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martes, mayo 11, 2021

Qué representa ser humanista en el siglo XXI

 


Existe un conocimiento general sobre lo que representó ser humanista en su momento, cuando floreció el Renacimiento, allá por los siglos XV y XVI, y se ubicó al  ser humano en el centro del debate, como medida de proporción y como eje para articular las cosmovisiones. Lo que no está tan claro es el papel que puede jugar un nuevo humanismo en el tiempo actual.

Para elaborar esta reflexión, me he guiado por la charla que dio en su momento Mario Rodríguez, Silo, fundador del Nuevo Humanismo o Humanismo Universalista. La reflexión se titula Humanismo, data de 2008, y puedes encontrarla en la web silo.net. En ella Silo habla de un nuevo humanismo que pone el ser humano como valor central.

Las reflexiones que contiene esta transmisión mantienen intacta su vigencia. Por ejemplo, cuando se habla de que "el mundo está necesitado, más que en otros épocas, de humanismo, porque los acontecimientos están marcando un desborde de la violencia en todos los campos y un deterioro de toda referencia en los individuos y los pueblos".

Ante esa situación, "el Humanismo Universalista tiene la posibilidad de crear conciencia y acción no violenta y constituirse en referencia para amplias capas de la población mundial. El Humanismo para ser eficaz debe contar con un movimiento organizado, participativo y flexible, que de especial importancia a la difusión de sus ideas y acciones. Sin duda, la mejor difusión será aquella que se base en acciones ejemplares con las cuales dar participación a sectores amplios de la población".

Cuando pienso en este tipo de acciones ejemplares, evoco las experiencias significativas que tejemos, de manera mensual, en los talleres del fuego que desarrollamos en la Asociación Humanista Entrevecinxs de Tetuán.. Espacios de convivencia, aprendizaje y afecto que nos permiten conectar con la intención evolutiva que representaron el manejo de la arcilla, la cerámica, los moldes, el bronce, el hierro o el vidrio, entre otros. Son ámbitos donde prima la comunicación y el trabajo en equipo, en una atmósfera colaborativa, en la que cabe la riqueza de un conjunto humano hecho con distintos estratos sociales, culturales y generacionales.

La transmisión que articula este relato contiene otras miradas que también sorprenden por su actualidad y valor. Como cuando se comenta que "la aceleración del tempo histórico que terminó de liquidar hace no mucho tiempo los restos feudales y coloniales, ha seguido avanzando hacia las frágiles estructuras de los estados nacionales, y a su vez las regionalizaciones siguen avanzando, no sin tropiezos, ante los nacionalismos agonizantes. Crece el chovinismo: se glorifica la cultura propia y se demonizan las ajenas, articulando así revanchismos cada vez más violentos. Al creciente embate de los imperialismos que afirman sus propios intereses y con ello justifican la violencia de una cultura sobre otras, va correspondiendo el aumento de la violencia general de las culturas".



Frente a esa dinámica de fragmentación y nihilismo, "el Humanismo Universalista debe actuar en las distintas culturas, respetando las diferencias entre ellas, así como respetando los usos y costumbres de cada cual, al tiempo que niega toda discriminación y afirma la libertad del ser humano por encima de sus características culturales".

Este artículo lleva la promesa de esbozar unos trazos respecto a qué representa ser humanista en estos tiempos confusos y de invidualismo atroz, intensificados por la pandemia. El inicio del documento humanista fija unas coordenadas que dan referencia y esperanza a un tiempo "los humanistas son mujeres y hombres de esta época. Reconocen los antecedentes del humanismo histórico y se inspiran en los aportes de las distintas culturas. No solamente de aquellas que en este momento ocupan un lugar central. Son además hombres y mujeres que se proyectan a un nuevo mundo. Los humanistas sienten que su historia es muy larga y que su futuro es aún más extendido. Piensan en el porvenir, luchando por superar la crisis general del presente. Son optimistas. Creen en la libertad y en el progreso social. Los humanistas son internacionalistas. Aspiran a una nación humana universal. Comprenden globalmente al mundo en que viven y actúan en su medio inmediato" (en esta parte cobra especial realce la aplicación diaria de la regla de oro "trata al otro como quieres ser tratado", a través de buenas dosis de atención, comunicación y compasión. Cuando realizas esas acciones unitivas, sientes que algo crece en tu interior, también el deseo de repetir esa clase de conducta, integradora.

