martes, octubre 03, 2006

Fuera de ti


Si miro las inscripciones de tu piel, debo pensar en ti como una mujer elegante. Inconclusa por elección. Vives en Nueva York porque todos necesitamos alguien enigmático y atormentado que sacuda la rutina de nuestras tristes mañanas de triste. Hasta alguien americano como Hopper. Y sí, te conozco. Bella como para provocar diferencias. Inteligente como para asustarte por todo lo que no sientes. También desgarrada como para temblar dentro. Dentro. Aquí, tal vez. Una sola vez. Apretando los labios traes momentos. La risa y el escándalo serán nuestra única salida. No dejo de mirar esos pies desnudos. Puede que notes enseguida mi impostado acento, pero ahora sé que no puedo indiferenciarme ante tus expectativas enjauladas. Simplemente no saber donde estas. El anhelo que te electrifica los pulmones. Mientras imaginas. Unos instantes. Ya no lo intentas. Tan sólo te sabes. Tus emociones y tu esclavitud. Con suerte, no seremos mucho más que eso: esclavos cardiacos de las estrellas. Pero ya no podré rescatarte de aquel cine saqueado, en el que la energía de tu silencio sugiere un lleno de vacío y placer. El alma de una coleccionista de detalles. Detalles para reír más, lástima ese cazador de angustias haya atrapado también el placer de tu cerebro. Ninguno conocerá ya tu sala de cine. Esa en la que a veces no puedes aguantar la historias porque liberan tu cuerpo y con él la tristeza de todos los momentos prohibidos. Esa en la que a veces yo también pruebo a refugiarme olvidando todo lo que podría haber sido.

No hay comentarios: