Aprender límites.
Arte de estar centrado.
Afecto coral.
Haikus, liras, sonetos, submarinismo emocional...cine, series, baloncesto y algo de literatura; arrebatos y destellos para darle arraigo a la posibilidad. Lo mejor está por venir. A través de esa idea, vivo, disfruto y ordeno la realidad, que construimos juntos cada día :-). Un blog de Pedro Fernaud Quintana
Este pasado domingo 11 de septiembre de 2022, Carlos Alcaraz ha logrado su primer Grand Slam, el US Open, ante Casper Ruud, por 6-4, 2-6, 7-6 y 6-3 en tres horas y 20 minutos.
La final tuvo de todo un poco (incluido un rato de ansia y frustración del nuevo prodigio del tenis mundial, que hasta ese momento había manejado sus emociones de una manera admirable). En todo caso, el partido fue un buen compendio de por qué nos encanta la manera de jugar al tenis de este adolescente: nunca se rinde y juega con la chispa de esos elegidos que hacen vibrar a la grada y entran en comunión con ella. Detrás de esa fluidez hay muchas horas de dedicación, la de los que se comprometen a diario con su propósito.
Otro aspecto que enamora de la manera de batirse el cobre de Alcaraz es su versatilidad: tiene un amplio repertorio de golpes. Su derecha es un misil a tierra, tan potente como certera.
Se defiende de maravilla con el revés, devuelve todo tipo de saques y bolas, a la manera de su admirada 'pared primordial Rafa Nadal', su primer saque mejora en cada torneo, volea como los mejores de la historia que uno haya visto (Becker, Sampras, Ivanisevic, Federer, Djokovic) y su talento (y obstinación, a veces inoportuna) por hacer dejadas le convierte en un jugador impredecible. ¿Qué clase de personas podríamos llegar a ser si empleáramos ese tipo de versatilidad (como cuidadores de nuestros ámbitos) en el trazo cotidiano?
Lo que más asombro me causa de su manera de jugar es su capacidad para ser creativo y confiable en situaciones de gran presión. Y, sobre todo, que se lo pasa bien jugando. Ese gusto por divertirse lo transmite al público, que acaba siendo cómplice de su manera de moverse en la pista (con la confianza de un cherokee y la abnegación de un repartidor de pizzas diligente), con una agilidad directamente proporcional a su hambre por aprender en cada partido.
Alcaraz, ademas, tiene un amplio repertorio de ritmos y herramientas para adecuarse (o para marcar, según requiera el momento y el rival) al ritmo que necesite el partido. Dicen quienes le conocen que además es buen tipo en las relaciones de largo aliento (con su equipo -muy valorable cómo ha modelado su carácter y juego Juan Carlos Ferrero y todo su staff- y compañer@s de circuito) y con los desconocidos que se acercan a pedirle un autógrafo o una foto.
En cualquier caso, tiempo al tiempo. De momento, le tenemos que agradecer que nos haya tenido unas cuantas noches en vela aprendiendo de su fe en sí mismo, su humildad para aprender de quienes tienen más recorrido vital y de esa manera intencional de elevar el ánimo antes las adversidades...¿Qué pasaría si logramos esa actitud de "se puede" y de fe en uno mismo y los demás para construir unas relaciones y proyectos personales y sociales más coherentes? Tiempo al tiempo...
Vida es escuela.
Integrar nuestra pérdida.
Cuidar proceso.
Es darse un tiempo.
Rescatar lo valioso.
Tratarse muy bien.
La perspectiva.
Condiciones de elegir.
Mirada interna.
Comprometerse.
Cuidar de uno y otros.
Vida valiente.
Algo liviano.
Más centrado y alegre.
Personal, social.
Abierto al cambio.
Aprender de errores.
Reprogramarse.
Aprender mutuo.
Y cambiar cada límite.
La amabilidad.
Fuente de imagen: Wikipedia
Escucha activa.
Atender, expresarse.
Un dar esencial.
Complementarse.
Describir, sintetizar.
Aprender juntos.
Es la alegría.
Y el gusto por competir.
Conocer tu rol.
Es entregarte.
Darlo todo en tu tiempo.
Retarnos juntos.
Fuente de foto: Chicago Tribune
¿Qué nos desvía?
El dinero y prestigio.
También sexo.
¿Y qué nos centra?
La fuerza del conjunto.
Chispa de bondad.
Lo verdadero.
Avivar lo unitivo.
El tiempo esencial.
El sexo es salud.
Construir afecto neutro.
Incluir, cuidar.
¿Y qué priorizar?
¿De qué prescindirías?
¿Qué es esencial?
Solidaridad.
¿Qué tiempo le dedicas?
Cuida el afecto.
Gestos que graban.
Amor que nos escoge.
Celebrar vida.
Recobrar la fe.
Manantial de disfrute.
Aceptar límites.
Fuente de imagen: Amazon
Pocos bardos como Pedro Salinas han sabido interpretar mejor la fuerza purificadora del amor. Hablamos de una corriente subterránea de goce vital que irradia en cada mirada que el poeta vuelca en este poemario, que funciona como una rica y compleja oda al amor, en su más expansiva e instrospectiva vertiente. Esa paradoja tan especial se explica en la estructura del libro. Primero se celebra a la amada: su decisión, su sensualidad, su entrega y esa manera tan única de celebrar los detalles. Ahí queda claro el amor como canto a la vida. En la segunda parte, el rapsoda se repliega en sí mismo, en la nostalgia de lo que ya no puede ser. Y aprende a añorar a su amada, en un ejercicio de nostalgia no exento de futuro generacional (misterios de la comunicación poética).
El libro funciona en un in crescendo que imita a la relojería del espíritu: con versos blancos, de suaves simetrías, metáforas a contraluz y una narratividad en la que prima la altitud y el asombro. Una manera de celebrar el amor que acaba elevando la vida y el gusto por poblarla...recomiendo escucharlo en esta versión de audiolibro, con la voz de Tomás Galindo.
Los chascarrillos.
Anécdotas con sabor.
Arte en madurar.
Color nostalgia.
Gracia en contar historias.
Pegamento alma.
Estibadores.
El código Sobotka.
El bien común.
Viento a los códigos.
El lado más tiniebla.
¿Quiero una brújula?
Fuente de foto: El Confindencial
Enlentecernos.
La suavidad centrada.
La sincronía.
Hacerse cargo.
Tratarse muy bien, jugar.
Ampliarnos juntos.
Papeles que ayudan.
Facilitar la vida.
Suave y amable.
Hablar con todos.
Superar sufrimiento.
Alguien más neutro.
Tajo colosal.
La brisa y fatalismo.
Fado que inspira.
Y el tranvía.
Es la escuela de vibrar.
Arista humana.
Pequeños gestos.
Pasteles que encandilan.
Fluye lo apacible.
Pasear sinuoso.
Bella y destartalada.
Falar encuentros.
Un pueblo calmo.
Epopeya de playa.
Buenos recuerdos.
Estirar sueños.
Pasarlo bien, aprender.
El juego es amplio.
Honor y deber.
Diversidad galáctica.
Vida sintética.
El compromiso.
La confianza y el orbe.
Trabajo grupal.
Fuente de imagen: Xataka