(El Alta Gestión doblegó con solvencia al Granada en un partido caracterizado por la fluidez del ataque naranja y la falta de profundidad de banquillo nazarí)
El Fuenla inauguró la primavera recuperando su mejor versión de esta temporada; con un baloncesto alegre, desenfadado, donde sólo hay dos mandamientos: aprieta los músculos en defensa y sal a divertirte en ataque. Parafraseando al tío Bruce Lee, el Fuenla fue canastas. Hay gente que nace para jugar con naturalidad. Y esa bendición le fue concedida a unos cuantos jugadores fuenlabreños.
El mejor del partido ante los granadinos fue Antonio Bueno. El pívot vallecano anotó con decisión y brillantez. Dicen que Picasso necesitó de toda una vida para aprender a pintar como un niño. Algo parecido puede decir Bueno, que ha necesito una década como profesional para descubrir la alquimia como jugador profesional: no lo pienses, hazlo. Déjate llevar por el instinto, eres lo suficientemente bueno. Basta con que fluyas.
Eso hizo. Y enfrente no tenía precisamente un cualquiera. Curtis Borchard, uno de los jerarcas de la liga en la zona, se quedó anodado de cómo el pívot intencional ejecutaba movimientos a la velocidad del pensamiento. Giros que casi siempre le otorgaban una pequeña ventaja que terminaban en semiganchos cómodos o, por qué no, mates violentos que completaban la sincronía de los contraataques naranjas.
La batuta de esas contras, habitat preferencial de los chicos de Luis Guill, corrió a cargo de Kris Walters, autor de ocho asistencias. El Granada presentó batalla mientras estuvieron en pista sus tres mejores hombres de la noche: Gianella, Hunter y Scepanovic. Pero cuando éstos se tomaron un respiro, el Fuenla pisó el acelerador. Es lo que tiene tener más (y mejor) fondo de armario. Definitivamente, esta primavera se lleva el naranja. Si usted quiere elegancia, consulte con Saúl Blanco, el chico tímido que monta éxitos en ataque con la misma facilidad que caza rebotes (seis).
Si prefieren un estilo desenfadado y fresco, pueden imitar los peinados (y pases) imposibles de Walters. También el 2009 se recordará por la vuelta de la sobriedad, expresada por Antonio Bueno, que trabaja como un minero durante la semana para luego lucir coraza de tío fiable. El caso es que tras un primer cuarto igualado (23-20), el Fuenla se fue con claridad en el marcador (55-45) y descosió del todo el partido en el tercer acto (28-12). Con la grada entregada y la constatación de que, en sus mejores tardes, Tskitishvili es un tipo duro y delicado (6 rebotes y 3 triples).
Así las cosas, el Granada se echó un kilo de maquillaje a última hora, por aquello de engañar a los amantes de la apariencia estadística. Pero la gente observadora no se deja engañar y sabe que este sábado la más guapa (fuenlabreña) triunfó casi al instante. Con ese perfume insuperable que ofrecen las princesas de barrio cuando llegan estas fechas. Todo apunta a que la historia de amor del Fuenla con la victoria puede tener un bonito nuevo marco este domingo. ¿Lugar? Cerca de la playa de la Concha, en San Sebastián. Belleza llama a belleza dijo el filósofo.
El Fuenla inauguró la primavera recuperando su mejor versión de esta temporada; con un baloncesto alegre, desenfadado, donde sólo hay dos mandamientos: aprieta los músculos en defensa y sal a divertirte en ataque. Parafraseando al tío Bruce Lee, el Fuenla fue canastas. Hay gente que nace para jugar con naturalidad. Y esa bendición le fue concedida a unos cuantos jugadores fuenlabreños.
El mejor del partido ante los granadinos fue Antonio Bueno. El pívot vallecano anotó con decisión y brillantez. Dicen que Picasso necesitó de toda una vida para aprender a pintar como un niño. Algo parecido puede decir Bueno, que ha necesito una década como profesional para descubrir la alquimia como jugador profesional: no lo pienses, hazlo. Déjate llevar por el instinto, eres lo suficientemente bueno. Basta con que fluyas.
Eso hizo. Y enfrente no tenía precisamente un cualquiera. Curtis Borchard, uno de los jerarcas de la liga en la zona, se quedó anodado de cómo el pívot intencional ejecutaba movimientos a la velocidad del pensamiento. Giros que casi siempre le otorgaban una pequeña ventaja que terminaban en semiganchos cómodos o, por qué no, mates violentos que completaban la sincronía de los contraataques naranjas.
La batuta de esas contras, habitat preferencial de los chicos de Luis Guill, corrió a cargo de Kris Walters, autor de ocho asistencias. El Granada presentó batalla mientras estuvieron en pista sus tres mejores hombres de la noche: Gianella, Hunter y Scepanovic. Pero cuando éstos se tomaron un respiro, el Fuenla pisó el acelerador. Es lo que tiene tener más (y mejor) fondo de armario. Definitivamente, esta primavera se lleva el naranja. Si usted quiere elegancia, consulte con Saúl Blanco, el chico tímido que monta éxitos en ataque con la misma facilidad que caza rebotes (seis).
Si prefieren un estilo desenfadado y fresco, pueden imitar los peinados (y pases) imposibles de Walters. También el 2009 se recordará por la vuelta de la sobriedad, expresada por Antonio Bueno, que trabaja como un minero durante la semana para luego lucir coraza de tío fiable. El caso es que tras un primer cuarto igualado (23-20), el Fuenla se fue con claridad en el marcador (55-45) y descosió del todo el partido en el tercer acto (28-12). Con la grada entregada y la constatación de que, en sus mejores tardes, Tskitishvili es un tipo duro y delicado (6 rebotes y 3 triples).
Así las cosas, el Granada se echó un kilo de maquillaje a última hora, por aquello de engañar a los amantes de la apariencia estadística. Pero la gente observadora no se deja engañar y sabe que este sábado la más guapa (fuenlabreña) triunfó casi al instante. Con ese perfume insuperable que ofrecen las princesas de barrio cuando llegan estas fechas. Todo apunta a que la historia de amor del Fuenla con la victoria puede tener un bonito nuevo marco este domingo. ¿Lugar? Cerca de la playa de la Concha, en San Sebastián. Belleza llama a belleza dijo el filósofo.