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Nazarín es una de las obras maestras de Luis Buñuel, que por cierto está disponible estos días en la plataforma YouTube. La película está inspirada en la novela del mismo nombre elaborada por Benito Pérez Galdós. La historia relata la historia de Nazarín (interpretado magistralmente por Paco Rabal), un sacerdote de comportamiento íntegro que vela por todas las personas de su vecindario, aún a riesgo de su propio bienestar, lo que queda de relieve en que le roban prácticamente todo lo que tiene y encima tiene que terminar abandonando su hogar porque se lo queman...
Tanta compasión acaba generando escuela y el sacerdote, que vive en una aldea a medio camino entre lo fantástico y verosímil, que mezcla el folclore mejicano con algunos empecinamientos del genio español, acaba siendo seguidas por dos meretrices (Rita Macedo y Marga López)
a las que ha inspirado con sus actos coherentes, repletos de humanidad.
a las que ha inspirado con sus actos coherentes, repletos de humanidad.
Por el camino, la mayoría de las acciones del protagonista encuentran incomprensión o burla. Claro que eso no es óbice para que sus descarriadas admiradoras vayan tejiendo una mayor fe en la vida gracias al quijotismo místico de su protagonista y la ayuda desinteresada que va brindando a sus prójimos.
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En tiempos del coronavirus, conmueve comprobar (y conectar) con esos abuelos nuestros que se dejaron (o que se la jugaban temeriamente sin 'mascarillas escudo') la vida ante plagas como la peste negra, aferrados a una variable protección divina y movidos por una necesidad diaria de sobrevivencia, que nos hermana con 'los que resuelven' actualmente en cada latido diario en numerosos pueblos y ciudades de África, América Latina y hasta Asia.
Fuente de foto: cinema 22
La película se ve del tirón. Se disfruta y hay algo conmovedor en la manera en que su protagonista se empeña en tender puentes entre sus principios y las personas a las que auxilia. La cinta sirve también para poner el foco en las injusticias sociales y ese grosero resorte de violencia a través del que los hombres de aquel tiempo (la peli está ambientada en el Méjico de principios del XX) trataban a las mujeres como ganado.
Pocas damas lloran, suplican y se alegran con el entusiasmo de esas rameras aztecas que llenan de claroscuros una película en la que, más allá de la religión, brilla el deseo inconmovible de Buñuel de conectar con la trascendencia. ¿Qué pasaría si un hombre común se acercara a la verdad de los actos de Cristo? De esa posibilidad versa esta entretenida y conmovedora historia.
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