miércoles, septiembre 05, 2012

Las consecuencias no estar confuso


Hay algo sin sol
en los canales de una ciudad con dejadez.
Las frutas exhiben su sensualidad
y los hombres del otro sueño bromean
cuando le perdonan la desidia a las cartas.

Palermo tiene mal aspecto, pero también tiene sus momentos.

Algunas de sus exclamaciones (conocidas como iglesias)
convocan la piel y los duendes.
Además, claro, del respeto.
Una oración también puede ser una caja de cerillas.

Su vestido es de fuego y declive, como de nostalgia ficción.
Sus edificios tienen algo elegante,
como de mezcla,
dormitorios árabes, salones normandos,
iglesias barrocas y teatros…Nuevamente clásicos.

(Normandos,
insatisfechos del norte,
ganaderos primigenios,
expertos navegantes,
ligeros y resistentes…barcos)

Su noche tiene algo de marítimo diapasón.

Fabio nos concede palco preferente en su
estadio portátil (de color rosa, nadie es perfecto).

El tipo se ríe con el pique de un indio y un vikingo
(los normandos nunca se fueron del todo).
Cuando las velas se están apagando,
Di María nos recuerda el arte de creer.

Algunas lunas después, la fe se canjeará por unos cuantos besos con Cibeles. 

(Fotografía de Aurora Moreno)

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