lunes, julio 12, 2010

El sufrimiento, la euforia, los amigos y el misterio


Algunas noches merecen ser tatuadas en la memoria. Este domingo Iniesta hizo realidad una porción importante de nuestros sueños y marcó el gol que nos hace campeones del mundo. Es difícil explicar la cantidad de recuerdos que me venían a la memoria mientras contemplábamos el partido en casa de María&Antonio.

Recordé por ejemplo el mundial de México 86, el primero del que guardo conciencia. Evoqué la ilusión con la que ví junto a mi padre aquellos partidos. Los nervios y la expectación. Recuerdo a un pequeño con gafas y mucha ilusión, enfundado en una roja de la época. La vibración con la que vivimos el primer encuentro contra Brasil. El gol fantasma de Michel y la decepción por aquel gol de Sócrates. Luego vinieron las victorias contra Irlanda del Norte (ay esa manía de tropezarte, Zubi) y Argelia (por qué hoy día Calderé nos parece tan ajeno a nuestro tiempo, con su bigote de maquinista y el pelo desmadejado).

Después, el éxtasis contra Dinamarca, con el Buitre disfrazado de Romario. Y la decepción tamaño agujero negro contra Bélgica en los malditos penales (un abrazo Eze). De aquella época recuerdo con intensidad el sabor del pulpo a la gallega, los paseos por la playa de Bueu y el ritual de ir a comprar los Don Balón a una librería de Pontevedra. Estampas asociadas todas con mi padre, que me guiaba en la afición al fútbol y me hablaba de la prehistoria, cuando los jugadores competían como soldados y un tal Telmo Zarra nos puso en el mapa con su inolvidable gol a Inglaterra.

Juraría incluso que en alguna ocasión evocaba (frisando la parodia) la narración de aquel tanto de Zarra en la voz de Matías Prats padre. Por aquel tiempo mi padre tenía 11 años y soñaba fútbol con una gigantesca radio colectiva. Cuando ganamos ayer me acordé de él y me pareció si cabe más emocionante la dedicatoria de Iniesta al prematuramente fallecido Daniel Jarque. Como dice el gran Luis Martín, las personas mueren dos veces; una cuando se les para el corazón y otra cuando perdemos su memoria. Quizá por eso me gusta el fútbol, por cómo me conecta con mi pasado. También con mi presente.

El partido fue tenso, brusco, trabado. Con las dosis justas de emoción, alternativa y dramatismo. La épica corrió a cargo de ‘repartidor de caramelos’ Iniesta. La jugada es un guiño al buen gusto. Por eso este mediodía veíamos a algún guiri celebrando el triunfo español en Trafalgar Square como si fuera su propia selección. Porque esta España es el equivalente a lo que para nosotros fue la Holanda del 88, para nuestros padres el Brasil del 70 o para nuestros abuelos la Hungría del 58: un emblema del buen gusto. El equipo de los cracks. El grupo de los jugones que administran con elegancia y grandeza las lujosas posibilidades de su juego. La selección que enamora.

Podíamos hablar de la incompetencia del árbitro o de la agresividad de los jugadores holandeses, pero esa opción sería concederles un protagonismo que nos e ganaron en el terreno de juego. Por eso prefiero fijarme en los que para mi fueron los verdaderos protagonistas de la noche.

En primer lugar, mencionaré a nuestra selección. Por la belleza de su estilo y el compromiso que han demostrado sus jugadores. Por el magnetismo de su juego y la calidad de sus relaciones humanas en un entorno laboral que rebosa presión. Por suerte, este grupo nunca ha perdido de perspectiva la verdadera naturaleza del fútbol: un juego.

Señalaré su función espejo social: esto sale mejor si nos asociamos y potenciamos las virtudes de cada uno, aparcando los egos, al menos mientras trabajemos. También su cualidad como modelo social, ya que sus actitudes y sus discursos entrelazan valores como compromiso, humildad, paciencia, serenidad, ética de trabajo, persistencia y confianza. Autoconfianza. Difícil no sentirse identificado con ese eje positivo.

También merece la pena poner la lupa en algunos nombres propios. A la cabeza de todos, Vicente del Bosque. El hijo del ferroviario republicano ha ofrecido una lección continua de sensatez, elegancia y serenidad. También de coherencia, virtud muy complicada de conjugar cuando tienes todos los focos fiscalizando tu trabajo. Aparte de por su liderazgo humano, Don Vicente merece admiración en este mundial por la buena lectura que ha hecho de los partidos. Por la elección del doble pivote, formado por Busquets y Xabi Alonso, que ha dado estructura, orden y equilibrio al equipo.

