Haikus, liras, sonetos, submarinismo emocional...cine, series, baloncesto y algo de literatura; arrebatos y destellos para darle arraigo a la posibilidad. Lo mejor está por venir. A través de esa idea, vivo, disfruto y ordeno la realidad, que construimos juntos cada día :-). Un blog de Pedro Fernaud Quintana
jueves, enero 01, 2015
Picasso: cumbre del arte y vida de tormentas
El arte de Picasso dinamitó convenciones y retrató pulsiones de erotismo (amor apasionado fundido con deseo sexual) y muerte (desintegración y final sin sentido si consideramos la vida sólo desde una perspectiva material).
Su manera de conciliar estilos (del figurativismo al cubismo, abriendo posibilidades en diferentes direcciones) y de cubrir todas las tonalidades de la naturaleza humana fascina y al tiempo intimida. Su facilidad para canibalizar emocional y artísticamente eran un motor de primera clase.
En sus latidos artísticos combaten y se entrelazan a un tiempo la España decimonónica, el arte neolítico y tribal, los trazos de la tradición neoclásica y, sobre todo, un potente deseo de apertura (alimentado por su hambre de reconocimiento personal) y búsqueda de nuevas formas de expresión pictórica, en permanente diálogo con las vanguardias de esa París floral en la que cuajó como artista, evolucionó como hombre y creció como leyenda.
El impulso creativo y el tono autodestructivo dialogan sin cesar en sus obras y sus relaciones de pareja (mástil de afirmación vital y fuente inagotable de inspiración creativa), familiares y sociales. Su obra y su vida representan tantas tensiones y contradicciones como el mundo que le tocó vivir. Me quedo con su contribución a la historia del arte universal, con una mirada audaz donde las perspectivas se entrelazan y encuentra un hilo umbilical con los cambios de atmósfera del alma humana, que desde su hipnótica mirada estaba tiznada de horror y belleza a un tiempo.
Rescato su habilidad para residir en el País de la Permanencia Creativa. Su entrega a su vocación, sus apuestas por el pacifismo (con el Guernica como cima de lo atroz; expresividad y excelencia en la denuncia del sinsentido de las guerras) y esa pasión con la que amaba, pintaba, creaba y miraba.
Un verbo vital (una acción, libre y diversa) que le permitió navegar hasta los 91 años, con un universo en constante expansión y exploración. Un cosmos que todavía hoy sigue siendo referencia insoslayable en la construcción de nuevas ventanas a la realidad exterior e interior en el mundo del arte.
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