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lunes, noviembre 27, 2023

La luz que no puedes ver (2023)

 Vibrar escuchando. 

Un aprender amable. 

Conjurar terror. 








Fuente de foto: El Espectador 

Un golpe con estilo (2017)

 Cuidar futuro. 

Trabajo coral, friends. 

Repartir pastel. 





jueves, octubre 05, 2023

Ya era hora (2023)

 Ser más consciente. 

Cuidar lo primordial.

Es querer cambiar. 







Fuente de foto: VigoÉ

miércoles, septiembre 06, 2023

La gran seducción (2023)

 











Cuidar el pueblo. 

Velar por lo común.

Abrir futuro.


Jugar, celebrar. 

Seducir y persuadir.

Sumar amigos. 



domingo, abril 30, 2023

Cuestión de justicia (Just mercy, 2019)

 Reparar daños. 

Ayudar a condenados. 

Justicia plena. 


Querer escuchar. 

Traspasar los prejuicios. 

La vida digna.










Fuente de foto: Netflix 

The Mustang (2019)

Aceptar fallos. 

 Caballos que redimen. 

Templar nervios. 


Abrirse paso. 

Hilvanar cada amistad.

Reconciliarse. 



domingo, marzo 26, 2023

Johnny (2022)

 Vida entregada. 

Ayudar vulnerables.

Construir futuro. 



domingo, agosto 07, 2022

El vecino (2019-2021)

 Don imprevisto. 

Los amigos que guían. 

El barrio y humor. 








Fuente de foto: Netflix 



sábado, julio 17, 2021

La caza

 Bajos instintos.

Íntima es nuestra vida. 

Velar dignidad.




viernes, febrero 26, 2021

Un juego de caballeros: serie para indagar en los inicios del fútbol y la condición humana

Fuente de foto: espinof



Una serie para conocer los inicios del fútbol profesional actual y una historia con personajes llenos de matices, aristas y dilemas. Es decir: instrucción y entretenimiento. En este enlace de Alas y Raíces, la reflexión completa. 

miércoles, mayo 27, 2020

Suits


                Fuente de foto: spoiler alert

Mike memoriza como el relámpago.
Es idealista, empático y listo.
Harvey de mucha clase está provisto.
Y a él nunca le acusarán de vago.

Los trajes de Harvey son de muy alto pago.
Mike dice vivo luego persisto.
Y ve a Rachel y... ¿cómo la conquisto?
Junto a ella su fuerza es la de un drago.

La lealtad, camino de ida y vuelta.
Harvey se reconcilia con la vida.
Brillante y confiable: por fin se suelta.

Rachel y Mike siguen a Cupida.
Su fe mutua hace la aventura esbelta.
Complicidad de leyes, bienvenida.








lunes, mayo 25, 2020

Sex education: una historia compleja y divertida para aprender sobre sexo...y vida


            Fuente de foto: Diario La Nación

     
 Sex education es una de las joyas que depara la plataforma Netflix. Se trata de una comedia que es también drama, eso que se conoce como dramedia en el gremio de los guionistas, que teje personajes atrayentes y cercanos, lleno de matices, para alumbrar una entretenida y compleja historia sobre las experiencias iniciáticas en el sexo... Y en la vida.


            Fuente de foto: elconfidencial.com

La serie, de momento conformada por 2 temporadas, aunque ya se ha anunciado el estreno de una tercera, es tan entretenida como didáctica en el arte de dar y recibir placer. Cuenta la vida de un adolescente tímido y bastante inadaptado socialmente, Otis (Asa Butterfield), cuyos conocimientos sobre sexo y la vida (es algo así como aprendiz de sabio encerrado en el cuerpo de un adolescente) son inversamente proporcionales a su experiencia amatoria. La fuente de su experiencia teórica sobre sexo proviene de su madre, la doctora Jean, interpretada por Gilliam Anderson (quien ya diera vida a la mítica Scully de Expediente X en su momento, y que demuestra de nuevo aquí su talento interpretativo), encarnando a una terapeuta sexual tan preparada para ayudar como incapaz, por momentos, de ayudarse a sí misma, rasgo que parece haber heredado su hijo.

