La calle cubierta de una niebla como la que envolvía a las mujeres de los burdeles londinenses en el siglo XIX. Caminas despacio y es agradable cuando una chica bonita te sonríe sin aparente motivo. Dentro del restaurante, despliegas el diario Marca, donde Santiago Segurola, ese profeta del periodismo deportivo, explica como no lo harían cinco entrenadores germanos superpuestos, por qué el delantero holandés es el mejor del momento o cómo viven y se hacen grandes los mejores atletas del fondo mundial. Abres mentalmente Fake plastic tree, la canción que Incantevole te ha regalado anoche. La camarera, que es la chica más simpática del planeta sur, te trae tu desayuno favorito: un vaso de leche caliente y un par de croissants. La garganta tiembla de calidez, estás contento porque después de unos días taponado puedes saborear el bollo. Me gusta el sabor de los bollos. Y esa sensación dulce y rotunda del estómago contagia al resto del cuerpo para acabar escalando el monte de la repetición con una sonrisa.
1 comentario:
Leyendo ese poema he sonreido muucho...me encanta que me llames INCANTEVOLE..me encanta que con "Fake plastic trees" en la cabeza sonrias..me encanta que te gusten los bollos..me encanta que estes bien..ESE POEMA ME ENCANTA MUUCHO! :-)
Un bacio
SilviaSonrisa/Incantevole :-)
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