Vivir despierto es surfear en el momento presente y
disfrutar de los aprendizajes adquiridos durante el viaje, abandonando viejos
valores (aquellos que ya no te sirven, aquellos que dejan de tener sentido
durante el trayecto) y construyendo realidades más afinadas a través de la
relación con el otro.
Sobre esos ejes gira el Viaje del Incal, uno de los regalos
de cumpleaños que más ilusión me ha hecho de todos los que he recibido en los
últimos tiempos. Esta novela gráfica es la suma del talento para el dibujo de
Moebius y el conocimiento y la imaginación de Jodorowsky.
En la misma, se relata la singladura del detective John
Difool, que de repente adquiere la condición de involuntario protagonista de un
proceso de cambio en el universo. Un proceso que tiene mucho que ver con el
despertar interno de este antihéroe protagonista. Un tipo que adora un baño
caliente, la compañía de una hompeoputa (una androide prostituta) y el disfrute
de un puro.
Hedonismo y desconexión. El emblema del comportamiento del
protagonista de esta historia tiene mucho que ver con las tendencias de la
sociedad que lo mece: teleadicción, escapismo, consumismo desenfrenado y unos
líderes centrados en el lucro personal. ¿Les suena? Por el camino, uno disfruta
de un viaje iniciático en el que se entremezclan aventuras, ciencia ficción,
espiritualidad futurista (que comienza a colarse entre as rendijas de nuestro
presente), cine negro, apología de la amistad y heroínas bellas y centradas en
su sentido del deber.
El comic se lee con facilidad y, en ocasiones, hay que
dosificarse para no devorarlo en un par de noches. Es entretenido y tiene
buenas dosis de humor. Además, contiene un elemento revolucionario para nuestro
tiempo: elude las respuestas violentas (hablamos del equipo protagonista que
cataliza la historia) para resolver los conflictos y tiene una mirada
integradora para aceptar las dificultades. Además, se estructura a través de un
lenguaje de confianza en el ser esencial que late dentro de uno, en una
historia que por momentos se parece a un videojuego.
La conclusión más interesante que teje la lectura de esta
historia es la certidumbre de que hay que danzar con la realidad para crecer
como personas; explorando nuestra individualidad, que debemos desarrollar en
todo su brillo para, llegado el momento, disolvernos en armonía con el universo…Ya
se sabe, un poco de esperanza nunca le hizo mal al cuerpo ;-).
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