Haikus, liras, sonetos, submarinismo emocional...cine, series, baloncesto y algo de literatura; arrebatos y destellos para darle arraigo a la posibilidad. Lo mejor está por venir. A través de esa idea, vivo, disfruto y ordeno la realidad, que construimos juntos cada día :-). Un blog de Pedro Fernaud Quintana
lunes, abril 05, 2010
Un cuarteto de películas sobre las que rotar en esta cartelera
Ahora que las productoras americanas amenazan con retirarse del ruedo ibérico, dada nuestra genética pasión por copiar lo que no está en la imaginación, merece la pena reivindicar la magia de encerrarte en una sala sombras para beber historias y sumergirte en ellas multiplicando así las sensaciones que contienen.
Últimamente he tenido bastante suerte en las visitas a lo más novedoso que se proyecta en nuestros cines. Haremos el repaso en sentido cronológico. La primera película que merece recomendación se llama ‘El mal ajeno’ y es la ópera prima de Óskar Santos, un director vasco que aparte de ser buen amigo de Amenábar (le produce la película), tiene su reputación como cortometrajista y aquí demuestra buena mano en la construcción de personajes y el manejo del tempo narrativo de la historia.
‘El mal ajeno’ cuenta la historia de un médico (Eduardo Noriega) que está de vuelta de todo. Realiza su trabajo del modo más eficiente posible que se le ocurre. Eso traducido a su universo implica guardar un muro emocional en relación a su trato con los pacientes. Su máxima se resume en curar a la gente con la mayor economía posible. Esto es: darles el diagnóstico más certero y asignarles el tratamiento más eficaz para su curación.
Empatizar con ellos no entra dentro de su escala de prioridades. No es mal tipo, pero está encerrado en su rutina. La inercia cotidiana de un trabajo muy exigente no le deja mucho tiempo para sintonizar con su hija adolescente ni para recomponer la relación que tenía con la madre de ésta. La suya parece una existencia bastante frecuente en este tiempo. Te aferras a lo único por lo que te van a pedir cuentas y las hojas caen con la velocidad implacable de un suero emocional, del que parece que no sabes salir, aún teniendo tantas cosas a tu favor para encontrar tus (buenos) momentos.
La historia ofrece un puñado de interpretaciones muy interesantes, con Eduardo Noriega a la cabeza. Y plantea dilemas universales a través de una premisa original que tira de la trama, manteniendo intrigado al espectador en todo momento. Es una buena cinta para que la gente que raja del cine español deje de dar la cantinela.
Bastante cerca de aquí, en Francia, se ha rodado ‘Un profeta’, que arrasó en los César (el equivalente francés a nuestros Goya). Esta cinta tiene mucha personalidad, a imagen y semejanza de su protagonista, un chaval argelino de 19 años que está enjaulado, sin perspectivas aparentes de cambiar una suerte que le ha llevado de centro de acogida en centro de acogida. Y ahora a la cárcel. Un tipo que se hace simpático por su transparencia y por los huevos que le hecha en una situación adversa.
Un joven inteligente pero lleno de carencias, que se saltará a fuerza de dedicación y ambición. Un hombre que comete atrocidades pero que construye una moral con la que te puedes sentir identificado. La cinta está muy bien tejida, llena de recovecos narrativos y con personajes que darían para poblar varias novelas. Es un drama carcelario que, al contrario de la también excelente Celda 211, pone el poco en la realidad y los efectos especiales que surgen al mirar en el alma de una persona en edificación.
Me quedan dos párrafos para hablar de dos películas de 7’5 (calificación subjetiva) que he visitado esta semana santa. La primera es ‘El escritor’, la última cinta del señor Polanski, que es un prodigio del cine de suspense. A partir de una interesante trama política, ¿qué pasaría si a un ex premiere como Tony Blair le diera por escribir sus memorias?, se articula esta historia que homenajea al maestro Hitchcock para rastrear en los vertederos y dobles espejos del poder. En tres palabras: entretenida, sexy y turbia.
El adjetivo de en medio es compartido también por una de las grandes nominadas a la edición de los Oscar de este año: An Educaction. La película narra las peripecias de una adolescente llena de talento y belleza, que lleva una vida tan exclusiva como aburrida, encaminando todos sus esfuerzos al noble arte del salto con pértiga para acceder a la universidad de Oxford. Pero en la vida pocos son los planes que salen tal cual los hemos programado y eso es lo que descubre esta joven, cuando a su alrededor empiezan a ocurrir cosas interesantes que le harán tener que decidir…Es una película muy recomendable para visitar si eres lectora de este blog o quieres ir al cine con compañía femenina. Una sofisticada relojería narrativa llena de sutileza, emoción y oxígeno.
Empleo un párrafo de propina para hablar de Manoteras, a la salud del tío Davide, con el que fui a ver esta última cinta. Manoteras es uno de esos sitios repletos de casas clones, que tanto jalonan la geografía madrileña. Manoteras es un templo al aburrimiento para un visitante ocasional. También un poblachón de acero donde trabajan, comen y sobreviven cientos de hormigas humanas, que se dejan las antenas cada día en sus acristaladas oficinas. Manoteras es la isla de nuestro tiempo. Hay algo generosamente triste en sus esquinas apagadas y, sin embargo, uno intuye que la vida también encuentra ahí sus guantes de lana y sus buenas furtivas historias.
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