Prosigue el documento humanista con una serie de claves que ayudan a emplazarse en este momento histórico. "Los humanistas no desean un mundo uniforme sino múltiple. Múltiple en las etnias, lenguas y costumbres. Múltiple en las localidades, las regiones y las autonomías. Multiple en las ideas y aspiraciones. Multiple en las creencias, el ateísmo y la religiosidad. Multiple en el trabajo y la creatividad. Los humanistas no quieren amos. No quieren dirigentes ni jefes. Ni se sienten representantes ni jefes de nadie. Los humanistas no quieren un estado centralizado ni un para estado que lo reemplaze. Los humanistas no tienen ejércitos policíacos ni bandas armadas que los sustituyan. Pero entre las aspiraciones humanistas y las realidades del mundo de hoy se ha levantado un muro. Ha llegado el momento de derribarlo. Para ello es necesario la unión de todos los humanistas del mundo".

martes, agosto 25, 2020

Westworld: androides que saben trabajar en equipo y el reto de construir el libre albedrío

 Fuente de foto: filmaffinity.com

Una de las joyas de la corona de HBO en el continente de las series es Westworld, una serie llena de aristas que relata de una manera emocionante, imaginativa y, por momentos, verosímil las posibilidades y los retos que abre la evolución de la inteligencia artificial.

La serie lleva la rúbrica de Jonathan Nolan (hermano de Christopher y coguionista de Memento y un par de entregas de la saga de Batman) y Lisa Joy. A su favor, conviene argumentar el verismo de varios de los datos y recreaciones (muy interesante el concepto de la mente bicameral que estructura el desarrollo de la conciencia de los robots) y su talento para combinar acción, misterio y tonalidades emocionales en el dibujo de unos personajes poliédricos, que en un mismo capítulo pueden despertar admiración, recelo y hasta repulsión.


       Fuente de foto: Passengers 6 A

Dicho en pocas palabras, el punto de partida de la serie nos cuenta cómo son las peripecias de los humanos en un parque temático que recrea el salvaje oeste, un lugar poblado por robots que interactuan con cada visitante en función de sus decisiones y apetencias, que con desconsoladora frecuencia acaban derivando en violaciones y asesinatos.

De manera que pronto se nos plantea un dilema de envergadura: ¿existe el maltrato a androides? ¿Se puede hablar propiamente de matar a un robot? Antes de que respondáis, hay que matizar que estos individuos de inteligencia artificial que protagonizan Westworld muestran una riqueza emocional que para sí quisieran prohombres de nuestro tiempo como Trump, Bolsonaro o Putin.


    Fuente de foto: elnacional.com

Esos matices en la gestualidad y la mirada corresponden con el talento de los intérpretes que dan vida a estos sofisticados autómatas: Dolores (Evan Rachel Wood), Maeve (Thandie Newton), Bernard (Jefrwey Right) y los inconmensurables Anthony Hopkins y Ed Harris dando vida a los inquietantes Ford y William.

La paradoja de esta serie es que resulta mucho más fácil reconocerse en los robots que en los humanos (el promedio del comportamiento  seres de carne y hueso de esta fábula futurista- no estamos tan seguros de poder decir con alma- es bastante lamentable). Estos androides mejoran y aprenden muy rápido gracias a su pasión por comunicarse y afinar en los detalles. Tanpoco es nada despreciable su destreza para procesar datos y nuevas ideas, por no hablar de su predisposición a improvisar, que por cierto es una de las cualidades que los españoles menos valoramos de nosotros mismos y que más sorprende de estos tecnohumanos.


Fuente de foto: espinof.com

Además, cautiva cómo se estructura la narrativa de esta historia, en la que se entremezclan perspectivas y tiempos de manera que la historia gana en interés y asombro, ya que la información está dosificada de una manera tan sabía como proporcionada, en un tempo in crescendo, en la que nada es exactamente cómo parece, lo que hace que vaya aumentando tu fascinación ante este mundo en el que la distopía ha seguido ganando terreno...

También es muy interesante el protagonismo femenino que encarnan los personajes de Dolores y Maeve (magistralmente interpretadas por Wood y Newton), mujeres que aprenden a luchar para encontrar un lugar más justo y digno para ellas y los suyos. Estimulante es, así mismo, la compasión que es capaz de desplegar Bernard, haciendo así mucho más interesante su bagaje intelectual y su fe en estos androides.


