miércoles, diciembre 22, 2021

Un, dos, tres (1961): el champán de la diversión y la personalidad











 Fuente de foto: Fotogramas 

En plena Guerra Fría, C.R. "Mac" MacNamara (interpretado con insuperable ímpetu por James Cagney) ejerce como alto ejecutivo en Coca-Cola Company. Mac está destinado en Berlín tras un fiasco unos años antes en Oriente Medio. Nuestro protagonista, respetable marido y padre de familia, combate el tedio que le provoca su nuevo destino con una secretaria con tanta belleza como swing para moverse y encontrarlo. Un día Mac recibe la llamada del gran jefe de Atlanta para que cuide de su hija en Berlín, lo que puede abrirle la puerta a su ansiado traslado a Londres...

La maestría de Billy Wider para enlazar humor, ritmo y música queda de relieve en esta refrescante comedia, que se conserva en plena forma aunque ya hayan transcurrido 60 años de su elaboración. Los diálogos son piezas maestras de ingenio, propensas al disparate y la lucidez; en una misma secuencia se puede mezclar críticas al capitalismo y el comunismo, también elogio a la creatividad humana (en una misma línea del carismático Mac se celebran el Taj Mahal, la obra de Shakespeare y...la pasta dentífrica). Muy estimables también las sugerencias de algunas escenas (como el icónico baile de la secretaría ante los dirigentes comunistas) o algunos gags visuales, como el del tubo de escape de la moto del novio de la hija cuando incursiona en la Alemania del este...

En suma, una oda al ritmo, repleta de ambivalencias, absurdo y toques de mala leche llenos de humor, como esa escena final en la que el protagonista recibe una Pepsi de la máquina dispensadora...









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