miércoles, julio 30, 2014

La chica del bikini rojo

Era rubia como un géiser inverso, con un descenso proporcionado y provocativo, como la invitación que ceñía sus poemas. Era silenciosa como lo es el monte cuando quiere que te centres en su belleza. La chica del poema rubio tenía la risa amplia y un cuerpo lleno de atardeceres, que sólo movía, divertida y burlona, para invitar al chico de la moto nueva a que dibujara mejor los caballitos. Cerca, en el centro de su risa, sonaba la siguiente posibilidad hacia el poco a poco de sus poemas.


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