domingo, septiembre 30, 2012


La noche es un aprendizaje para el corazón



Caminar descalzo es acariciar el instinto



El deseo es una estrella con ganas de volver a casa



La nieve es una playa enamorada del frío



La confianza es una canción tocada en vivo



El libro es una televisión con olores



El yate es el coche de caballos del océano


La evolución es la artesanía de muchas equivocaciones



El melocotón es una manzana con el pelo rubio, la piel suave y (algo de) azúcar




Ciertas mujeres son la tarjeta de viaje del misterio 


sábado, septiembre 29, 2012

Estoy esperado

la ruta que conduce al encuentro de uno en todo, de todo en uno; acercarse a la plenitud del momento



El Mar Caribe sabe cómo pintarse la sugerencia


viernes, septiembre 28, 2012

La lluvia es una ducha sugerente, salvaje y móvil

jueves, septiembre 27, 2012

El optimismo es una alegría que ha echado raíces

lunes, septiembre 24, 2012

La diferencia está en la pasión que pones


¿Por qué se tiene más simpatía a esas personas que son capaces disfrutar en los márgenes de la realidad? ¿Por qué algunos clubes se parecen a ese amigo diferente que hace de la contra-broma un arte? ¿En qué estantería colocas la humildad y la cercanía? El carisma, ese meteoro intangible que rodea a algunas personas, descansa en esta pieza de vídeo, cortesía de Canal Plus. El programa se llama ‘Club de fútbol’, la pieza aquí expuesta está dedicada al CD Espanyol, y está presentado por un buen amigo de la universidad: Víctor Gallo.

Difícil imaginar un presentador más apropiado para un programa que quiere acercar la realidad cotidiana de los clubes de fútbol. Víctor es obrero y elegante en el mismo trazo. Se forjó como narrador de partidos y ‘chico para lo que haga falta’ en Radio Getafe. Luego depuró su arte en Globo FM (donde también fue capaz de capaz de reinventarse como hombre orquesta, a él, que no le gusta mandar, pero sí tratar con la gente). El caso es que aterrizó en Canal + con muchas horas de vuelo. Algo así como si colocaras a Basquiat delante de una pared en blanco, con un cheque de colores al lado.

Durante muchos años, Víctor formó una pareja única con Óscar Cortina en Globo FM. Uno ponía la precisión entusiasta en la narración y el otro un toque irreverente y divertido para matizar jugadas o entrevistar al que hiciera falta (daba igual que le tiraran cubos de agua o que los guardias de seguridad le quisieran obsequiar con caricias varias). La gente que ama al Getafe vivió aquellos años, en la primera década de este siglo, con altas dosis de pasión y emoción, las que ponían nuestros amigos en el relato de las hazañas azulonas.

La otra noche tuve la suerte de ver este documental con una mirada de agradecimiento y de nostalgia. Agradecimiento porque gracias a este programa uno comprende la magia que desprende un equipo como el Espanyol, que hace de la diferencia un arte, del trabajo una admiración y del sentimiento una bandera.  Nostalgia porque ya no veo a mis dos colegas en una redacción atestada de papeles y entusiasmo. También porque ya no podemos comentar los partidos del Fuenla en antena. Da igual, lo importa se queda grabado en la emoción, como la que uno siente cuando ve a Pochettino dejarse las pestañas para dar empuje al equipo de su vida mientras trata con amabilidad (esa excentricidad de nuestro tiempo) al reportero.

Ahora que cumplimos la quinta jornada de esta liga y que los periquitos navegan en el Infierno da Dante les quería enviar mis mejores vuelos desde esta bitácora. Lo mismo que para mis colegas, gente que hace del deporte algo digno de ser celebrado. 


El futuro es compartir y desarrollar lo mejor que tenemos ahora


Los pasos, la elegancia

La mirada de Sofia Loren, la piel de un mustang o la serenidad de un perro labrador

martes, septiembre 18, 2012

África

Honor antiguo.
Latido de plenitud.
Autenticidad.

Moradillo, Aranda, las fiestas, lo esencial

Paz artesana.
Alegría antigua.
Bodegas amables.
Complicidad amplia.
Embalses de sol.

Estómago

Timbre del desapego.
Salón de las emociones.
Calor intuitivo.

viernes, septiembre 14, 2012

El naranja es la madurez del rojo


La multiplicación es una suma con estudios


El cielo es un espectáculo al que le gusta pasar desapercibido


El lápiz es un nostálgico de la edad de piedra


Si te gusta comer, te gusta vivir


lunes, septiembre 10, 2012


El karma es (puede ser) la cuenta corriente de armonía que el universo abre a nuestro favor cuando somos capaces de darnos al otro como si de nosotros mismos se tratara


domingo, septiembre 09, 2012

Una reconciliación con la dejadez y la impaciencia


Algunos viajes tienen algo de betadine espiritual. Más si uno tiene la suerte de realizarlo con buenos amigos: Aurora (Auro a partir de ahora) y Rubén (Rubens), más una amiga de ellos, Cristina (Cris). El escenario de ese viaje interior ha sido el sur de Italia, uno de esos sitios sobradamente preparados para enloquecer a aprensivos y maniáticos de la limpieza.