Fuente de foto: Fuera de series

Por suerte, todavía se dejan resquicios en esta historia para construir una vida personal y colectiva donde prime la libertad de elección, aunque sea entre ciertas condiciones y resulte "jodidamente complicado", en palabras de una de las seductoras robots anfitrionas, quizá no tanto si aprendemos de veras a cultivar una vida en la que prime lo esencial: una conexión con la trascendencia más fácil de edificar si vinculamos con aquello que nos une y hace crecer.

lunes, junio 01, 2020

El viaje de Chihiro: una aventura para recordar las cualidades y los amigos que pueden florecer en el camino



                Fuente de foto: eldiario.es

Una niña de diez años viaja en coche con sus padres rumbo a la ciudad que será su nuevo hogar. La perspectiva no acaba de gustar a la pequeña, que no para de lloriquear y quejarse. Su padre se despista y acaban desviándose del camino para encontrar un misterioso lugar, que parece un gigantesco parque temático abandonado.

Sus padres quedan entusiasmados por una serie de viandas que hay en un puesto de comida  abandonado. Entretanto, Chihiro, que así se llama la niña, conocerá toda clase de animales, fantasmas y criaturas en una aventura inolvidable, que nos tendrá con los ojos bien abiertos y el corazón asombrado.


                Fuente de foto: Disney Wiki

El viaje de Chihiro (2001) es posiblemente la obra maestra más conocida y celebrada de Hayao Miyazaki, genio japonés del cine de animación, y su estudio Ghibli, considerado como uno de los mejores a escala mundial en el ámbito de la animación. Esta película concitó un difícil mérito, poner de acuerdo a los exigentes catadores del cine cultureta del viejo continente: ganó en 2002, ex aequo con la película 'Domingo Sangriento', el Oso de Oro del Festival Internacional de Cine de Berlín, y el gusto de los amantes del cine universal, logrando, también ese mismo año, el Oscar a la mejor película de animación.


                   Fuente de foto: RTVE.es

'El Viaje de Chihiro' cautiva por la manera tan enigmática en la que entremezcla aventura, superación, descubrimiento, amistad (cuando en el diccionario se busca la definición de carisma, deberían poner el ejemplo del personaje de Haku), fantasía y crítica social (varias conductas y roles son diatribas contra la sociedad de consumo, que nos envilece en ese insatisfacción permanente de consumir afectos y recursos).

Chihiro se hace querer por la valentía con la que afronta las situaciones difíciles, y por el sentido de la lealtad y la gratitud que entreteje con los amigos que va cultivando conforme discurre la historia. Pasa de ser una niña mimada a un ser humano que se compromete por salvar y cuidar a las personas que encuentra en el camino y con los que construye lazos de afecto.


   Fuente de foto: culturacolectiva.com

La historia deja poso: es una invitación a poblar la vida con valentía, imaginación y solidaridad, mientras se aprende a mirar adelante, integrando los aprendizajes y las amistades que se van tejiendo en el camino. Además es entretenida y divertida. Lo que la hace apta para ver con toda la familia. Por el camino, uno se deleita con su música y su enigmática sabiduría oriental, que acompañan de fondo...





viernes, mayo 08, 2020

Octavio Paz: la erudición que señala caminos y ríos navegables de la vida y la literatura



Hay escritores cuyo nombre suena a animal sagrado de la historia de la creación poética. El ensayista y poeta mejicano Octavio Paz (1814-1998) pertenece a esa categoría.

Estas semanas he estado leyendo el tercer volumen de sus obras completas, 'Fundación y Disidencia', editadas en su momento por el Círculo de Lectores (no se crean, me quedan los dos primeros tomos que atesora mi madre en su casa, en otro regalo que nos legó mi padre por aprender y frecuentar a los clásicos de su tiempo; de vez en cuando me gusta empezar por el final...).



Fuente de foto: biografiasyvidas.com

La poesía de Paz es sencilla y sorprendente. Algo hasta cierto punto lógico si pensamos que era un tipo que amaba lo esencial y la agudeza intelectual para penetrar en la interioridad de las cosas: ya fueran individuos, colectividades o el alma carnal de las amadas.

