jueves, enero 21, 2010

Moonlight: prohibido amar cuando eres eterno


¿Cómo sería tu vida si tuvieses numerosas cartas para vivir indefinidamente? Una premisa así es el motor de la serie Moonlight, que con su habitual buen ojo los lumbreras de la Warner decidieron cancelar cuando sólo había consumido una temporada de vida en las pantallas.

Monnlight cuenta la historia de Mick St. John, un detective privado que a mediados del siglo XX fue convertido en vampiro por su esposa, Coraline, esa chica que parece inalcanzable cuando eres músico y la encuentras merodeando a tu banda en uno de vuestros conciertos (camisas hawaianas, tempos para todos los públicos, mojitos despaciosos), con el repertorio a mayor gloria de las estrellas soul del momento.

El señor St. John es un chupasangre atípico. No le gusta su condición existencial. Aborrece tener que alimentarse exclusivamente de sangre, y la violencia y marginalidad que ello conlleva. Añora su vida como humano: los desayunos con zumo de naranja, el tacto del sol en la cara, los donuts y poder dormir en una cama, almohada incluida.

Pero la vida como drácula postmoderno tampoco está mal. Eres rápido como un láser. Tienes la fuerza de cinco Lebron James y acojonas a todo indeseable que se cruza en tu camino o en el de la gente a la que amas o proteges. Eso en el mejor de los casos. Porque cuando eres señor de la noche tienes carta de naturaleza para asesinar cuando la venganza es legítima. Piensen por un momento en la cantidad de injusticias que el cuerpo nos pide que arreglemos a las bravas.

Esa facilidad para emplear la violencia de un modo instantáneo y sabio (de acuerdo, la sabiduría de las tripas) es un buen motivo para engancharse a la serie. Pero es sólo un argumento primario. Hay algún otro más…Atractivo.

Beth Turner es una exitosa reportera del mundo de Internet. Interpreta asuntos turbios y crímenes con una pasmosa habilidad para mezclar sentido común, información y criterio. Es decir, comunica. Y por si fuera poco, la cámara la quiere. Beth tiene todo lo que el american way of life pide de ella: es inteligente, estajanovista en el trabajo, también guapa, y está emparejada con el fiscal del distrito, que tiene tras de sí un brillante porvenir.

Pero algo ocurre cuando la periodista se encuentra con St John. Siente el indescifrable magnetismo de quien ha encontrado a un interesante y misterioso. La vibración también de quien se topa con una criatura llena de energía, elevados valores y numerosos demonios interiores.

El tío Mick tiene claro (la cabeza) que debe hacer todo lo posible para alejar de sí a esa atractiva rubia a la que quizá salvó de las tinieblas cuando era pequeña. Pero los sucesos van alineándose para que (la patata) esa periodista sea el mejor (único para ser honestos) motivo para salir del frigorífico XXL en el que descansan sus vísceras noche tras noche.

No le reprocharemos esa atracción al tío Mick. Beth tiene esa cualidad que, a falta de una palabra mejor, llamaremos magia. Su sonrisa contiene cientos de matices. Se enfada con una seguridad que desarma. Y no es raro verla confundida, con la plasticidad del que se apasiona en lo que hace y deja ver temblores que la hacen inevitablemente…Beso.

Para completar la ecuación, figura Joseph. Un tipo que suma más de 400 años y luce sonrisa de treintañero travieso. Este singular ejemplar rezuma carisma como hedonista que disfruta en mar abierto y agudo hombre de negocios.

Un tipo que es difícil que caiga mal a un heterosexual medio de taytantos: millonario, compañero de silla del tío Nicholson en los partidos de los Lakers, divertido e insuperable jugador de billar (cuatro centurias jugando dan para mucho).

Eso por no hablar de su afición por rodearse de bellezones que ora le ofrecen masajes impronunciables, ora le dejan alimentarse de su sangre (dicen que la misericordiosa mordida de un vampiro equivale a un orgasmo nunca antes experimentado en esa intensidad. Pero con todo el cuerpo).

Háganse un favor: visiten LA poblada de criaturas de la noche. No se arrepentirán. Sobre todo si ya han firmado un armisticio con esa vena romántica que de cuando en cuando les posee.

4 comentarios:

Chicharros Enlatados dijo...

Tiene buena pinta esta serie, habrá que ponerse con ella en cuanto termine los capítulos de Prison Break que aún me restan!

Se nota que te gusta mucho esta serie, aunque no es de extrañar que un pájaro nocturno como tú se sienta identificado con los vampirescos y lujuriosos placeres de la oscuridad!

Pedro Fernaud Quintana dijo...

jeje, Rubens, touché. Tienes razón, me fascinan las criaturas nocturnas...Y sí, la serie merece mucho la pena.

B.en lo alto de la colina dijo...

qué curioso ¿te acuerdas de lo que os comentaba ayer? en un momento dado haces referencia a algo parecido, telepatía once more..

Pedro Fernaud Quintana dijo...

Ya, es increíble. Cuando lo estabas contando, lo pensé...Prometo que lo escribí antes de escucharte jajajaja

Ahora es cd debería emplear la mítica frase 'begoniana', la cabra siempre tira al monte...