Siempre imaginamos a un triunfador rodeado de chicas, acariciando
sacos de euros o cenando en un palacio hindú (ya sabemos que el éxito es algo
más cercano, pero de eso hablaremos otro día). Dentro de esa escala de sueños
de adolescencia, el baloncesto tiene grupo parlamentario propio.
El protagonista de esta foto es mi amigo Collan. La foto fue
tomada en plena celebración de la Novena Copa de Europa. Tuvimos que esperar un
año para plasmarla (no entraré en detalle pero para fabricarla tuvimos que
encararnos con un ejército de macabeos, llevamos al psicoanalista a los Sergios
y componer una decena de odas a la acomodadora de nuestro sector…). Todo para
llegar a este momento.
En las orillas del éxito, a nuestro general (Felipe Reyes)
le dio un calambre de cuidado. Pero nuestros amigos no nos fallaron. Carroll
hizo de Collan y embocó triples con la misma facilidad que nuestro amigo enciende
las carcajadas con su humor torrencial. Ayón hizo de la sobriedad un poema, en
claro homenaje a Fran y sus previas para Fiebre, KC Rivers dio un paso adelante
cuando reinaba la confusión en inequívoco homenaje a Davide y Dani sacaba bíceps
para celebrar el hormigón fluido y los intangibles del señor Maciulis.
Nuestros fichajes para la fiesta, el
elegante Theobald y el inclasificable Fernando, nos dieron las dosis necesarias de anécdotas de baloncesto que necesitábamos…Con maese Alejo soplando en la distancia con su abono mágico.
El caso es que en la Final Four nos deslizamos por un
tobogán hecho con las dosis justas de incertidumbre. Y después de tanta
facilidad elaborada, la gloria de los campeones. Cánticos, confetis, bailes…Un
champán salpicado de collejas, alivio, alegría y cierta incredulidad en nuestro
ánimo. La foto ilustra perfectamente esas sensaciones.
ollan quiere captar el momento con la ayuda de su bandera
asturiana. Es la soledad del triunfador. La alegría calma de quien, de repente,
descubre un sueño hecho realidad.
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