Paz explica con admirable criterio la fisonomía estilística de los escritores a los que analiza, tanto artística como vitalmente. Por sus páginas desfilan creadores tan diversos como Rubén Dario, Vicente Huidobro, Pablo Neruda, Jorge Guillén, Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda, Miguel Hernández, Dámaso Alonso... Cómo ven mayoría poética y española, escritores de nuestra lengua a los que caracteriza con adjetivos certeros y una manera de mirar que funciona también como escuela vital.


Fuente de foto: el Colegio Nacional de México

El bardo azceta, hijo de padre mejicano y madre de familia andaluza, rinde tributo a la luminosa "sensualidad intelectual" de Guillén, a la gloria de la palabra certera del artesano Cernuda, el canto inmemorial de Neruda o la irrevencia prometeica de Huidobro. Al tiempo que nos explica que hay dos maneras de empalzarse ante la creación y la vida: el individuo ensimismado que mira a las estrellas y aquel que se mide con sus semejantes, ya sea como confrontación o como complementación, como vía para completarse vitalmente.

Al tiempo, Paz nos habla del valor de conocer y untarse de la tradición cultural y, en este oficio, literaria que nos precede para poder romperla, en una diferenciación que no deja de ser una corriente subterránea de continuidad diversificada, evolutiva en la medida en que el autor busca su voz y aspira a sumar su impronta para engrandecer el legado que recibió.


F. de foto: oculta lit

Su definición de la obra de Ortega y Gasset es afinada: “veo sus obras como una red de caminos y ríos navegables. Obra transitable más que habitable: no nos invita a estar sino a caminar“. También muy jugoso el relato que hace del encuentro que tuvo con el gran filósofo español en Suiza, que incluye la descripción de una fisonomía brava y reconcentrada, que le lleva a compararlo con el mismísimo Pablo Picasso.

En cualquier caso, es una maravilla visitar mapas existenciales con la riqueza de matices y abstracciones telúricas que traza el escritor mejicano (que se ganó la vida en múltiples oficios, que van desde la dirección de la mítica revista Vuelta durante 20 años a la función de embajador mejicano en la India y Francia, entre otros menesteres).

       Fuente de foto: elpais.com 

Marie José Tramini, segunda mujer de Octavio Paz, y el escritor mejicano 

Son meditaciones que ayudan a guiar una vida. Como este momento que atravesamos actualmente está surcado de retos e incertidumbres, es buena cosa poner el oído a los aviones de la interioridad que despliega en estas páginas de 'Fundación y disidencia', raptos de lucidez que reproducimos a continuación.

“Tradición y ruptura" es lo mismo que hablar de "unidad y diversidad".
Sobre el anhelo de unidad que guía la actividad humana: "en el fondo insondable de cada ser humano; todas nuestras empresas y acciones, todo lo que hacemos, y soñamos, son puentes para unirnos al mundo y a nuestros semejantes".
Respecto a la vocación de eternidad de la lírica: "la poesía está enamorada del instante y quiere revivirlo en un poema; lo aparta de la sucesión y lo convierte en presente fijo".

Fuente de foto: Andina. Octavio Paz con algunos de sus amigos escritores. Entre ellos, Vargas Llosa y Cabrera Infante 

Despliega también gratitud hacia quienes nos precedieron en el arte de asfaltar el entendimiento y el goce estético ante la vida...

"Un día descubrí que la búsqueda de la modernidad era un descenso a los orígenes. La modernidad me condujo a mi comienzo, a mi antigüedad. La ruptura se volvió reconciliación. Supe así que el poeta es un latido en el río de las generaciones".

“El Sol de la historia se llama futuro y nombre del movimiento hacia el futuro es progreso. Nosotros adoramos al Cambio, motor del progreso y modelo de nuestras sociedades. El Cambio tiene dos modos privilegiados de manifestación: la evolución y la revolución, el trote y el salto".
Su conciencia social, que incluía la denuncia de todas formas de totalitarismo, queda de relieve en esta reflexión:
"El mercado es un mecanismo eficaz pero, como todos los mecanismos, no tiene conciencia, tampoco misericordia. Hay que encontrar la manera para insertarlo en la sociedad, para que sea la expresión de un pacto social, y un instrumento de justicia y equidad.