El caso es que Otis conoce a Maeve (Emma Mackey), una chica dura, sensible y muy inteligente (seguramente el personaje con más carisma y complejidad de la serie) que, como Otis, también está un tanto inadaptada, aunque posea más recursos, al comienzo de la serie, para salir adelante de manera autónoma. Juntos se montan una consulta de terapia sexual, flotante y clandestina, para auxiliar a sus compañeras y compañeros de instituto, al tiempo que se ganan un buen dinero, lo que en el caso de Maeve es imperativo, porque vive sola por una serie de motivos que se van desvelando durante la trama de esta dramedia.


               Fuente de foto: netflix.com

El resto de personajes también ofrecen rasgos de interés, tanto vital como sexualmente, y componen un caleidoscopio humano que celebra la diversidad cultural, social y de opciones afectivas. Me parece muy interesante, por ejemplo, la delicadeza y verosimilitud con la que se relatan las historias de amor y-o atracción entre personas del mismo sexo (creo que nunca había apreciado una relación lesbiana con tantos matices y placer, masturbación conjunta incluida, como la que se relata en esta serie).

De ese elenco de secundarios, reconozco que me han resultado más simpáticos los personajes de Eric (Ncuti Gatwa), por sus ganas de aprender y entusiasmo ante la vida, y el de Jackson (Kedar Williams), por la autoexigencia y habilidad para reinventarse que despliega durante la serie, pasando de ser el chico más popular de la serie (hecho reseñable desde el punto de vista cultural, al ser un personaje afroamericano, que además es hijo de una pareja interracial de madres), gracias a su habilidad para nadar, a convertirse en aprendiz de actor, algo que le ayuda a comprenderse mucho mejor y también adquirir una nueva herramienta para internarse en el  laberinto juego de la existencia.


             Fuente de foto: revista Elle

Una curiosidad que me ha llamado la atención al investigar sobre la serie es que está interpretada por un elenco de jóvenes intérpretes británicos (que rayan a gran altura, por cierto), lo que contrasta con el escenario en el que discurre la historia: un instituto estadounidense. Además es  estimable que el carácter británico de esta comedia dramática seguramente aporte frescura  e irreverencia a los personajes y los diálogos que tejen entre ellos, mérito altamente atribuible a la creadora de la historia, la guionista australiana Laurie Nunn.

En síntesis, recomiendo esta serie porque es un regalo que funciona en varias capas. Por un lado, entretiene y divierte a través de historias en los que prima el componente romántico y de la amistad. Por otro, hace pedagogía sobre sexo que es válida para todas las edades (se habla por ejemplo, de vaginismo o lavativas...).


    Fuente de foto: mundodeportivo.com

Por el camino, siembra también conciencia social, con sutileza y elegancia, sobre dramas familiares y estructurales de nuestro tiempo, como la frecuencia con la que las mujeres sufren algún tipo de abuso sexual durante su vida, a la vez que abre caminos de esperanza y cambio ante una edad tan cambiante como la adolescencia, ayudando a aceptar que las torpezas y equivocaciones de este período son/puede ser la semilla de un aprendizaje o una fortaleza para el futuro.

Un optimismo y resiliencia, por cierto, que es también muy aplicable a todas las edades, géneros y pueblos, en este momento de fragilidad y cambio que nos están tocando afrontar en estos meses de crisis por el coronavirus.

jueves, mayo 14, 2020

Last Dance

Ardor de gloria.
La exigencia extrema.
 Vibrar aciertos.


