martes, noviembre 28, 2006

Deshecho


Al sur de Madrid existe un lugar donde pintar en las paredes es un síntoma de buen gusto. Un viejo bohemio camina por sus calles y se encuentra esto. Está lleno de rabia, natural. Pero también de insinuación. Y terror. Dicen es un homenaje al Guernica, plasmación inmortal del horror, mayor legado de Picasso. El veterano coleccionista de belleza se detiene, contiene el escalofrío. Difícil control. Una mano de sangre (no hace falta inventar) está a punto de sepultarlo. No encogerse no puede con tantas caras deshechas. El coleccionista es ahora un coleccionista de muertes. Quizá no se hayan extinguido. Su cuerpo aúlla. Pero casi todas las fibras emocionales han estallado. No les pidas empuje. Hay algo roto creciendo en el ambiente. El surtidor de gasolina sigue inyectando sangre en el bebé. ¿Dónde está la luz? Sangre nos sobra. Caretas para olvidar también. Pero en el centro del mar hay una mujer. Está flotando. El cuerpo tensado y los labios sellados. Busca el cielo porque sus ojos buscan al bebé. Si aguanta, tendremos una oportunidad. Pero quién aguanta sin vida. Tiene lagrimas. Dignidad. Un misterio invencible que funciona desde milenios. Y emerge, emerge de la sangre, su grito es el nuestro. Y, nadie sabe como, pero habrá oportunidad. Nadie sabe como pero el color se filtra en alguna avenida de Leganés, a través del tubo de luz de Suso 33.

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