        Fuente de foto: millenia.com

Una sociedad poseída por el frenesí de producir más para consumir más tiende a convertir las ideas, los sentimientos, el arte, el amor, la amistad y las personas mismas en objetos de consumo. Ninguna sociedad había producido tantos desechos  como la nuestra. Desechos materiales y morales“.
El premio Cervantes en 1981 y Nobel en 1990 tenía claro que "vivir bien exige morir bien. Tenemos que aprender a mirar de frente a la muerte. Alternativamente luminoso y sombrío, el presente es una esfera donde se unen las dos mitades: la acción y la contemplación. Los poetas saben algo: el presente es manantial de presencias".

'El laberinto de la soledad' es el ensayo en el que profundiza en las raíces y el proyecto histórico e identitario que representa Méjico. Mientras que en 'El mono gramático' analizó los principales mitos y arquetipos del mundo oriental, para acabar iluminando que "no hay una diversidad de realidades sino una pluralidad de significados".


             Fuente de foto: nytimes.com

También queda clara su conciencia americana, así como la celebración del vigor de las letras hispanoamericanas durante el modernismo y gran parte del siglo XX, éxito que contrapone con el periodo de gestación que precedió a esa eclosión creativa: "durante tres siglos, la palabra americano designó a un hombre que no se definía por lo que había hecho si no por lo que haría".

Sobre el oficio de escribir: "la realidad se reconoce en las imaginaciones de los poetas. Y los poetas reconocen sus imágenes en la realidad. La cultura no es una herencia, sino una elección, una fidelidad y una disciplina. Rigor y pasión".

Sobre los pueblos hispánicos y el ejercicio maduro de la democracia..."conocemos la sátira, la ironía, el humor, la rebeldía heroica pero no la crítica. Por eso tampoco conocemos la tolerancia, fundamento de la civilización política, ni la verdadera democracia, que reposa en el respeto a los disidentes y los derechos de las minorías".
También nos dejó poemas en prosa del material del que está hecho la existencia...

"Substancia: lo que está abajo y nos sostiene y nos alimenta. La montaña es terrible porque es tiempo petrificado, inmensa forma quieta en cuyas entrañas sueña y duerme un mundo primordial: agua y metales, piedra y fuego.



Fuente foto: revista de la universidad de UNAM Méjico 

El hombre -ese querer universal del ser y ese querer del ser universal-es un momento de cambio, una de las formas en las que se manifiesta la energía. Ese momento y esa forma son transitorias, circunstanciales: aquí y ahora. Ese momento desaparecerá, esa forma se disipará. Sin embargo, ese momento comprende todos los momentos, es todos los momentos; esa forma se enlaza a todas las formas y está en todas las partes. ¿Cómo lo sabemos? Lo sabemos sin saberlo: lo sabemos al vivir ciertas experiencias.
Por ejemplo, al despertar. Sólo que para despertar realmente debemos darnos cuenta de que el mundo en que despertamos es un mundo que despierta con nosotros".

Su mirada del ser humano habla de nuestro destino evolutivo: "el hombre no es algo dado el hombre no es algo dado sino que se hace y se inventa. Desde el principio del principio, lanzado fuera de sí y de la naturaleza, es un ser en vilo...".

jueves, febrero 20, 2020

José Ortega y Gasset: el rigor del hombre despierto que pondera legados y vislumbra futuro



Fuente de foto: Wikipedia 

Uno de los mayores regalos que me hizo mi padre (a él le dedico este artículo) fue el gusto y la afición por la obra de José Ortega y Gasset (1883-1955), considerado por la mayoría de estudiosos como el filósofo español más lúcido de cuantos deparó el siglo XX.

Leer a Ortega es abrir la puerta del entendimiento para comprendernos mejor y entablar un diálogo más fructífero y posibilitador con la realidad que nos rodea. Alérgico a los determinismos, el pensador madrileño era un pedagogo de primer orden, que explicaba sus ideas con tanto rigor en las formulaciones como riqueza en las imágenes.

Don José nos llegó el perspectivismo: la verdad es una suma de puntos de vista, que son ciertos (sentidos y pensados como verdaderos por cada individuo) y se complementan entre sí...en palabras de Goethe: "lo verdamente humano sólo se expresa a través de todas las personas". Es decir, tal y como apunta Ortega en 'Meditaciones del Quijote' (1914), estamos en "un bosque...en el que los árboles impiden ver el bosque entero. Necesitamos la perspectiva de la totalidad de nuestros compañeros de viaje para acceder a la integridad del bosque".


