martes, agosto 15, 2006

Relajación


Hemos comprado
fotografiado
comprado
decenas de postales.

Instantes de perfume
para embellecer el
atrevimiento.
Pero al final
las mejores postales
surgen de
las palabras que escoge
la memoria
para marcar indelebles las
sensaciones
de un sitio, un momento.

Lo incierto es que el océano desparramó
una parte significativa
de su
relajación
en Montevideo.

Podría glosar sus movimientos calmos,
olvidarme en la melancolía que se inventa
en el lago del parque o
desmayarme en su playa de permanentes
indecisiones.

Qué se yo.
La alegre derrota
que se vive en sus calles
o el tropical movimiento
de sus negros al aspirar mate.

Pero para mi
Montevideo es, fue,
será
una chica que te inventa
mientras envuelve unas
historias
con sus lujosas uñas azules color rebeldía serena.

Es su manera de decorar silencios
con sonrisas,
de reirle los
escepticismos
al compañero lo que
ya no podré sacar de mi sonrisa.

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