miércoles, mayo 19, 2010

Mensajeros cotidianos de la alegría


(El 23 de abril se casaron dos grandes amigos: Tamara y Raúl. Tuve el privilegio de estar allí, ser testigo de su enlace y, junto a mi hermano Javi, escribir algunas líneas glosando su calidad como personas. Felicidades otra vez, chicos. Ahora viene lo mejor)

J. Hoy queremos dar gracias a Dios por este matrimonio que hoy nace, fruto de un amor, que como decía la lectura que habéis elegido “cree y espera sin límites”.

Hace casi diez años comenzasteis a escribir las páginas de una historia que, no por casualidad, culmina en este día del libro.

Tamara, las primeras líneas de esta novela las conocen bien tus padres. De Raquel adquiriste la importancia de hacer las cosas desde la elegancia y la discreción, de pensar en los demás antes que en ti, de ser abrazo acogedor y de mirar al mundo con ternura. Con Joaquín aprendiste a sonreír en la vida, afrontando los golpes con sentido del humor y a luchar para conseguir tus metas. Y con Paola descubriste la capacidad de sorprender a los que te rodean, la importancia de la frescura y la de mirar al mundo con un punto de inocencia.

Algunos te conocimos un poco más tarde y ahora pienso una oración que compartimos hace años en un equipo de catequistas: “Dichoso quien tropieza contigo… Tamara”.

De esos primeros años, recuerdo a esa chica detallista, cariñosa y risueña que escuchaba Alejandro Sanz mientras aguantaba una a una las paradas del 30 rumbo al colegio; siempre puntual, con los deberes hechos y la carpeta llena de buenas intenciones.

Siempre me sorprendió tu capacidad para estar pendiente de los demás, para tener un detalle en el momento exacto y para ser abrazo cuando más se necesita. En cierto modo, has aplicado a tu vida el mensaje de Jesús: “nadie tiene mayor amor que el que da su vida por su amigos”… Y por tu familia, tus compañeros de trabajo y desde luego por Raúl.

Otro detalle que muchos admiramos de ti es la alegría con la que afrontas hasta las pequeñas tareas domésticas, haciendo vivo el dicho de Santa Teresa de “hasta en los pucheros anda Dios”. Y la importancia que siempre diste a la familia, al calor del hogar.

Ahora cierro los ojos y recuerdo perfectamente el día de la graduación de COU, día de emociones encontradas en el que cerramos una etapa feliz para empezar otra nueva; no creo mucho en las casualidades, por eso no lo es que aquel día conocieras a Raúl…

P. Raúl siempre tuvo reflejos para captar los destellos de las personas. Su identidad. Supo desde el principio que era un tipo afortunado, que había tenido mucha suerte con su familia. De su madre Alicia, recibió la herencia del sentido y la sensibilidad para ayudar a la gente sin hacer aspavientos, pero con el máximo de entrega y dedicación.

De su padre Teo aprendió la importancia de las cosas bien hechas, cinceladas con aplicación y entusiasmo; la ética del trabajo y una sonrisa franca como pasaporte hacia la armonía diaria. De su hermana Chines, recibió una importante lección: la alegría espontánea de estar aquí y ahora, unida a una preocupación genuina por hacer sentir cómodo al prójimo. Y su hermana Vicky le regaló con su ejemplo una lección clave: la importancia de rebelarse contra las injusticias; una lucha delicada y firme por hacer de este mundo un lugar más amable. Con valor para desarrollar una personalidad propia.

De alguna interesante forma, mi amigo interiorizó todos esos regalos. Por eso es tan buen tipo. Alguien en quien las buenas cosas encuentran su reflejo. Podría evocar en este discurso algunas anécdotas memorables de las experiencias y viajes que hemos compartido. Sería un bonito recurso: muchos de vosotros romperías a reír.

Pero no hay mucho tiempo, así que me centraré en el orgullo y admiración por tenerte como amigo. También en el agradecimiento. Gracias socio por regar las cosas con tu humanidad y sentido del humor. Por estar en las buenas y en las malas. Por convertir los días en una aventura donde siempre queda espacio para una broma y un desenfado.

Seguro que todas estas cosas y muchas mejores ya las sabe Tamara. Para mi hermano y para mí es un auténtico honor haberos presentado hace ya una década. Tama, eres una inspiración para todos los que hemos tenido la suerte de encontrarte en el camino. Gracias por ser tan atenta, divertida, amable y sorprendente. Por guiarnos con la linterna de tu corazón hacia días más agradables. Por haber completado a Raúl con tu calidad humana, simpatía y belleza. Por ser mensajera cotidiana de alegría.

Juntos: Enhorabuena pareja. Os deseamos lo mejor en el camino que estáis a punto de estrenar. Es decir, invocamos desde aquí nuestra plegaria para que la paciencia, alegría, compresión, esperanza, fe y persistencia guíen vuestro camino juntos.

3 comentarios:

Tam dijo...

Ya te lo dije el día de la boda, pero hoy te lo vuelvo a decir...MUCHISIMAS GRACIAS, pero no solo por el texto, sino por ser como sois, los dos!!!
Gracias Javi y Peter

Pedro Fernaud Quintana dijo...

De nada Tama, un placer leerte, como siempre :-)

Pedro Fernaud Quintana dijo...

Y gracias a ti, por unas palabras tan...Gasolina, gracias por meter a Javi y a mi en el mismo saco ;-)