
Aunque aquella tarde los dos estaban envueltos en un estado de vergüenza y adoración. Son cosas que pasan después de moverte como un animal complaciente. Animal y complaciente. A veces era de esa especie. Y otras prefería esconderse en sus pensamientos, a ratos de cansancio hacia el mundo, a veces conmovido por las cosas pequeñas. Por eso aquella canción de Dylan le había convertido en un ser de luz y deseo. Estás muy cerca. Se concentró un poco y pudo sentir el tacto airado de su espalda. Nadie diría que habían pasado quince años. Delante de sí tenía una larga autopista, uno de sus mejores momentos de confianza y un puñado de sueños.


En mi mundo las mujeres son completamente sábado. Sonríen a los desconocidos con su cara de Halle Barry, te prueban con su cuerpo de Sofía Loren y traen la fascinanción con sus ojos de diosa ártica. De donde yo vengo las cenas son un gasto innecesario de tiempo, nos alimentamos del mismo modo que vosotros repostáis combustible para vuestros carros eléctricos. La procreación es una necesidad fisiológica, del mismo modo que vosotros dormís, nosotros intercambiamos cromos genéticos con nuestros cerebros. El dolor no existe en mi mundo. Somos criados en un una bañera de opiáceos donde la gente es feliz desde el principio. No hay envidia, no hay rencor, todo fluye. El único problema es el del aburrimiento. Un tedio que nos curamos explorando otros mundos. Lugares y estados de conciencia difíciles de imaginar para seres que siempre están peleando por un territorio. Lo nuestro es una conciencia colectiva donde nadie se siente desamparado. Es un mundo perfecto. Y al contrario de lo que tú crees, poeta, la perfección es fría. Por eso he venido a tu mundo, para conocer el modo en cómo fabricáis belleza de los derrumbamientos o las limitaciones. Ese ruido interior que os causa tanto sufrimiento, esa incapacidad para comunicaros y contentaros con lo elemental, con la vida funcionando, es lo que me conmueve de vosotros. Me fascina cómo superáis el dolor y construís la solidaridad en mitad de la catástrofe. O cómo vuestros cachorros con más privaciones son los que más ríen. En mi mundo no hay rencor. Pero a cambio nada nos hace temblar. Y al contrario de lo que tú crees, poeta, la perfección es fría porque no tenemos sueños como los tuyos.




