En algún lugar preferente del talento,
‘el que mira’ le perdió el corazón a la indiferencia.
Aníbal de mirada tersa y horizonte repartido.
Su descenso de idiomas daba curvatura a la leyenda.
En su dirección las ninfas quieren vestirse con
vaqueros; y delinquir con caricias puras.
Oh sí, diversos destinos le delatan.
Es el viento del carpintero estelar.
El cuerpo como una tierra agradecida.
Aníbal de mirada tersa y horizonte repartido.
Amigo tú de estupor,
frágil y duro como dicen que están
hechos los adelantados.
Tus palabras de necesitar calor
fruncen la coreografía subterránea
de dos trenes respirando.
Pronunciarte es
ese lobo nevado que sobrevive entre los fuegos del olvido.
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