calle de en medio y solucionar los problemas del mundo a golpe de cañonazos y mala hostia. Hay algo cómic y edificante en la manera de sellar su deuda con la vida en el tramo último de esta historia. Pero ya hemos desvelado suficientes detalles de este viaje al centro de la miseria de la condición humana.

Sin entrar en ningún desvelamiento, decir que el final de la historia ofrece cantidades importantes de poesía. Suficientes como para entender por qué necesitamos al cine como espejo de la realidad.

Budapest

Futuro magiar.
Vivida belleza.
Comerciar, cautivar.

Buda y Pest.
Menos gente que antes.
Estatuas profundas.

Baco

El extranjero.
Desnuda los más íntimos.
Locura ritual.

Balonmano



Sesenta lances.
Catorce gladiadores.
Gloria techada.

viernes, octubre 07, 2011

No tengo mucho que ofrecerte, Chet (2.0)


Las calle siempre sabe esperar.
Aquella bruma supuso el ritmo de

una dislocación.


Los hombros de Mary bailaban al
compás de un romance invisible.

Cómo no sentir esa caricia al aire
de los reactores de su cuerpo;

modulados y sinuosos como unas
alas camufladas bajo la piel.


La dislocación vino más tarde.

Exceso de noche, dijo Jimmy.
Qué más da.

Es el pago de un cuadrilátero de rosas.


Tocar la abundancia

hendir nuestro pan en el temblor.


Después, dondequiera que estuvieras,

un rastro divertido y agónico.


Tu cara, tus manos,
tu voz.

La trompeta.

A medio camino entre el olvido y el alma.


Soplar el viaje a la desaparición. 
Momentos, calma, mundo.


Sintiéndote vivido,

inmóvil,

con los ojos cerrados y
los

labios
blancos

en
la

niebla.

jueves, octubre 06, 2011

No tengo mucho que ofrecerte, Chet


La calle siempre sabe esperar.

Aquella bruma supuso el ritmo de

una dislocación.


Los hombros de Mary bailaban al
compás de un romance invisible.

Cómo no sentir esa caricia al aire

de los reactores de su cuerpo.


Modulados y sinuosos como unas
alas alumbradas bajo la piel.

La dislocación vino más tarde.

Exceso de neones, dijo Jimmy.

Qué más da.
Es el precio de un cuadrilátero de rosas.


Tocar la abundancia
hendir el pan nuestro en el temblor.


Después, dondequiera que estuvieras,
un rastro divertido y agónico.


Tu cara, tus manos, tu voz.
La trompeta.

A medio paso entre el olvido y el alma.


Sintiéndote vivido,

inmóvil,
con los ojos cerrados y los labios

blancos en la niebla.



Alemania, Francia, Inglaterra,
todas querían necesitar tu jaula.


El resto, viaje a la desaparición.   
El resto, escaleras de distancia.
El resto, momentos, calma, mundo.

miércoles, octubre 05, 2011

Pegasus

Corcel alado.
No me creo estas alas.
Besar olimpos.

martes, octubre 04, 2011

Vaslav Nijinski


Columpios secretos.
Plastilina del aire.
Despertar hogueras.

lunes, octubre 03, 2011

Sócrates

Preguntar es el camino.
Imaginación atlántica.
Preguntar es encontrar.

Manuel Preciado


Ruta de fútbol.
Pegar, ordenar, cortar.
Central de origen.

Vida de fútbol.
Afable y carismático.
El entrenador.

Respirar tácticas.
Extraer el fuego.
Elevar moral.

Guasa de máscara.
Inconformista dentro.
Luchar la vida.

'Hidrógeno' Higuaín


Búfalo con gol.
Mentalidad de roble. 
Hambre y destreza. 

Rania

Reina derroche.
Lujo, belleza y cambios.
Mejorar vidas.

Horizonte


El oxígeno.
La búsqueda, abierta.
Y la incógnita.