En el pliegue Andrómeda
de nuestro origen,
más de 50.000 destinos
apagados
gracias a
nuestros levísimos pensamientos.
Más de la mitad,
niños menores de
tiempo.
Un feroz sentimiento de vergüenza.
Somalia, Kenia y Etiopía siguen afectadas por
los escombros del cielo
y nuestra morosa decencia.
y nuestra morosa decencia.
El riesgo de sufrir horror
se deja sentir durante generaciones.
La sequía, la mala gobernanza, el alza del precio
de los víveres, la
pérdida de cosechas y
la muerte
de miles de cabezas de ganado.
Una mutua corriente de extinción:
no gastemos dinero hasta asegurarnos de que
la muerte es indestructible
(Gracias a José Miguel Calatayud, que nutrió este poema de realidad desde Nairobi y al poeta Ángel Guinda, de quien tomé sus láminas de la muerte y el cielo para hacer fluir la tristeza)
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