jueves, abril 15, 2010

El veneno de la normalidad


Elena vive a tres metros de casa. Regenta una panadería. También un hogar. De momento sólo con ella. Es hacendosa. Simpática. Guapa. Divertida. Atiende con detalle a sus clientes. Les escucha. Les hace sentirse importantes. Mira a los ojos. Y hace las cosas con la velocidad apropiada, como si una activación platónica diese vida a sus nervios y músculos. La gente del barrio se preocupa por su futuro.

¿Por qué? Porque es una mujer buena. También inteligente. Quizá podría encontrar un novio. O dedicarse algo con más aberturas a la humanidad. Ella escucha complacida esa clase de pensamientos. Al tiempo, consigue que sus mejillas irradien apuro. El mismo que puede sentir una adolescente cuando un desconocido le quiere alejar del aburrimiento. Casi podría acostumbrarme a esta vida, concede a su conciencia.

Pero una punzada de hambre le arranca de sus pensamientos. No tiene mucho tiempo. Aguanta a que Daniela vuelva de fumarse el cigarrillo y se interna dentro de la tienda. Mete la llave. Está en casa, su piso se comunica con el comercio. No puede más. Abre la jaula, traída ayer por la tarde vía mensajería, prodigioso Internet. Y engulle de un bocado el hámster. No es lo más repugnante que le tocará hacer, concede triste.

Esa tristeza le asusta. En cierta manera, le preocupa; en cierto modo, le halaga. Su disfraz la está humanizando. Pero no puede permitirse titubeos. Hay un plan. Y todo sea dicho, no hay mucho tiempo. Tendrá que ganarse a esa gente. Convencerlos. Mirarlos mucho más cerca de los ojos. Persuadirlos. Y convencerlos de la dulzura de la extinción. El futuro de sus iguales (cuando digo iguales, digo idénticos) está en juego.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Muy, pero que muy bueno, Pedro. ¡Qué bien llevado, qué bien despistado el lector y qué cambio de eje (como dirían los cinéfilos)! Me hubiera gustado mucho escribirlo a mí. Encaja a la perfección en mi libro de "Entremundos".

Muchas gracias por el deleite de leerte.

Y muchos besos.

Sara dijo...

A mí también me ha gustado mucho, Pedro.
Has sabido darle un giro muy interesante y el final es sugerente...
Enhorabuena por tu capacidad de trabajo y atreverte con todo.

B.en lo alto de la colina dijo...

me gusta mucho, muua!

Pedro Fernaud Quintana dijo...

Muchas muchas gracias chicos, vuestras palabras son un gran estímulo para seguir probando nuevos registros. No sabía que había quedado tan redondo hasta que os he leído ;-)