jueves, septiembre 02, 2010

Material para mejorar este rincón de la lucha


Algunas veces la gente me pregunta que para que sirve escribir. A fin de cuentas, hay cosas que sólo puedes cambiar con la acción de tus manos. Puede que en más de un caso tengan razón. Pero a veces las palabras funcionan como refuerzo de lo bueno y los buenos que te encuentras en el camino. Esta ventana va dedicada para Sonia&Raulón, una de esas parejas por las que merece la pena sentirse orgulloso de vivir en este rincón de la lucha.

Sonia es una de esas personas que te aportan confianza desde el primer momento en el que la conoces. Es divertida, curiosa y una excelente conversadora. Aunque lo mejor de su personalidad descansa en su calidad como ser humano. Tiene un corazón tan magno que le chispean los ojos. Con ella viviendo aquí todo parece más seguro y alegre.

Dedica su energía a mejorar la vida de gente que, por uno u otro motivo, lo tiene más difícil que nosotros. También podría hablar de su mirada, tan filtrada y hermosa que parece pensada para inspirar a los hombres lobo del romanticismo. Pero mejor no continuaremos por ese camino, porque su novio es lo más parecido que hay un jugador de rugby en la vida civil y queremos conservar los huesos y, por decirlo todo, la buena amistad que nos une a él.

Raulón es uno de esos tipos que hace que la vida funcione como un tren cadencioso, fiable y puntual. La metáfora proviene de su modo de vida, pero funciona en múltiples ámbitos: una aventura burgalesa, las avenidas valencianas, una fiesta con los colegas o un viaje de Cuba. Hombre irrompible lo llaman las hechiceras de la montaña oriental. Las manos de nuestro protagonista son poderosas y delicadas, de piedra y música. Si usted, señora, quiere un manitas en casa, éste es su hombre.

Lo mismo resuelve a un lavabo su osteoporosis, que pone guapa a una pared con el color que mejor le sienta o te instala el último mobiliario que más convence de IKEA. Rulo venera el boxeo porque sabe que en este viaje hay que fajarse y estar dispuesto a moverse para conseguir lo que se quiere, respirar cuando la situación se pone tensa y partirse la cara por las cosas y la gente que merecen la pena.

Es un lord inglés guardado en el cuerpo de un levantador de piedras vasco. Es amable, organizado y divertido; a veces incorrecto y a menudo con las ideas claras. Puede que no sea el delantero más sutil, pero cuando lo tienes en tu equipo sabes que la lucha y la dignidad nunca faltarán y que dejarás el partido con la cabeza bien alta.

Así es mi colega. El mismo que no duda un instante cuando se trata de ayudar a su amigo poeta para impulsar su quimera de publicar sus versos. Mucha dedicación, un cerro de hojas y unos cuantas viajes están ahí para demostrarlo. Algo parecido hubiese pasado con Sonia, que también se ofreció para alentar el sueño.

Aunque lo que más me cautiva de esta pareja de amigos es su generosidad. Un desprendimiento que se plasma en detalles como su tacto para invitarme a su fiesta. Puede que no hubiésemos compartido muchas horas de vuelo. Pero eso no fue problema para que me hicieran un hueco en su lumbre. Algunas complicidades son resistentes a la falta de tiempo.

La foto que ilustra este agradecimiento habla por sí sola. Los novios dibujando el beso perfecto y la gente completando el aura a su alrededor: relajada, divertida, entregada. Es lo que sucede cuando se juntan dos almas que merecen la aventura.

También la inspiración. Enhorabuena, chicos, por estos primeros meses de entrelazados. Seguro que en ese bloque que habéis domesticado con colegas y trabajo os sobreviene esa felicidad de la que hablaba el bebedor de mate uruguayo. Esa en la que un día te sientes en plenitud sin mover un músculo, abarrotado de gratificación sólo con sentir la calidez de la cabeza de la persona a la que amas escondida en tu vientre. Así, mientras bromeáis esa película cuya mediocridad queda redimida por vuestro sentido del humor.

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