viernes, diciembre 24, 2021

Bola de fuego (1941): una manera magnética de aprender y divertirse

Fuente de foto: El blog de Hildy Johnson


Un grupo de profesores extravagantes elaboran una enciclopedia sobre los diversos saberes que conforman el conocimiento humano. Todos ellos son solteros, a excepción de uno que es viudo. Su vida está consagrada al estudio y tan solo salen para dar algún paseo. No obstante, el más joven del grupo, el profesor Bertram Potts (Gary Cooper), especializado en lengua, siente que tiene que aprender mucho sobre el slang (la jerga de registro coloquial e informal que se usa en el inglés) y en esa búsqueda acaba la jornada en un cabaret, donde descubre a una cantante (Barbara Stanwyck) con una manera magnética de moverse y hablar que congrega su interés...


Pocas veces uno lo va a pasar tan bien viendo una película. Al frente de la dirección de esta cinta está uno de los artesanos más grandes del cine, Howard Hawks, beneficiado por el prodigioso guión de Charles Brackett y Billy Wilder. La historia funciona como una suerte de relato intelectual del cuento de Blancanieves y los siete enanitos, en el que la cabaretera despierta el corazón (y las ganas de divertirse y vivir) de Potts y sus colegas en un viaje en el que sortean peligros, determinismos e inercias. Hablamos de una historia que combina esa alegría de vivir con la realidad implacable de los bajos fondos. La buena noticia es que la comedia que irradian los personajes de los profesores, hechos de sutileza y encanto en su tono estrafalario, mezcla de maravilla con el hechizo y el juego de la cantante, cuya inventiva y picardía funciona como contrapunto sugerente de sus despistados compañeros de baile, en las antípodas de los hampones que frecuentaba hasta antes de ayer. 

En todo caso, los diálogos con chispa y, sobre todo, el encanto visual y gestual de este viaje romántico acaban elevando los ideales y también la esperanza de...quien tiene la suerte de poblar esta historia.

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