jueves, marzo 03, 2011

La barba y el carácter


La vendedora de oxígeno le
miro con una cálida extrañeza.

¿De donde vienes? Dijeron sus manos.
Barbado encajó su espalda en la cazadora
y ofreció una sonrisa por todo diálogo.

La barba empezó por velocidad.
Luego la gente del teatro aprobó el gesto.
Había algo reconcentrado en su manera de
gobernar almas.

Una secreta independencia de todo lo que no fuese
su oficio.
Encontraba paz con sus amigos de toda la vida.
El placer se filtraba cuando mezclaba su conciencia
con las palabras de otros hombres de tormenta y predestinación.

Aunque lo mejor, lo indefinible, se sentaba enfrente suyo esa noche.

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