De qué va: se
trata de una colección de relatos visuales que exprimen las malas ideas de una
cabeza cualquiera, enfrentadas a las dificultades de una vida, un día o una
situación límite.
Por qué me gusta:
por el anuncio que enmarca estas líneas. Porque contiene montañas de saludable
mala leche con las que neutralizar las dificultades de una semana cualquiera.
Cada una de las historias que integran este relato coral es una salida de
emergencia, desbocada, a la rabia acumulada que una vida promedio puede
acumular en un momento determinado de su vida. Son salidas salvajes,
desproporcionadas; que construyen toboganes a favor del “más enfado todavía”.
Por el camino, te disuelves del mar humor, te asombras,
sufres y, sobre todo, disfrutas. Todo combinado en un liberador mismo tiempo.
Porque tu animal salvaje comprende que no está solo. Claro que como animal
humano que se precie también acabas estallando en carcajadas ante tanta
liberación de mala hostia.
Las pegas: quizá
no sea la mejor idea visitar esta cinta en un día particularmente cínico (o sí,
si uno piensa en una terapia de choque). El caso es que la rabia, el enfado, el
mal humor, la desesperanza, el absurdo y la desesperación de muchas mujeres y
hombres fluyen con facilidad en este pentagrama de catarsis (purificación de
las pasiones del ánimo mediante las emociones que provoca la contemplación de
una situación trágica; Liberación o eliminación de los recuerdos que alteran la
mente o el equilibrio nervioso).
Cuándo verla.
Entresemana, en la cima de un enfado, del desencanto o el hartazgo, por esas
pequeñas miserias que no dependen de uno. Y en buena compañía (que con esta
película significa alguien que sepa, quiera, fluya con la música…Quien dice
música dice risa J
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