¿Por qué se tiene más simpatía a esas personas que son
capaces disfrutar en los márgenes de la realidad? ¿Por qué algunos clubes se
parecen a ese amigo diferente que hace de la contra-broma un arte? ¿En qué
estantería colocas la humildad y la cercanía? El carisma, ese meteoro intangible
que rodea a algunas personas, descansa en esta pieza de vídeo, cortesía de
Canal Plus. El programa se llama ‘Club de fútbol’, la pieza aquí expuesta está
dedicada al CD Espanyol, y está presentado por un buen amigo de la universidad:
Víctor Gallo.
Difícil imaginar un presentador más apropiado para un
programa que quiere acercar la realidad cotidiana de los clubes de fútbol.
Víctor es obrero y elegante en el mismo trazo. Se forjó como narrador de partidos y ‘chico
para lo que haga falta’ en Radio
Getafe. Luego depuró su arte en Globo FM (donde también fue capaz de capaz de
reinventarse como hombre orquesta, a él, que no le gusta mandar, pero sí tratar
con la gente). El caso es que aterrizó en Canal + con muchas horas de vuelo.
Algo así como si colocaras a Basquiat delante de una pared en blanco, con un
cheque de colores al lado.
Durante muchos años, Víctor formó una pareja única con Óscar Cortina en Globo FM. Uno ponía la precisión entusiasta en la narración y el otro un toque irreverente y divertido para matizar jugadas o entrevistar al que hiciera falta (daba igual que le tiraran cubos de agua o que los guardias de seguridad le quisieran obsequiar con caricias varias). La gente que ama al Getafe vivió aquellos años, en la primera década de este siglo, con altas dosis de pasión y emoción, las que ponían nuestros amigos en el relato de las hazañas azulonas.
La otra noche tuve la suerte de ver este documental con una
mirada de agradecimiento y de nostalgia. Agradecimiento porque gracias a este
programa uno comprende la magia que desprende un equipo como el Espanyol, que
hace de la diferencia un arte, del trabajo una admiración y del sentimiento una
bandera. Nostalgia porque ya no veo a
mis dos colegas en una redacción atestada de papeles y entusiasmo. También porque
ya no podemos comentar los partidos del Fuenla en antena. Da igual, lo importa
se queda grabado en la emoción, como la que uno siente cuando ve a Pochettino
dejarse las pestañas para dar empuje al equipo de su vida mientras trata con
amabilidad (esa excentricidad de nuestro tiempo) al reportero.
Ahora que cumplimos la quinta jornada de esta liga y que los
periquitos navegan en el Infierno da Dante les quería enviar mis mejores vuelos desde esta bitácora. Lo mismo que para mis colegas, gente que hace del deporte
algo digno de ser celebrado.
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