La aprensividad se puede disparar fácilmente (lo de la mafia lo dejamos para otro día) con el estilo ‘no hay huevos’ con el que napolitanos en particular y sureños italianos en general manejan sus machinas (coches en italiano) y motos. La pereza para limpiar (o para gestionar ese asunto con un mínimo de competencia) parece ser un debe general de Roma para abajo, porque en la ciudad del Coliseo el corazón también se te cae a los tobillos cuando compruebas con estupor que un cartón de pizza puede hacer de alfombra a una escultura con más edad que la religión cristiana…

Bueno, hechas estas salvedades puñeteras, toca hablar bien de este lugar del mundo. Y no precisamente por compromiso. En el sur de Italia uno se reconcilia con la vida sin aditivos, sin capas de pintura de civismo o cortesías de cartón piedra. Napoles es una balada gastada, también un sitio donde el arte hiperrealista se reinventa con líneas de ropa rubricando coloristas y divertidas muestras de creación cotidiana. Espontáneo también es el carácter del napolitano, un tipo al que le encanta hablar contigo (no descarto que la presencia de dos mujeres en nuestra expedición estimulara esa simpatía). 

Por ejemplo, en un restaurante, cuando la medianoche estaba quitándose las zapatillas, un amistoso lugareño nos arrastró a una charla con sus hijas adolescentes (de origen semi-colombiano)que acabó derivando en palabras sobre arquitectura, cine italiano y lugares recomendables de nuestro periplo.

El viaje dejó unas cuantas anécdotas muy divertidas, toneladas de música diversa (tanto como meter en una misma batidora a un baladista romántico y a un trepamuros de la canción punk) y una querencia por el mar (hoy Mediterráneo, mañana Tirreno, pasado Adriático) bastante comprensible debido al calor tropical, a veces con homenajes al mismísimo Sáhara, que nos tocó aguantar en varias mañanas de sol poco misericorde.

 Esos momentos en el agua fueron todo un homenaje a la risa, el juego y el pique competitivo (no siempre sano, para que nos vamos a engañar), con una minipelota (tres euros la pieza, oiga) como hilo condctor. La punta de la bota tiene una fijación que descorazona por privatizar algunas de sus palayas y anegarlas de casetas que conforman algo así como el manual de buenas maneras de cómo afear el litoral. Pero al mismo tiempo uno nunca ha contemplado unas puestas de sol tan fascinantes como las de Sicilia o diversos puntos de Regio Calabria.

Esta parte de Italia cautiva por la espontaneidad de su gente, por su cercanía. También por la filosofía vitalista que impregna sus existencias. En cuanto al apartado gastronómico, digamos que su catálogo de opciones no es las mil y una noches del buen yantar, pero lo que te ofrecen (pizza y diversos tipos de pasta) está muy rico y servido a un precio más que razonable. Particularmente, me quedo con los gnocchi. Muy sabrosos (por lo que he averiguado es la única ‘pasta’ del mundo hecha con patata), sobre todo con salsa de pomodoro (tomate en italiano) y digestivos. 

La mayoría de las ciudades que visitamos tienen una historia de enciclopedia, impresiona pensar que la mayoría de ellas dejaron su esplendor hace muchos escalones atrás en la historia. La mayoría estuvieron más poblados hace décadas, cuando no siglos y algunos lugares, como Siracusa, eran puertos-estado que marcaban la tendencia en el litoral mediterráneo. Por norma general, los pueblos de la costa almafitana son un homenaje al encanto de lo pequeño y distinguido.

El viaje también ofreció la oportunidad de visitar algunos lugares de la mitología antigua (Pompeya) y contemporánea (Corleone). De la patria chica de Don Vito ya hablaremos con más detalle en otro artículo; respecto a Pompeya, estremece su historia. Un lugar próspero al que, de un día para otro, aniquila lo que parecía un apacible monte alfombrado de flores. La historia de los humanos disecados por la ceniza del Vesubio timbra la curiosidad, pero una vez en las ruinas de la villa romana escasea su presencia y acabas abrumado por un laberinto de canales donde el sol imprime una huella que parece homenajear a la amenaza latente de un monstruo que puede volver a despertar en cualquier momento.

Desde luego, lo que este lugar del mundo ha despertado en nosotros ha sido admiración. Es un lugar donde la gente pasa de altas aspiraciones y de deja guiar por el instinto. Para vivir, para reír (con carcajadas de cómic), para dejar, en suma, que las cosas sagradas fluyan en un caudal de abandono que te deja descolocado y que al mismo tiempo te enciende, porque esa dejadez se ve compensada por una impaciencia para conducir, para hablar, para nadar, para correr, como si la vida mereciera ser equilibrada en una mezcla imposible de pasión y calma. 

Autora de la foto: Aurora Moreno

Bari y la imaginación del cambio


Bari es la respuesta para los que dejaron de creer en la armonía italiana.
Calles limpias como una declaración de admiración
y catedrales modelo Nicole Kidaman (tan blancas, tan altas, tan elegantes).
En Bari hasta los castillos parecen concebidos por la simetría.

Bari es también un hombre calvo, con la barriga de buda,
pescando a pleno sol mientras descuida el sándwich y
le contagia la meditación a la cámara de fluidez azul.

Bari es el miedo a que todo tenga un final.
El cambio nunca tuvo buena prensa, parece decirnos
el golferas de Antonio Cassano, baressi de pura cepa,
y genio extemporáneo del regate en sus ratos libres.

Bari es también una borrachera de luz,
una loca carcajada de “aún estoy aquí”. 

sábado, septiembre 08, 2012

La radio es un prisma de compañía modulada

jueves, septiembre 06, 2012


El rato de esta mañana de nado es el sueño plácido de esta noche



El sol es el lápiz de color naranja (o marrón, depende de la textura del ‘folio’) de nuestra piel





El garaje de un bloque urbano es la habitación de albergue que muchos coches agradecen



Un rato de piscina ahora son las calabazas del mañana a la aspirina


miércoles, septiembre 05, 2012

Las consecuencias no estar confuso


Hay algo sin sol
en los canales de una ciudad con dejadez.
Las frutas exhiben su sensualidad
y los hombres del otro sueño bromean
cuando le perdonan la desidia a las cartas.

Palermo tiene mal aspecto, pero también tiene sus momentos.

Algunas de sus exclamaciones (conocidas como iglesias)
convocan la piel y los duendes.
Además, claro, del respeto.
Una oración también puede ser una caja de cerillas.

Su vestido es de fuego y declive, como de nostalgia ficción.
Sus edificios tienen algo elegante,
como de mezcla,
dormitorios árabes, salones normandos,
iglesias barrocas y teatros…Nuevamente clásicos.

(Normandos,
insatisfechos del norte,
ganaderos primigenios,
expertos navegantes,
ligeros y resistentes…barcos)

Su noche tiene algo de marítimo diapasón.

Fabio nos concede palco preferente en su
estadio portátil (de color rosa, nadie es perfecto).

El tipo se ríe con el pique de un indio y un vikingo
(los normandos nunca se fueron del todo).
Cuando las velas se están apagando,
Di María nos recuerda el arte de creer.

Algunas lunas después, la fe se canjeará por unos cuantos besos con Cibeles. 

(Fotografía de Aurora Moreno)

La mirada (algunas miradas) es una pregunta con ganas de pregunta


El cansancio es el amante secreto del trabajo bien hecho




Los profesores (algunos profesores) son los enviados especiales del desencanto adulto



Para Zinedine Zidane, la pelota es una baraja de cartas, para nosotros esa baraja fluye con elegancia y misterio



El delfín es un entusiasta que intuye que una metáfora sentida equivale a una generosa ración de pescado



La buena suerte es una chispa que espera su oportunidad al otro lado de la orilla del atrevimiento (y la dedicación)





El traje y la corbata es la buena educación del cuerpo, aunque es inevitable que haya quien prefiera su espontaneidad (una sonrisa, unas cholas, unos pantalones cansados de bajar)



tu desnudez es un paraíso con pistas




El MP3 es la banda sonora personal de algunos inversores en sordera



El frío polar de algunos días de enero es el mejor ‘lobbista’ de una satisfactoria vida casera


Palmera de chocolate


La tentadora.
La más sabrosa, dulce.
Dedos de cacao. 



El kiwi es un sabroso banco de pruebas a favor de la vulva femenina


martes, septiembre 04, 2012

Silencio


Cosenza tiene la piel seca.
El silencio es una intuición universal.
El tacto, la nostalgia, la ausencia.

El gallo se adelanta, vencido, y
señor perro, más tabernario, se lía puñetazos,
los tipos de esa silla dirían que ladridos.

La habitación es un palacio ausente.
Casi tan vacío como un actor sin guión.
Mientras, las estrellas buscan echarle el lazo a un
soldador.

Soñador como sinónimo de muy lejos de ahí.
Por esta vez, como una barrera: incapaz de cortejar al momento.
No al menos con la plenitud plenipotenciaria plenitud de los que hacen un todo.

Tanto todo para tanto uno.
Demasiado todo para tanto uno.
Al menos por esta vez.

 Apaga la luz,
esa que no aparece en la furia,
y acaricia la piedra.

Apenas los coches apenas se atreven a respirar.
Consenza, después de todo, es una ilusión menos.

Inclina la tristeza,
perdona el techo
y agradece el horizonte.

El silencio es una intuición universal. 


(Imagen de Vicenzo Covelli)

El eco es un viajero pétalo de agua



La palabra es una decisión de arder en otro vuelo


de madrugada


el dolor traspasa, el humo se estira, el baile se derrama