            Fuente de foto: biografiasyvida.com

Otra de sus aportaciones fue el raciovitalismo: logrando armonizar la facilidad para lo sensible (el disfrute de "la llamarada los sentidos"-el gusto por la vida social y la sensualidad de los españoles) con lo profundo ("la potencia interna", el rigor, la ciencia y el civismo de los alemanes).

Además, nos regaló un aforismo para guiar toda una vida: "yo soy yo y mis circunstancias, y si nos los salvo a ellas no me salvo a mí". Es decir, Ortega nos apela a rasgar la ilusión del velo que nos separa y, a veces, hasta nos enfrenta para encontrar caminos que unifican y velan por el bien comun; un destino compartido, dicho sea de paso, que el maestro de filósofos como Julián Marías, Xavier Zubiri o Maria Zambrano (entre otros insignes pensadores) apostaba por elevar a través del cultivo del librepensamiento cultural, existencial y los horizontes del ciudadano promedio, para evitar así que este cayera en la manipulación y el borreguismo, como declamó certeramente en 'La rebelión de las masas (1929)'.

Otra faceta que merece también unas líneas rápidas de nuestro protagonista es su labor como divulgador cultural y difusor de las ideas y producciones culturales más valiosas de su tiempo. Labor que bordó en su condición de director de la Revista de Occidente (que él mismo fundó en 1923), y en la que también se afanó como principal responsable del semanario España o articulista del diario El Sol, entre otros proyectos.


             Fuente de foto: elnacional.cat

El guía espiritual de la generación del 14 nos invita a construir complementariedad entre los individuos y los pueblos, de ahí su europeísmo convencido (muy adelantado a su tiempo); una senda en la que su pasión por rescatar logros de la historia de los que nos precedieron nos conecta con la necesidad de responsabilizarnos de ese legado para "preservarlo y ensancharlo" con nuestras aportaciones,  a través del compendio de "aspiraciones y proyectos" que es cada individuo, mientras conjuramos "el riesgo de dilapidarlo".

Esa conciencia de nuestra condición de seres sociales y la gratitud por quienes confirmaron el peldaño que nos sitúa en una situación más posibilitadora respecto a quienes nos precedieron, late a lo largo de toda su obra. Dicho con sus palabras, es crucial "poner el oído a los seres del humano de la historia, que nos precedieron, y que nos complementan con su sensibilidad y sus búsquedas".

Estas semanas he estado repasando dos obras capitales de su pensamiento, 'El espectador' (1916) y la ya mencionada 'Meditaciones del Quijote'. A continuación, comparto, en forma de cita, algunos de los hallazgos que contienen ambas obras. Como acertadamente apunta el filósofo Fernando Savater, el reto con Ortega es que representa "un semillero de ideas" que nos pone en situación de incorporarlas y desarrollarlas para habilitar ese tejido humano que nos vincule con el "chorro luminoso de la vida", en palabras orteguianas. Se trata de afrontar cada jornada con "valentía para escuchar lo nuevo en la vida y afirmarlo". Al tiempo que pone en valor  la importancia de la meditación y la acción reflexiva.


Fuente de foto: Wikipedia

También es muy interesante la mirada que despliega hacia el hombre de su tiempo, al que cataloga como "teatrero, de puertas para afuera, y empresario de su vida...", en contraposición a" la vertiente íntima de la mujer, que decide cuando se entrega, auténtica, y faro de lo individual".

Así mismo, inspira su mirada hacia el arte como fuente de deleite personal, su búsqueda de lo genuino de cada representación cultural. Por ejemplo, pondera la fuerza que emana del teatro como escena insustituible de lo vivo, en el que los intérpretes "deben convertirse en mil cosas: juglar, acróbata, danzarín, mimo...haciendo de su cuerpo elástico una metáfora universal".

Además hace hincapié en el valor de "profundizar en la esencia de las cosas y las personas, para acceder a su interioridad, o lo que es lo mismo: a su verdad intangible".
En esa vertiente, Ortega y Gasset apuesta por el "ver activo que es mirar: en palabras de Platon, una idea. Leer es interlegere, oler lo profundo. En la meditación abandonamos la superficie para internamos en lo esencial".


                  Fuente de foto: Revista de Libros

Otro aspecto que llama la atención de sus meditaciones es la reivindicación que teje de "lo helénico. Así como su interpretación del Imperio Romano como" cultura refleja, un Japón occidental" que bebe sus mejores esencias de la civilización griega.

