jueves, octubre 02, 2025

2 de octubre: una oportunidad planetaria para tomar conciencia de la No Violencia Activa

 


Estamos asediados de violencias. Interiores (cuando veo al otro como un competidor y me pongo en modo sálvese quien pueda o qué hay de lo mío) y también externas (maltrato psicológico, cosificación, precariedad laboral…por no hablar de genocidios, guerras y agresiones físicas o violencia cultural o religiosa, también con la crisis de la vivienda amenazando la vida digna de bastantes personas en este rincón del planeta). 

¿Cómo salir pues de ese encadenamiento de sufrimientos? Necesitamos construir un nuevo nivel de conciencia para salir del atolladero. Dicho de otra manera: precisamos “hacer acciones transferenciales en el mundo” que decía Silo, el fundador del Movimiento Humanista. Es decir: necesitamos ampliar la perspectiva. Ubicarnos en el mirador de lo sagrado que nos permita “trascender nuestros condicionamientos como especie” y construir acciones que nos pongan de acuerdo con nosotros y con la vida, en una dirección unitiva en la que pensamos, sentimos y actuamos en una dirección coherente, en la que trato al otro como me gustaría ser tratado. 

Esa dirección requiere esquivar la complacencia, el paternalismo y, por supuesto, el autoritarismo. Ese camino de vida requiere de una actitud en la que me comunico de manera verdadera, donde expongo mis vulnerabilidades y dificultades sí, pero donde también comparto mis aprendizajes y avances. Necesitamos grabar el hábito de dar desde una actitud reflexiva, que sale de lo mecánico. Las personas que mejor me han tratado en la vida me han ayudado a crecer, me han apoyado cómo la persona que podría llegar a ser, sin cosificarme en los baches del camino. 

Creo que el 2-O nos ofrece la oportunidad de resignificar la inestabilidad (que no el desequilibrio) como algo suave y querido, en el que me abro a los otros con la genuina aspiración de echar una mano. Eso requiere de comunicación directa, presencial y frecuente, también del compromiso con uno (ejercitando en el trazo cotidiano la autocrítica y la crítica) y con otros (no siempre te voy a decir lo que quieres escuchar, pero sí lo que creo que te puede ayudar, procurando estar cerca, aprendiendo el uno del otro). Es, claro, una dirección humilde, en la que uno se reconoce limitado y aprendiz en continua renovación del misterio de la vida. Es un camino en el que uno pide y agradece todos los días, configurando así un guía interno que nos alumbre futuro a todos. 

A veces parece un eco lejano ese porvenir en el que el ser humano crezca en “libertad, utilidad y felicidad”. Otras, sin embargo, el día a día te deja el aroma de lo unitivo, de lo que te hace ganar en intención, atención y energía. Necesitamos acumular muchas acciones válidas para elevar el destino personal y colectivo del ser humano. Generando así la posibilidad de una espiral en la que todos podamos aportar y aprender para el mejoramiento de la vida y el futuro que nos une. 

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