jueves, febrero 23, 2012

Jinete estelar de las cestas


Sergio Llull gasta aspecto de Che
y velocidad de avión. 

Estos días, su tiro arqueado, 
que cae cargado de nieve y vértigo,
se repite en los foros
a través de los vídeos asombrados. 

Asombro es una palabra que rima
con la singladura de este chico desde
adolescente. 

En Mahón jugaba en el equipo de La Salle. 
Ya en cadete, taladró a sus
adversarios
con 71 puntos, insaciables como su
manera de defender, 
que a veces le lleva a precipitarse
(cuidado con la finta de McAleb)
pero muchas otras genera robos imprevistos
(Cortaberría, para la próxima tenlo en cuenta:
con él enfrente, la línea de pase es fugaz). 

Sergio Llull despertó expectativas desde el principio. 
Era el tímido benjamín de los campeones de Europa Junior 
(2004, Zaragoza). 

A los quince años se fue sólo a Manresa. 
Su padre Paco, ex tirador, le aconsejó pero le dejó hacer. 

En el 2007, precoz campeón de liga. 
Luego, deslumbró con sus prestaciones, 
pero también hizo callo con las críticas. 

con Messina se aficionó a la épica del escolta anotador. 
Pero se diluyó en corsés que atentaban contra su naturaleza cherokee. 

Es rápido como un caballo feliz
y preciso en su tiro como un arquero del ejército macedonio. 
Genera vibración en la hinchada. 

Corazón, valentía y velocidad. 
Con el señor Laso ha recordado la importancia de divertirse. 
Y de fluir a favor de la propia naturaleza. 

Si a eso le añadimos unas gotas de pausa y lectura,
encontramos a una mezcla de Corbalán y Iverson. 
Por fin estética y ética han hecho las paces. 

Lo vimos este domingo. 
Buen viaje,
jinete estelar de las cestas. 



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