Su búsqueda intelectual vibra con chispazos de ingenio y lucidez en el que "cada concepto es un órgano sobre el que captamos las cosas". Respecto al Quijote, que da nombre a su primera meditación en forma de obra pública libresca, lo cataloga como "libro profundo de aire burlesco, que Cervantes construye a través de un colosal equivoco" . Al tiempo que lo contrapone con la obra de Shakespeare, que evalúa como "pauta delicadisima de conceptos en los que orientar el horizonte. Shakespeare siempre explica a así mismo".

Seguidamente, explica que: "un pueblo es un estilo de vida: una organización creadora. Cervantes es una plenitud española. En su cima espiritual, España rezuma una inquebrantable solidaridad. Es la más alta de las promesas".

Adicionalmente, reflexiona sobre el arte moderno de contar historias: "el novelista, como hace Balzac, logra su objetivo cuando logra untarnos en lo concreto lo que ya conocíamos en abstracto". De esta manera, pondera y celebra la gracia y el genio narrador de los grandes clásicos de la literatura. También deja una alentadora mirada a lo que viene, que invita a estar atentos..."pretender que la sensibilidad de nuestro tiempo va a ser la misma que en el futuro es una vanidad: mejor una indócil diversidad que una monótona uniformidad".

sábado, agosto 24, 2019

Roás: el paraíso perdido de una aldea lucense



Este breve artículo también podría haberse titulado 'El afecto de los amigos con los que siempre juegas en casa". Por segundo verano consecutivo, el comienzo del Camino estuvo precedido por una jornada en Roás, una encantadora y, para los presuntuosos madrileños que la visitan :p, escondida aldea de Lugo.

Roás es el hogar de veraneo de Rubens y Auro, buenos amigos con los que nos hemos curtido en incontables aventuras, desde el sur de Italia a Cartagena, pasando por recitales poéticos cuasi clandestinos, postales reflexivas del encanto y los retos africanos o magazines radiofónicos veraniegos...

Siempre con un común denominador: la risa, la aventura y la complicidad. No necesariamente en ese orden. Estos dos años hemos tenido ocasión también de conocer mejor a los padres de Rubens: Fina y Artemio (natural de estos hermosos parajes), cuyas cualidades ponen de acuerdo la amabilidad y la socarroneria, el detallismo y la actitud de servicio.

Roás es una oda al aire libre a las aldeas gallegas. Su verdor es complementado por el encanto de las veredas, donde puedes transitar en bici sin mayores dificultades (en ese capítulo, mención propia merece la audacia de Francis, que ha montado en bici en estos dos años de manera bastante digna sin haberlo hecho antes en su vida...). 
Recorriendo esos caminos de tierra puedes topar con lugares mágicos, como esa granja en la que moran dos amables aldeanos y su hijo.

Lo mejor, decíamos, de esas visitas ha sido comprobar cómo la familia alumbrada y alentada por Auro y Rubens crece en plena forma. Eric está cada día más simpático, intrépido y dicharachero. Y Carla nos asombra con sus progresos: uno puede percibir un divertido sentido del humor en su manera de imitar e interactuar con la gente.

También da mucha felicidad comprobar cómo crece la madurez de nuestros anfitriones. Rubens es el talento para vivir la vida (ya sea conducir, organizar viajes, coordinar equipos humanos o escribir sobre una amplia variedad de temas), además de un tipo que hace del servicio un lenguaje de fraternidad, uniendo a la gente.

Y Auro una maestra de los detalles que cobijan y te hace sentir escuchado y cuidado. Aparte de una soñadora que se atreve a cumplir sus sueños (ya sea hacer una beca del ICEX en Sudáfrica, escribir un blog de referencia sobre Africa o hacer un viaje inmenso en el continente hermano o, próxima estación, realizar estudios superiores sobre el continente en el que empezó la odisea de nuestra especie).

Muchas gracias por tanta amabilidad y atenciones, amigos. Normal que durante el Camino os llevaramos dentro y os reconocieramos en el padre que cargaba con su pequeño (y que Francis quiso compartiros enseguida) o en esos haikus que surgieron a modo de gratitud y tributo.

¿El próximo reto? Hay unos canchas muy apetecibles al lado de casa, en el Parque de Ventilla...