lunes, agosto 04, 2014

Los rockeros pueden ser fotógrafos, los mutantes necesitan sentirse protegidos

El fin de semana puede ser una rampa hacia el entretenimiento, el asombro y la diversión en compañía de buenos amigos.

El sábado aterrizamos en la exposición que Alberto García-Alix tiene en el Círculo de Bellas Artes, cortesía de Photoespaña. García Alix, Premio Nacional de fotografía entre otros reconocimientos, puede ser definido como fotógrafo de la movida. También como retratista de los límites humanos y urbanos. Un tipo que, cámara en mano, retrata los aspectos más cotidianos de la manera más delicada y salvaje.

En esta muestra, que congrega un puñado interesante de sus autorretratos, vuelve a despuntar su talento para generar humor en el contraste que vinculan sus imágenes y los títulos que las enmarcan. Humor en busca de provocación. Así podemos ver una foto a medio atardecer de un dormitorio en el que se lee ‘me acosté con una virgen’. La imagen muestra una cama vacía con la madre del carpintero Dios presidiando la estampa. Un poco más adelante encontramos un brazo tatuado hasta el barroquismo (el del propio García-Alíx) sosteniendo un condón, con el enmarque de historia de un amor (cito de memoria, pero el contraste entre los títulos y las imágenes sorprende, genera un espacio para el humor y también la sugerencia).

Una sugerencia salvaje, despojada de convencionalismos o inhibiciones. Es algo que se aprecia también cuando vemos el brazo del fotógrafo-modelo a punto de recibir el aguijoneo de una jeringuilla, con el evocador título de mi primera vez. Las drogas también tienen su momento con el rostro del rockero-fotógrafo en pleno delirio. He dicho rockero porque esa es la sensación que uno tiene al visitar esta muestra. García-Alix es un tipo apuesto, tatuado como un códice libertario, con gusto por la provocación, el exhibicionismo y…la valentía.

Porque sí, la gente, los amigos, pueden quedarse con su tendencia al narcisimo, con un desnudo integral o una estampa, en el descanso de un carnaval, en la que el propio Alberto nos mira, careta en mano, mientras vacía el esfínter. Hay quien aprecia en esos momentos el escorzo de una estrella del rock que se sabe dueño de las miradas, el corazón y puede que el deseo del público. La vanidad gamberra de quien adora estar en el centro.


Y es cierto. Pero también hay espacio para ver otra capa de profundidad en su trabajo: la del desgarro, el compromiso y la valentía para mirar (y cuidar la luz, el encuadre), mirarse y mirarnos (como en “tenemos algo en común”) desde el vacío y la desnudez interior.

En ese ángulo de la mirada, encontramos un pájaro azabache que reposa en la piel del cronista, también a un romántico que se desmortaliza junto a las mujeres que ama (de cara, de muslos). Un hombre con la mirada triste y el alma veloz (tanto como para pegarse castañazos en la moto de competición, tanto como para desintegrarse en algunas medias tardes).

Un tipo, en suma, que no tiene reparos en posar con meretrices y dar atención a los que no encajan en el molde convencional. Un pájaro de pelo ahora blanco que ha modelado su cuerpo conforme dejaba correr la energía y se adentraba en excesos. Un sioux castizo de pelo encrespado que encuentra la paz con los ojos cerrados, respirando eternidad la orilla de una carretera, en mitad de ninguna parte. Poesía desolada lo llaman. Gracias Guaci y Santi por compartir la experiencia; por suerte luego en la cena hubo arepas y empanadas chilenas para reparar el alma; aunque después cayéramos en brazos de helados faltamente deliciosos. Nadie es perfecto.

El domingo fue para ejercitar las piernas. El tío Davide me dejó la cuarta y quinta temporada de los Soprano (prometo postal un poco más adelante) y nos adentramos en el proceloso universo de los mutantes, más conocidos como X-Man; cinco pinceladas sobre ella:

1-Los mutantes, como las minorías, necesitan sentirse protegidos: alentados, respetados y cuidados. Es una interesante lección para el día a día, porque todos (antes o después) somos parte de esa minoría en algún momento de nuestra historia.
2-Es decir, da igual que tengas habilidades extraordinarias, al final necesitas tu dosis universal de conexión, encuentro y colaboración con la gente que te rodea.
3-La película, Días del Futuro Pasado, es probablemente la más interesante de la saga. Por los claroscuros que presenta en sus protagonistas y por el equilibrio que logra entre ritmo, acción y contenido (de aceptación de la propia identidad, de encuentro con el otro, de doma de los demonios interiores).
4-Tu antagonista te recuerda lo que te falta. Te irrita y te molesta sí. Pero también puede ser un cauce para sacar lo mejor de ti, algo nuevo que no tenías antes de cruzarte con él.
5- Qué atractiva es Franke Jansen, más con el pelo rojo.


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