Las playas del norte, más unidas al mar.
Las playas del sur, más libres, más amplias.
Y no te olvides de las casitas color nieve:
estrategia favorita del ‘no me agobies’ en el sur.
Antes, un cuerpo ceñido de curvas,
un espíritu enganchado a los besos
y las flores de las noches turbias.
Mil madrigueras diferentes en una misma sonrisa.
Como si hubiera fingido la dedicación.
Lo llamaremos tratamiento para vacíos.
Luego, bosques de búsquedas.
Siempre con las facilidades de Miss Euforia.
Taquigrafía prestada del calor.
Recitando para un verano sin abrir.
Calidad del agua,
esquinas bebidas de belleza,
calas donde las respiraciones despiertan.
Silencios de todo desde nada.
Sentidas dunas de deseo.
Suntuosos siervos del sentir.
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