sábado, julio 21, 2012

Un trueno busca refugio



Algunas veces,
la guitarra incendia
los recuerdos y el futuro.

Sólo te queda arder en el presente.

Algunas veces,
golpeas tu corona de remordimientos
contra la inocente corteza de la piel.

Sólo te queda escuchar el roce en el trueno.

Algunas veces,
el dolor juega como un despertador,
por un antiguo encargo.

Sólo te queda la repartición del sueño.

Algunas veces,
la nostalgia es un acelerador de arrepentimientos,
también de magia desnuda.

Sólo te queda sentir la furia de las buenas fotos.

Algunas veces,
los fantasmas te hacen proposiciones hirientes,
pero recuerdas el arte de la realidad.

Sólo te queda el jardín privado de tu desolación.

Alguna veces,
eres una necesidad de no creer en nada
y lo absurdo incrementa su noche.

Sólo te quedan agallas de viejo joven.  

Algunas veces,
los pequeños detalles son tu emoción de salida,
arañas entonces la elegancia de viajar inflamado.

Sólo te queda latir en un centro de serenidad.
Algunos cauces también de esperanza.

(Fotografía de Florian Ritter)

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