lunes, noviembre 08, 2010

Serenidad y movimiento



A principios del mes de junio de este 2010 tuvo lugar la boda entre Raquel&Sergio. El enlace fue una dedicatoria a la elegancia y la emotividad. Una condensación de las mejores emociones tuvo lugar cuando tomó la palabra uno de los abuelos de Sergio. Su discurso, rimado y creciente, hablaba de conceptos como el respeto y la constancia. Invitaba a los novios a no emplear el orgullo como refugio vital y a vivir cada día como un regalo donde la conciencia, el trabajo y la alegría fueran los ejes. Contemplar su dignidad para transportar el antiguo cuerpo y percibir la emoción de sus depuradas palabras fue una inspiración cuya textura contagió la cena y el baile posterior.

La emotividad estaba cincelada conforme al carácter de la pareja homenajeada. Comenzaré hablando de Sergio, viejo amigo del instituto. Sergio ingresó en mi colegio cuando éste se había metamorfoseado en instituto (algunos tuvimos la suerte de trazar de forma continuada el recorrido de primero de EGB a COU por obra y gracia de la configuración de nuestro centro educativo). Desde el principio, S me pareció un tipo simpático. Excelente conversador y con esa cualidad que delata a los que viven con fiebre vital: mucha curiosidad y capacidad de asombro.

Recuerdo con cariño aquellas primeras conversaciones en las convivencias que teníamos la gente que estábamos emprendiendo el camino de la confirmación (como católicos pensaba entonces, como cristiano prefiero señalar ahora). Sergio quería un mapa del poder, también de la amistad y la belleza, con la que funcionaba nuestro curso. Rulo y yo le introducimos lo mejor que supimos; por el camino, empezamos a forjar una camaradería de roble.

Transcurrió el tiempo y compartimos algunos hitos importantes en nuestra biografía. S, dos o tres amigos más y este que consigna inauguramos nuestro viaje nocturno, con unos primeros vuelos rasantes en los Bajos de Arguelles. Nunca olvidaré el sabor incitante de un mini de kalimocho que se mezclaba de colores con las miradas huidizas de aquellas chicas con las que tanta timidez nos daba conversar miradas. Tampoco las bromas que compartíamos en el sentimiento pionero de robarle mediocridad a las semanas de estudio y tedio.

Hacíamos cosas que nos conectaban con la noche y nuestra alegría: partidos al futbolín, saltos que ponían a prueba la energía de los Offspring y fotografías mentales de guapas inaugurales que tenían la romántica costumbre de vestirse de blanco. Ya sabéis, inocencia, deslumbramiento, idealización. También la irreverencia de quien está empezando. Como cuando el tío Alex se inventó como portero de un garito y las bellas incautas le entregaron, una por una, su documento nacional de identidad, que nuestro creativo gamberro aprovechaba para escanear a las principiantes con una prometedora mezcla de complicidad y juego.

Hubo también primeros viajes de aprendizaje, nieve y noches. De esquí durante la jornada diurna (donde S se manejaba con notable pericia). De noches no autorizadas en las que a los dos nos gustaba aquella enigmática grunchera del curso anterior.

O como cuando Charlie y yo no podíamos evitar estallar de risa (perdona amigo) por las expresividades de nuestro entregado colega cuando jugaba al futbolín. O cuando veíamos el fútbol…Donde, por cierto, no había consenso. Pero así es mi colega, simpatizante de los momentos cumbre de la vida. Indio irredento. Consciente de las cantidades industriales de repetición en el vencimiento que contiene una existencia cualquiera.

Pero también romántico y sabio como para celebrar las esporádicas grandes alegrías de este viaje (de su equipo, prolongación orgullosa de la común de las existencias) con toda la entrega y diversión que merece el evento (Neptuno temió por la integridad de su barba cuando mi viejo camarada estaba encaramado en su lomo, celebrando esta primavera esa Europa Leage que el Atlético le ganó con justicia, 2-1, al Fulham).

Pasaron los años universitarios como quien vive en el trópico. Pero S y yo mantuvimos un hilo irrompible de amistad, que nos llevó por ejemplo a seguir emborrachándonos y disparatando cuando la fiesta nos hermanaba. Siempre me hizo la gracia la risa de Sergio.

El tío ve broma donde el resto ven curso inexcusable de naturaleza. La sonrisa de mi camarada, por ejemplo, de cuando nos encontramos un día en Alonso y yo estaba con una recién incauta me hizo darme cuenta de las posibilidades de un salón que entonces no conocía.

Así podríamos seguir numerando anécdotas. Pero lo importante es que por el camino S ha conservado su risa y su asombro y les ha agregado buenas dosis de conciencia y aguante. Conciencia de las cosas realmente importantes. Conciencia, por ejemplo, del valor sagrado de unos principios para conducirse por esta vida.

También aguante, llámalo fortaleza, para soportar las tentaciones del camino fácil en el trabajo y comportarse como un tipo íntegro. Estamos hablando de un dedicado industrial que, a base de gastar nuestras modernas luces de ya no petróleo conoce, maneja y mejora las mañanas como consultor; o lo que es lo mismo, que se ha convertido en un master de los secretos de la negociación y la eficiencia en los procesos de una empresa. Por el camino, punto crucial de esta historia, Sergio tuvo una revelación. Envuelta en la niebla de la discoteca palacio encontró a Raquel.

Raquel es una extraordinaria conversadora. Paciente, muy trabajadora y llena de sentido común. También divertida. Las veladas que hemos compartido me han transmitido una impresión de cabalidad y serenidad poco frecuente. Pasar un rato con ella y Sergio es envolverte en ‘lo agradable de vivir’. R ahora está trabajando duro en Barcelona para labrarse un porvenir próspero en Madrid junto a su marido…

Ya veréis como todo va a salir bien, chicos. Vuestra calidad personal, paciencia y esfuerzo lo merecen. Irradiáis alegría y templanza, algo así como serenidad y movimiento. Cualidades que componen este retrato que os tomaron en pleno corazón de la fiesta de vuestro enlace. Ahora que se cumplen los cinco meses del mismo, aquí va mi homenaje de celebración y agradecimiento del mismo.

Disfruten del viaje.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchisimas gracias Pedro, no hay mejor regalo ni mejor recuerdo de estos 5 meses que tus palabras.
Muchas gracias amigo
Raquel y Sergio

Pedro Fernaud Quintana dijo...

De nada chicos, celebro que os haya gustado, que vengan muchos meses tan buenos o mejores que estos :-)