Siete metros.
Mido siete metros.
Tumbado a la manera en que
ella
viaja entre la televisión y
el cansancio.
Los sonidos, el salto, la
danza,
¿Te gusta mi vagón
acuático?
Sólo carne, sí.
Mejor, cerca de la costa.
Creo que lo llaman
comunicación.
¿Por qué somos amables con
las chicas curiosas?
¿Por qué la luna se deja
acariciar por el sol?
¿Qué te enseña la espalda?
Largo como un bolígrafo
saurio,
acuadinámico como una
sirena profunda.
Dentro de la conciencia:
agua y aire.
Fluido como una caída en el
amor.
Modulado como un
cantapenas.
Vivo en las redes sociales.
Tengo más de mil agregados.
Algunos parecidos porqués.
Cicatrices, competencia,
mordeduras, hembras…
Y silbidos de frecuencia ruborizada.
Tan afinados como para
alborotar
la falda de la María Grazia
Cucinotta
de mis iguales.
Música de impulsos.
Silencio. Sonidos.
Silencio.
La pista de corrientes
marinas.
Y los ojos cerrados…
llámalo habitaciones de
agua.
¿El futuro?
Que el capitán Kirk no
tenga que echarnos de menos.
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