Fuente de foto: peru.pe


martes, abril 28, 2020

Lucifer: el hedonista milenario que le hace asiento a la posibilidad del amor



Fuente de foto: Netflix.com 

Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con una serie como con Lucifer. La historia, inspirada en un cómic de DC, Sandman, cuenta la decisión del ángel caído de vivir a todo tren en la tierra, desatendiendo así sus obligaciones como jerarca-cancerbero del infierno, lo que os podéis imaginar la cantidad de desajustes cósmicos que genera a su alrededor.

El Diablo está feliz en el Lux, el piano bar en el que bebe licores, se acuesta con infinitas mujeres y algún que otro hombre ("estamos en el siglo XXI, nos comenta al respecto el satánico bon vivant") y concede favores a la manera padrinesca, con la intención de cobrarlos a futuro.

Esa exuberante existencia se va al traste cuando un desconocido asesina en su cara a una de sus protegidas, sin que pueda hacer nada al respecto. Ese punto de inflexión, impulsado por la piedad y el anhelo de justicia, marca el comienzo de su relación con la policía de Los Ángeles, donde trabajará como consultor para resolver ese y otros muchos casos. Allí conocerá a Chloe Decker (interpretada con armonía, en una interesante mezcla de firmeza y fragilidad, por Lauren German), de la que se irá enamorando silenciosamente.



              Fuente de foto: Netflix.com 

Desde mi punto de vista, la química y la complementación de esta pareja se expresa en este diálogo, cuando acaban de resolver el primero de sus casos, en un episodio digresión de un universo paralalelo, que nos narra el mismísimo Dios y que nos da a entender que estos seres ¿humanos? estaban destinados a encontrarse, ya fuera en una u otra manera.

Lucifer: ha sido divertido.
Cloe: no, ha sido algo más, ha sido satisfactorio.

Lucifer encandila porque nos recuerda que el rock and roll del narcisismo divertido y canalla. Es un pieza: irónico, extravagante y se hace querer más allá de su egocentrismo y falta de empatia. Hay varios elementos por los que cautiva al personal: su facha es impecable y, bastante más esencial, es un tipo encantador que acostumbra a colmar de pequeños detalles que hacen la vida más agradable a la gente que tiene a su alrededor  (el actor galés Tom Ellis borda su interpretación, llenándolo de matices y elegancia).


      Fuente de foto: lucifer.fandom.com

¿Por qué se hace querer pues? Por su carisma, por la falta de prejuicios con la que deja que su ira haga justicia (que es una catarsis para los razonables mortales que contemplan esos desahogos) y, sobre todo, por su buen corazón y ternura, atributos celestiales que trata de esconder con una coraza de cínico y reputado castigador que, conforme discurre la historia, cada cada vez presenta más grietas.

La serie se contempla con deleite por su amenidad y sentido del humor. Funciona en varias capas. Por un lado, está la belleza y apostura de sus protagonistas (por ejemplo, la diablesa Maze, encarnada por Lesley-Ann Brandt, es una oda a la chica sexy). También está admirablemente rodada, con recursos narrativos visuales que sacan de lo convencional.



  Fuente de foto: wiki de Lucifer de Fandom
La historia tiene ritmo y los diálogos de sus personajes rezuman chispa. Es cierto que en algunos tramos cae en el folletín. Una tendencia al culebrón que por momentos la emparenta con el poema romántico, la novela gótica o los culebrones venezolanos (maestros, por cierto, en el arte de mantener el interés, aunque muchas veces abusen del melodrama).

Sin embargo, en el último momento, deja en la estacada al cliché y te enamora por su búsqueda de un sentido vital, a través de la revisión del mito y el canto a la libertad de elección de los seres humanos y sus hermanos mayores, esos ángeles que poco tienen que envidiarnos en crisis de identidad.

Resulta inspiradora también esa visión que dan del infierno: el remordimiento y la compulsión en repetir esos momentos de la vida en la que la pifiamos de manera monumental. Y también el antídoto que se apunta para salir de ese bucle de sufrimiento: la ayuda y la comunicación con los seres queridos.

