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A todo esto, me han interrumpido el vaciado que estaba haciendo de la piscina. Nada me gusta más que esta pala. Al menos, ahora, que son las cinco de la tarde de este verano romano. Bien mirado, estas madonnas son consideradas, no quieren que me convierta en un bebé K.O en el primer asalto. Pero se les va la mano, no obstante confieso que me encanta cuando las miro y me sonríen, haga lo que haga, ya sea echarme un pedete o poner cara de niño selva...Me gusta esa amiga de mamá que lleva los pies desnudos, ojalá todo el mundo fuera tan surfera como ella y se dejaran llevar por las ganas de sed. En realidad ahora estoy muerto de agobio y con la incomodidad de que te quieran ahogar en barro. Pero me gusta ser un pequeño emperador acuático que todavía no tiene miedo para ir detrás de las cosas.
1 comentario:
¡Quién no quisiera ser ese bebé para sentirse objeto de deseo de tantas madonnas rotundas sin preocuparse lo más mínimo por llevar al descubierto los genitales! Muy logrado el post, aunque en ese verosímil apunte del hombrecito en ciernes se insinúan sin demasiado disimulo las apetencias explosivas de un explorador de los mundos femeninos, de un descubridor de bellezas palpables y reales que contribuyan a pasar mejor los días.
Eugenius
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