viernes, mayo 08, 2020

Octavio Paz: la erudición que señala caminos y ríos navegables de la vida y la literatura



Hay escritores cuyo nombre suena a animal sagrado de la historia de la creación poética. El ensayista y poeta mejicano Octavio Paz (1814-1998) pertenece a esa categoría.

Estas semanas he estado leyendo el tercer volumen de sus obras completas, 'Fundación y Disidencia', editadas en su momento por el Círculo de Lectores (no se crean, me quedan los dos primeros tomos que atesora mi madre en su casa, en otro regalo que nos legó mi padre por aprender y frecuentar a los clásicos de su tiempo; de vez en cuando me gusta empezar por el final...).



Fuente de foto: biografiasyvidas.com

La poesía de Paz es sencilla y sorprendente. Algo hasta cierto punto lógico si pensamos que era un tipo que amaba lo esencial y la agudeza intelectual para penetrar en la interioridad de las cosas: ya fueran individuos, colectividades o el alma carnal de las amadas.

Paz explica con admirable criterio la fisonomía estilística de los escritores a los que analiza, tanto artística como vitalmente. Por sus páginas desfilan creadores tan diversos como Rubén Dario, Vicente Huidobro, Pablo Neruda, Jorge Guillén, Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda, Miguel Hernández, Dámaso Alonso... Cómo ven mayoría poética y española, escritores de nuestra lengua a los que caracteriza con adjetivos certeros y una manera de mirar que funciona también como escuela vital.


Fuente de foto: el Colegio Nacional de México

El bardo azceta, hijo de padre mejicano y madre de familia andaluza, rinde tributo a la luminosa "sensualidad intelectual" de Guillén, a la gloria de la palabra certera del artesano Cernuda, el canto inmemorial de Neruda o la irrevencia prometeica de Huidobro. Al tiempo que nos explica que hay dos maneras de empalzarse ante la creación y la vida: el individuo ensimismado que mira a las estrellas y aquel que se mide con sus semejantes, ya sea como confrontación o como complementación, como vía para completarse vitalmente.

Al tiempo, Paz nos habla del valor de conocer y untarse de la tradición cultural y, en este oficio, literaria que nos precede para poder romperla, en una diferenciación que no deja de ser una corriente subterránea de continuidad diversificada, evolutiva en la medida en que el autor busca su voz y aspira a sumar su impronta para engrandecer el legado que recibió.


F. de foto: oculta lit

Su definición de la obra de Ortega y Gasset es afinada: “veo sus obras como una red de caminos y ríos navegables. Obra transitable más que habitable: no nos invita a estar sino a caminar“. También muy jugoso el relato que hace del encuentro que tuvo con el gran filósofo español en Suiza, que incluye la descripción de una fisonomía brava y reconcentrada, que le lleva a compararlo con el mismísimo Pablo Picasso.

En cualquier caso, es una maravilla visitar mapas existenciales con la riqueza de matices y abstracciones telúricas que traza el escritor mejicano (que se ganó la vida en múltiples oficios, que van desde la dirección de la mítica revista Vuelta durante 20 años a la función de embajador mejicano en la India y Francia, entre otros menesteres).

       Fuente de foto: elpais.com 

Marie José Tramini, segunda mujer de Octavio Paz, y el escritor mejicano 

Son meditaciones que ayudan a guiar una vida. Como este momento que atravesamos actualmente está surcado de retos e incertidumbres, es buena cosa poner el oído a los aviones de la interioridad que despliega en estas páginas de 'Fundación y disidencia', raptos de lucidez que reproducimos a continuación.

“Tradición y ruptura" es lo mismo que hablar de "unidad y diversidad".
Sobre el anhelo de unidad que guía la actividad humana: "en el fondo insondable de cada ser humano; todas nuestras empresas y acciones, todo lo que hacemos, y soñamos, son puentes para unirnos al mundo y a nuestros semejantes".
Respecto a la vocación de eternidad de la lírica: "la poesía está enamorada del instante y quiere revivirlo en un poema; lo aparta de la sucesión y lo convierte en presente fijo".

Fuente de foto: Andina. Octavio Paz con algunos de sus amigos escritores. Entre ellos, Vargas Llosa y Cabrera Infante 

Despliega también gratitud hacia quienes nos precedieron en el arte de asfaltar el entendimiento y el goce estético ante la vida...