Fuente de foto: letseat.com

A todo esto, hay que agregar que la música es de primera clase (con magistrales interpretaciones  de canciones de Oasis, Radiohead, entre otros). Y los secundarios funcionan de manera formidable: desde la sexy y lúcida doctora Martín (Rachel Harris), psicoterapeuta de Lucifer, al santurron Amenadiel (D.B Woodside), pasando por el atribulado detective Dan Espinoza (Kevin Alejandro), ex de Cloe, la hija de ambos, la adorable Trixie (Scarlett López), y la forense Ella López (Aimee García), que es la viva encarnación del buen rollismo y el rigor deductivo.



                    Fuente de foto: Antena 3

Por cierto, la serie ha sido creada por Tom Kampinos, el mismo productor y guionista que en su momento cinceló Californication. Serie equiparable a esta (con cabronazos adorables como ejes de rotación), que también congrega elementos policiacos (que remiten a Castle y Bones) y hasta sobre naturales (hay quien la compara con Buffy Cazavampiros).

También es divertido cómo se revisan algunos mitos fundamentales de la Biblia, al tiempo que la historia brinda lucidez en cómo se apela a la responsabilidad del ser humano, para que maduremos de una puñetera vez y dejemos de estar culpando a entes externos de nuestra... ¿infancia? ¿adolescencia? Y nos centremos en dar los pasos de mayor coherencia posible para ponernos a la altura de nuestra necesidad (y potencial) como individuos y colectivo.


viernes, diciembre 06, 2019

diecisiete: quijotismo, valentía, temeridad y ternura para recuperar el vínculo fraterno


                 Fuente de foto: elpaís.com

La última maravilla de Daniel Sánchez Arévalo (autor de dos de mis pelis favoritas 'AzulOscuroCasiNegro' y 'Primos') se llama 'diecisiete' y cuenta la historia de Héctor, un adolescente a punto de estrenar la mayoría de edad, que la lía parda en cuanto tiene ocasión para velar por el bienestar de su abuela y, para qué negarlo, llamar la atención de su hermano Ismael.

Por el camino, el protagonista de esta extravagante historia acaba con la paciencia de la jueza que intenta brindarle un lugar en la sociedad, e ingresa en un centro tutelado de menores. Allí sufrirá la exclusión y el acoso que depara su carácter perfeccionista (una mezcla del síndrome de Asperger y del trastorno autista).

Su torpeza para establecer comunicación y relaciones sociales es inversamente proporcional a su habilidad para procesar datos e ideas, con una memoria prodigiosa, que le permite aprender de corrido el código penal...

Gracias a una terapia del centro, enfocada en que los adolescentes tejan relaciones con perros abandonados y aprendan a amaestrarlos...Hector progresa en su manejo de las emociones, aunque la adopción por parte de una familia del perro que había instruido, Oveja, y la pérdida del contacto con el adorado can desencadena un nuevo estallido de furia y arrebato.


                     Fuente de foto elpaís.com

En ese momento, empieza un viaje único, asombroso, al borde de lo inverosímil, que cautiva por el sentido del humor, la ternura, la dureza y las réplicas ingeniosas que tejen los dos hermanos protagonistas (magistralmente interpretados por Biel Montes y Nacho Sánchez), que se enfrascan en una aventura junto a su abuela a la búsqueda de Oveja y de reparar el vínculo que un día les hizo fraternalmente cómplices.

La película se teje con sencillez e intimismo. El arranque es cine en estado puro, con una presentación del personaje de Héctor repleta de acción y misterio. Quince minutos sin diálogos, hechos de belleza y gestos trepidantes.

La obra, apadrinada por Netflix (de los que Sánchez Arévalo agradece los medios y la libertad creativa que le han dado) combina con sabiduría el drama y la comedia (la literalidad con la que Hector se toma las situaciones y los diálogos da lugar a bastantes momentos divertidos).


