jueves, marzo 04, 2010

Bon voyage complejos


Gastada guapa se altiva al encuentro.
Poco más de treinta y se oscurece con clase.
Apágame parece decirme con la languidez de sus rodillas.

El bar está de gente y los llenos tienen sus propios conflictos.
Hemos atravesado los almuerzos turbios y ya no idealizamos.
Gastada guapa tiene dedicaciones en cada dedo y su
cuerpo está condecorado por la experiencia y los no límites.

De fondo, suenan los británicos desencantados. Es lento.
Orgulloso del hermano repartidor de caramelos, aunque a veces
nos condenemos con nuestro orgullo y exigencia. Cercanos.
Estos papeles irán a la hoguera de las alucinaciones hogareñas.

Gastada guapa se muerde los labios por videoconferencia.
Y no tengo saldo para repetir los escorzos. Entretanto, los nuestros
bañan a la arrogante francesa: adiós complejos, hola belleza.

3 comentarios:

Chicharros Enlatados dijo...

Y buen baño además, querido Fernaud!
Lo que jamás entenderé es por qué no se puede tachar de arrogantes a los madridistas ("orgullosos", se dicen ellos) y ellos sí pueden llamárselo a los franceses...
Bastante más señorío demuestran los galos ovacionando a Iniesta o abucheando a Henry y Doménech que los merengones quejándose de 'Villaratos' y patrañas varias o exigiendo la internacionalidad de Raúl... ombliguismo se llama eso...

Chicharros Enlatados dijo...

Desde el respeto, of course (jeje)

Pedro Fernaud Quintana dijo...

jeje, qué decir Rubens, los merengues somos orgullosos, a veces bravucones, pero con una cierta simpatía; por poner un ejemplo, no nos alegramos más si pierden nuestros primos colchoneros que por una victoria nuestra...Y los franceses, bueno nunca se hicieron simpáticos por su manera de administrar el triunfo (hablo de fútbol).

Creo que si yo fuese jamaicano (y adorase el fútbol) me gustaría la selección española. No es sólo que gane haciendo belleza, es que encima caen simpáticos: son como hormiguitas que han encontrado su equilibrio defensa-ataque, después de cien años de frustaciones y fracasos memorables.

Encima, tienen como solitas a unos locos bajitos que mezclan bien con el adjetivo genialidad. A veces, la habilidad y el ingenio driblan al supertalento atlético, supongo que por eso el fútbol es un deporte universal.