viernes, agosto 04, 2006

La piel azul de la isla


¿Qué quieres mi niño? Toda la vida escuchando una melodía de voz y su correspondiente sonrisa. Enciendes tu idea terrenal del paraíso. Lástima circulen cada vez más coches y malos humores. En la isla de los primeros canes las cosas suceden con su propio ritmo. Y la belleza es un continuo desfile. Basta con mirar a la mesa de al lado. Piel de bronce y una camisa a medio abrir, con sus copos de nieve descendiendo en pleno agosto. Detrás de ella unas relucientes gafas de sol que provocan tu prometedora duda. Me está mirando. Sí, me está mirando. No tengo nervios. No al menos los mismos que sentía antes. Su boca esboza una media sonrisa colmada quizá de malicia. A lo mejor su magnetismo funciona por contraste. Aquí las mujeres te abordan por la calle, de una manera involuntaria, pero no puedes permanecer ajeno a toda esa esbelta piel declamando algo salvaje y hermoso. Siempre es más fácil la anécdota.

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