Vestida de negro se me olvida que tengo que estudiarte.
Tu piel prueba nuevos recorridos difíciles de negar.
Vestida de negro tus palabras siguen temblando y ya no
vértigo.
Tu piel es la de un animal impertinente
con la que quiero derrotar incertidumbre.
Cuando camino por la calle,
la gente me envidia en voz alta
por haberte engañado.
No se cómo devolverte a la tierra de las musas.
En el préstamo de tu talento
las chicas del poema respiran despacio
cómo si el cuarto fuera realmente un palacio.
Y las grutas se ponen melancólicas,
cómo si los pensamientos
tuvieran la creatividad de tus manos.
En aquel momento,
los lampiños atracadores de banco te querían
arrancar las gafas
y aquel otro mordía (silencio)
mientras improvisaba sabor de la Pampa.
Pero lo importante sucede entre tú (silencio)
y todos esos acaparadores del talento.
Déjame envolverte la cintura
mientras esquivamos los despacios de la muerte.
Vestida de negro eres la portada de mi sueño.