También acertó el día de Portugal con la inclusión de Llorente como referente ofensivo. Qué decir de la actuación de Pedrito en semifinales, la estrategia en el gol de Puyol contra los alemanes (casi le sale también ayer a Ramos) y el cambio a favor de Cesc en la final de ayer, cuando el chico de Arenys del Mar fue clave con su gran pase a Iniesta.

Si hablamos de jugadores, uno mencionaría los reflejos de superhéroe de Casillas, la consistencia de Puyol, la elegante salida de balón de Piqué y el afán indómito y aventurero de Ramos, si nos referimos a la retaguardia. En la medular, honor para el metrónomo Busquets, los cambios de orientación de juego de Xabi Alonso (¿quién se acuerda de Schuster?), el toque de Xavi y la clase de Inesta. Arriba, Villa ha afinado su puntería como pocas veces y cuando no le han salido las cosas ha demostrado que pertenece a una estirpe de mineros; incansable en la búsqueda de un halo de luz.

Me lo ha pasado teta viendo a esta selección. Ha habido gente crítica con el tono medio de nuestro juego. Pero son quejas de nuevos ricos. Viniendo de donde venimos, creo que podemos sentirnos muy orgullosos por la madurez competitiva de este grupo, con registros diversos para ser solventes en la mayor parte de las facetas del juego. El tanto de Iniesta, iniciado con un taconazo que seguramente despertó la nostalgia de Sócrates, fue una perfecta sincronía de velocidad, imaginación, talento y definición.

En casa de Chiki lo celebramos a lo grande (gracias por la generosidad, amigos), con abundancia de gritos y ‘bollos’ humanos. Aunque, para ser sincero, casi celebramos más el beso de Casillas a la señorita Carbonero. Grande Iker. Imagino que el maestro Montes se estaba deshuevando desde su cielo. “Jugoooooón”-, debió exclamar, “Damiel, Casillas pertenece al club de se dejaba llevar!” Así de predecibles somos los humanos. El juego siempre nos llama. Pero antes o después nos puede la vena sentimental.

Después, Luigi tuvo el detallazo de llevarme (con el estómago lleno de aquarius y medianoches, cortesía de mis generosos anfitriones) hasta las faldas de Alcalá. Allí me fundí en un gran abrazo con Javi Gayo primero y luego con Roy Keane, alias Davide, que ayer, una vez más, cantó las canciones alternatas a pleno pulmón, mientras besaba el escudo de la roja como si lo fueran a prohibir.

Ya dentro de una de las cuevas del lugar, nos asociamos con mis locos bajitos favoritos (Collan, alias ‘The Special One’ y Lerus) y la noche se convirtió en un espectáculo de copas, amistad, bromas y…Bailes con piel. Pero eso, amigos, ya lo contaremos otro día con la incitación que merece la aventura.

Viva España. Viva la madre que te parió. Estamos en el cielo. Riesgo y altura, gracias por poneros de nuestra parte esta vez. Os perdonamos las viejas afrentas del destino. Vamos carajo. Vivan las gargantas gastadas. Honor a la Hispania del XXI.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Fui el primero en criticarle y no seré el último en alabarle: Grande Don Vicente Del Bosque.
Y grande Peter. Estupenda crónica.
¡¡¡Viva España!!!

zerep79 dijo...

Sensacional post crack, al nivel de la hazaña conquistada. Un abrazo y VIVA ESPAÑA!!!!!!!!!

Rubens dijo...

Magnífica la comparación entre los críticos con esta selección y los nuevos ricos (sólo un genio de tu talle intelectual... y tal vez Pepe Reina con un micrófono... podría expresar tan bien lo que sentimos el domingo!

Jugooooooooooooónnnn!

Pedro Fernaud Quintana dijo...

Muchas gracias LJ. Errar en la crítica lo hacemos todos. Lo difícil es reconocer cuando uno se equivoca, así que grande LJ y grande la rojaaaaaaaaa.

Molto grazie Frappy. Viva Españaaaaaaaaaaaaa!

jajajajaja, grande Rubens, grazie, viva Reina y la expresividad de los carismáticos de la tribu.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Genial la primera parte de la historia :) Alguien debe estar muy feliz allí arriba...

Pedro Fernaud Quintana dijo...

Muchas gracias anónimo, eso espero...