Fuente de foto: cineuropa.org

Los personajes están llenos de aristas y claroscuros, aunque priman sus ganas de encontrar un lugar en el mundo y su humanidad, llena de detalles que rezuman nobleza y sensibilidad (apartado en la que brilla desde la sencillez la banda sonora compuesta por Julio de la Rosa). También es llamativo como los protagonistas se alternan rasgos quijotescos y sanchistas (en un delicado equilibrio entre idealismo y realismo, inconformismo y sentido común, en el que nada es exactamente lo que parece en cada escena).

El tono general de la película es de esperanza, tonalidad a la que contribuyen los hermosos parajes cántabros en la que está ambientada. Transmite una valiosa leccion: aprender a perder con dignidad y entereza para que, cuando llegue el momento,también sepamos ganar. Por el camino, hay risas, llanto silencioso, asombro y entretenimiento del bueno. Una película pues, hecha desde la sencillez y lo mínimo, para enmarcar en la estirpe del mejor cine español de este siglo XXI.




lunes, septiembre 17, 2018

Sense 8: la empatía cenestésica que puede salvar el mundo


Sense 8 retrata la historia de 8 jóvenes nacidos en un mismo instante en lugares diversos del planeta. Es una historia muy interesante desde el punto de vista de que valora la riqueza que aporta la diversidad de género (hay parejas heterosexuales, lesbianas, homosexuales y también una persona transgénero, que forma así mismo parte de una de las parejas; se nota la mano con conciencia de las hermanas Wachovsky) y cultural (los protagonistas pertenecen a lugares tan dispares entre sí como Kenia, Islandia, Alemania, India, Estados Unidos, Corea y Mejico) del ser humano.

La serie retrata con lucidez los diferentes tipos de violencia a los que estamos expuestos como seres humanos (aunque deje el mal sabor de boca de que sus protagonistas acaban cayendo en el sinsentido que genera esa violencia para resolver esas dificultades).

En cualquier caso, es muy valorable la red de ayuda, de compartir recursos, cercanía enocional y experiencias, que tejen las ocho personas que conforman la trama para salir adelante.

Tiene un elemento muy interesante en señalar como la empatía puede crecer exponencialmente (de hecho, aunque a veces no lo parezca, ya está creciendo entre los componentes de la familia humana) entre personas que intencionan sentir un  afecto nuevo, donde la construcción de una relación diversa y polifónica permite tejer la comunicación y el buen trato entre ellos, con el consiguiente avance y aprendizaje que se produce.

En esa sintonía, algunos de los diálogos de la serie son de hondura e incluso iluminadores. Cómo ese en el que Nomy le señala a Lito que la mayor fuente de violencia es la interna, la que uno ejerce contra uno mismo cuando, por ejemplo, no se acepta o respeta en la vulnerabilidad.

¿Qué tipo de mundo podremos construir cuando aumente nuestra empatía y no me sea indiferente el dolor y el sufrimiento de otro ser humano, es más: cuando pueda experimentar como propias esas dificultades?

Quizá los nietos de nuestros nietos sientan esas sensaciones tan  afinadas y vívidas de los sense 8...o tal vez ya esté sucediendo algo antes, a escala barrial, con algunos intentos humildes y verdaderos. En cualquier caso, es importante mantener encendido el candil de la esperanza, dado el carácter social e histórico del ser humano, y nuestra tendencia gregaria (para compartir emociones y mitos), mientras crece nuestra necesidad de avanzar ante tanta desintegración.

Se trata de alimentar la fe interna, de abrirnos futuro y abrirlo a los los más cercanos en los proyectos más queridos...nunca se sabe por dónde se puede expresar el entrelazamiento cuántico, nunca se sabe por dónde se expresará el salto evolutivo...con suavidad, arraigo y atención.

En cualquier caso: sigamos construyendo, aprendiendo y jugando, con la atención y el sentido unificador como ejes primordiales. El futuro más querido puede estar a la vuelta de la esquina...