"Un día descubrí que la búsqueda de la modernidad era un descenso a los orígenes. La modernidad me condujo a mi comienzo, a mi antigüedad. La ruptura se volvió reconciliación. Supe así que el poeta es un latido en el río de las generaciones".

“El Sol de la historia se llama futuro y nombre del movimiento hacia el futuro es progreso. Nosotros adoramos al Cambio, motor del progreso y modelo de nuestras sociedades. El Cambio tiene dos modos privilegiados de manifestación: la evolución y la revolución, el trote y el salto".
Su conciencia social, que incluía la denuncia de todas formas de totalitarismo, queda de relieve en esta reflexión:
"El mercado es un mecanismo eficaz pero, como todos los mecanismos, no tiene conciencia, tampoco misericordia. Hay que encontrar la manera para insertarlo en la sociedad, para que sea la expresión de un pacto social, y un instrumento de justicia y equidad.


        Fuente de foto: millenia.com

Una sociedad poseída por el frenesí de producir más para consumir más tiende a convertir las ideas, los sentimientos, el arte, el amor, la amistad y las personas mismas en objetos de consumo. Ninguna sociedad había producido tantos desechos  como la nuestra. Desechos materiales y morales“.
El premio Cervantes en 1981 y Nobel en 1990 tenía claro que "vivir bien exige morir bien. Tenemos que aprender a mirar de frente a la muerte. Alternativamente luminoso y sombrío, el presente es una esfera donde se unen las dos mitades: la acción y la contemplación. Los poetas saben algo: el presente es manantial de presencias".

'El laberinto de la soledad' es el ensayo en el que profundiza en las raíces y el proyecto histórico e identitario que representa Méjico. Mientras que en 'El mono gramático' analizó los principales mitos y arquetipos del mundo oriental, para acabar iluminando que "no hay una diversidad de realidades sino una pluralidad de significados".


             Fuente de foto: nytimes.com

También queda clara su conciencia americana, así como la celebración del vigor de las letras hispanoamericanas durante el modernismo y gran parte del siglo XX, éxito que contrapone con el periodo de gestación que precedió a esa eclosión creativa: "durante tres siglos, la palabra americano designó a un hombre que no se definía por lo que había hecho si no por lo que haría".

Sobre el oficio de escribir: "la realidad se reconoce en las imaginaciones de los poetas. Y los poetas reconocen sus imágenes en la realidad. La cultura no es una herencia, sino una elección, una fidelidad y una disciplina. Rigor y pasión".

Sobre los pueblos hispánicos y el ejercicio maduro de la democracia..."conocemos la sátira, la ironía, el humor, la rebeldía heroica pero no la crítica. Por eso tampoco conocemos la tolerancia, fundamento de la civilización política, ni la verdadera democracia, que reposa en el respeto a los disidentes y los derechos de las minorías".
También nos dejó poemas en prosa del material del que está hecho la existencia...

"Substancia: lo que está abajo y nos sostiene y nos alimenta. La montaña es terrible porque es tiempo petrificado, inmensa forma quieta en cuyas entrañas sueña y duerme un mundo primordial: agua y metales, piedra y fuego.



Fuente foto: revista de la universidad de UNAM Méjico 

El hombre -ese querer universal del ser y ese querer del ser universal-es un momento de cambio, una de las formas en las que se manifiesta la energía. Ese momento y esa forma son transitorias, circunstanciales: aquí y ahora. Ese momento desaparecerá, esa forma se disipará. Sin embargo, ese momento comprende todos los momentos, es todos los momentos; esa forma se enlaza a todas las formas y está en todas las partes. ¿Cómo lo sabemos? Lo sabemos sin saberlo: lo sabemos al vivir ciertas experiencias.
Por ejemplo, al despertar. Sólo que para despertar realmente debemos darnos cuenta de que el mundo en que despertamos es un mundo que despierta con nosotros".

Su mirada del ser humano habla de nuestro destino evolutivo: "el hombre no es algo dado el hombre no es algo dado sino que se hace y se inventa. Desde el principio del principio, lanzado fuera de sí y de la naturaleza, es un ser en vilo...".

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