Algunos de vosotros estáis familiarizados con este término porque es el nombre de un sistema para ordenadores bastante exitoso. Por lo que sé, el sistema honra su nombre porque es un software abierto, disponible para todos.
La primera vez que escuché hablar de Ubuntu fue en un
artículo de Miguel Ángel Paniagua
para la revista Gigantes. Después, he escuchado asociar ese término a Nelson Mandela.
Tanto es así que Wikipedia define este concepto como “una regla ética sudafricana enfocada en la lealtad de las personas y las
relaciones entre éstas. La palabra proviene de las lenguas zulú y xhosa”.
En esencia, Ubuntu habla de velar por el bienestar de la
comunidad como eje que fortalece a uno mismo. Gracias a películas como Avatar
(algunas cosas buenas también tiene el cine palomitero), ideas como esa se van
grabando en un inconsciente colectivo más amplio.
Hay otra anécdota que ilustra esta práctica. Se trata de un
experimento que puso en práctica un antropólogo francés. El hombre se fue a un
poblado africano y propuso a un grupo de niños el siguiente juego: una carrera
con tarta como premio final. El primero de ellos que llegara ganaría y
disfrutaría él solo de ese manjar. Los chavales aceptaron la propuesta y acto
seguido entrelazaron sus manos y fueron al encuentro de la tarta. Cuando el antropólogo les preguntó el porqué de su conducta, los chavales contestaron que para ellos la felicidad era/ tiene que ser de todos. No podían imaginarse disfrutando de la tarta sabiendo que el resto de sus amigos no lo estaban haciendo o estaban pasando hambre.
Esta anécdota ilustra con claridad el germen de una filosofía que hunde sus raíces en diversas tradiciones ancestrales de las tribus africanas. A saber: la idea de que cuando nace un niño, debe ser cuidado por toda la tribu para crecer en armonía y desarrollarse con vigor, cultivando todas sus cualidades.
En esa sintonía funciona también el canto como manto de protección para niños y adultos. La idea de fusión con la naturaleza como elemento de vida: aprendiendo a respetarla y cuidarla, mientras ella nos ayuda a vivir más equilibrados, más armoniosos y mejor sintonizados con nuestra esencialidad personal y colectiva.
También la importancia de cuidar y velar por cada integrante de la tribu, envolviéndole con el canto cuando se ha equivocado, centrando la atención en reprochar sus actos aberrantes pero brindándole todo el cariño, el apoyo y la atención que necesita en ese tramo de su vida para que se cure del descontrol que ha generado ese daño. El canto pues como herramienta de sanación y camino de regeneración.
Dos últimas notas sobre Ubuntu.
1) En una primera capa, todos necesitamos el amor y la
protección de todos nuestros semejantes. Sería algo así como prolongar la
incondicionalidad que nos tienen nuestros abuelos, padres y (con suerte y buena
disposición de las dos partes) hermanos a círculos cada vez más amplios. Ubuntu
también se puede interpretar como “todo lo que es mío es para todos. Yo soy lo
que soy en función de lo que todos somos” (máxima que aplicaron al milímetro
los amigos de Wall Street o el asceta Francisco Granados…).
Y, algo muy interesante, Ubuntu (y la tradición tribal
africana más estimulante) también condensa una filosofía de respeto, conocimiento,
cuidado y relación con el mundo natural que nos recuerda que todo está
conectado…
En suma, compartir es un enlace universal que a todos nos
conecta. ¿Cómo se facilita esta disposición? Cultivando tu humildad, haciendo
crecer tu empatía. Mandela nos dio una
vivencia extraordinaria http://aedipecv.com/noticias/entrevistas/381-entrevista-a-john-carlin-autor-del-libro-qel-factor-humanoq-.html
con el logro que articuló con el Mundial de rugby que organizó (y ganó) su
país, como emblema de reconciliación nacional.
La definición de Ubuntu de Desmond Tutu creo que condensa
muy bien esta filosofía: “Una persona con ubuntu es abierta y está disponible
para los demás, respalda a los demás; no se siente amenazado cuando otros son
capaces y son buenos en algo, porque está seguro de sí mismo ya que sabe que
pertenece a una gran totalidad, que se decrece cuando otras personas son
humilladas o menospreciadas, cuando otros son torturados u oprimidos”.
2) En un segundo nivel, Ubuntu reconoce el grado de desempeño,
de aportaciones que hace una persona a la comunidad. Este crecimiento nos
fortalece a todos. Una idea, por cierto, que entronca con una máxima que solía
repetir Gandhi: la esperanza y las posibilidades de desarrollo de nuestra
especie deben medirse por la labor los mejores ejemplares de la misma J
Pd: Gracias al Bosque Habitado, por
su inspiración africano-ecológicaPd2: Gracias a Auro por contagiarme su pasión por el continente africano
Pd3: Gracias a You Tube por nutrir un par de los ejes que
integran este relato
Pd4: Gracias a Wikipedia por ‘arborear’ las definiciones de
Ubuntu
Pd5: Lo sé, pensabas que este gracias no llegaría, pero te lo
mereces por haber leído hasta aquí. Grazie, merci, thx, danke, mahalo J
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