Las calle siempre sabe esperar.
Aquella
bruma supuso el ritmo de
una
dislocación.
Cómo
no sentir esa caricia al aire
de
los reactores de su cuerpo;
modulados
y sinuosos como unas
alas
camufladas bajo la piel.
Exceso
de noche, dijo Jimmy.
Qué
más da.
Es
el pago de un cuadrilátero de rosas.
hendir nuestro pan en el temblor.
un
rastro divertido y agónico.
La trompeta.
A
medio camino entre el olvido y el alma.
Momentos, calma, mundo.
inmóvil,
con
los ojos cerrados y
los
labios
blancos
en
la
niebla.
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