miércoles, octubre 20, 2010

Aprendizajes para todos


Esta bitácora está pidiendo una evolución. Y no seré yo quien se la niegue. Uno de los alicientes de esta temporada es el taller de guión que estoy cursando en la Piscifactoría, un vivero de actividades creativas gestionadas por el maestro Escarpa. El taller corre a cargo de Elisa Puerto, guionista en trance, transportista de conocimientos y una profesora con un criterio propio con la que pronto intuyes que destripar las claves de un guión te puede desvelar algunas paradojas de tu propia existencia.

Inspirado por la futura máxima de leer y aprended todos de ella, a partir de esta semana plasmaré los conocimientos e información que vaya adquiriendo en los talleres de Elisa. La esencia de estas reflexiones se nutre del magisterio y lecturas de Puerto. Si aprendéis algo de mis balbuceos para traducir su conocimiento, deberéis mantener la correspondencia con ella, cartógrafa delicada de emociones visuales. Esta serie de artículos pues será una forma de reverenciar su método y ordenar las ideas que ella va depositando en nuestras cabecitas con cada nueva sesión.

Despegamos esta senda con el repaso de la primera clase. En toda primera lección que se precie, acaba surgiendo una interesante colección de sugerencias densas y (a menudo) pertinentes llamada bibliografía. El taller de Elisa no es una excepción. En la primera clase nos habló de los siguientes libros como manuales de obligada referencia:

-‘El Guión: sustancia, estructura, estilo y principios de la escritura de guiones de Robert McKee
-‘El Punto G del Guión Cinematográfico’ de Miguel Machalski.
-‘Creación de Personajes Cinematográficos’, de Raúl Serrano
- ‘La construcción de los diálogos y su función en la narrativa cinematográfica’.
Javier Rodríguez de Fonseca.
-‘El héroe de las mil caras’, de Joseph Campbell

La buena noticia de estar en un taller de guión es que no sólo trabaja el departamento abstracto e imaginativo de tu cerebro. Es decir, que también hay lugar para relajarse con una droga llamada cine, que nuestra mentora resumió en las siguientes películas, de obligada visión para los alumnos de su taller de Guión Avanzado (I):

-‘Azul’ de Krzysztof Kieslowski
-‘El piano’ de Jane Campion
-‘Deadringers’ de David Cronenberg.
-‘Deseando amar’ de Wong Kar-Wai
-‘Las diabólicas’ de Clouzot
-‘Match Point’ de Woody Allen
-‘El quimérico inquilino’ de Roman Polanski
-‘El Gran Lebowski’ de los Hermanos Cohen.

La idea de ‘El viaje del héroe’, formulada por Joseph Campbell, se convirtió en el eje de nuestra primera clase. Los más curiosos ya habréis clicado en los 12 puntos básicos que conforman este molde analítico que compendia la estructura narrativa de los grandes relatos orales, literarios y cinematográficos de la historia de nuestra especie. Al final, estamos hablando de la estructura de cualquier historia bien contada, en la que se plasma el tránsito de niño a adulto que debe afrontar el protagonista del relato.

Asimismo, en esta primera sesión abordamos varios conceptos que sospecho serán recurrentes en las próximas lecciones. Por ejemplo, la figura del aliado mayor del protagonista, que quiere y necesita lo mismo que éste. Y que se define por complementarle. Normalmente, el protagonista lleva la acción de la historia y su aliado lo completa con su conciencia. Nada nuevo bajo el sol. Estamos hablando de El Quijote y Sancho. Holmes y Watson. Batman y su mayordomo Alfred. En esa línea, Elisa nos explicó que los aliados funcionan también como mentores; el paradigma ya sabéis que es ese ‘Pepito Grillo’ que tantos tormentos y decencia sigue repartiendo por el mundo.

También hubo ocasión de abordar algunos arquetipos en la inmemorial tarea de fabricar historias para todos los públicos. Una labor en la que inevitablemente se han edificado infinidad de lugares comunes en los personajes. Uno de los más recurrentes es aquel que dibuja a la mujer rubia como princesa (objeto a rescatar) y como símbolo de pureza y virginidad. Afortunadamente, siempre ha habido rubias singulares, pienso en Marylim o Scarlett, que le han introducido al tópico las dosis suficientes de picante como para apreciar en las blonde woman de este mundo el reverso de experiencia y tentación que actualiza y pone interesante aquel ideal que anhelaban nuestros tatarabuelos.

Eso sí, si hablamos de personajes, existe un dualismo que mueve el alma de los actores de cualquier narración. Por un lado, el deseo, que es la búsqueda consciente del personaje. Por otro, la necesidad, que es la motivación interna inconsciente que guía sus acciones. Pongamos algunos ejemplos para comprender mejor este dualismo. El deseo de Rose, la protagonista de Titanic encarnada por Kate Winslet, es escapar. Su necesidad, encontrar su propio camino.

El deseo de Clarice Starling, la heroína de ‘El Silencio de los Corderos’ es atrapar al asesino en serie que galvaniza el primer caso que le toca resolver. Su necesidad: emprender ese viaje interior que le lleve a acallar los corderos de su infancia-adolescencia, es decir encontrar la llave de paso que resuelva el trauma que la inició en su carrera policial.

Al final, se trata de encontrar nuestra pasión; es decir, la esencia que nos hace estar vivos, que nos conecta con nuestra existencia. En esa dinámica, cada uno de nosotros tenemos nuestra madeja de obsesiones, que nos definen por su presencia o por su fantasma. Alguien habló del incesto como premisa recurrente de sus historias. Y lo explicó por su necesidad de encontrar un espejo vital. La necesidad de verse reflejado, explicado, descifrado en otra persona. ‘Temo’ que la mayoría de vosotros vais a veros identificados en esa búsqueda de espejo. Negaré haberlo escrito, pero el ‘transcriptor’ de estas líneas también forma parte del club. Obsesiones de humanos, que sin darse mucha conciencia fabrican historias para tratar de entender algo de la suya y encontrar así una intuición de hacia donde orientar sus pasos…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Disfruta el taller, tiene muy buena pinta, sólo una cosa, no descuides la poesía eh??? Qué a los que te leemos nos guta y mucho ;-)

Soledad

Pedro Fernaud Quintana dijo...

Molto grazie, Soledad. Y non te preocupare, la poesía siempre ocupará un lugar preferentemente en mi vida, es como si le pides a alguien que se olvide de cantar ;-)