De qué va
Un adolecente tan brillante como conflictivo va a ver a su padre en Marrakech. Cuando el chico era pequeño, su progenitor rompió con su madre. Y desde entonces el contacto entre ellos ha sido más bien escaso. Su padre es un exitoso director de teatro, ligón y adinerado. Tras unos cuantos desencuentros, el conflicto entre los dos no tarda en quedar de relieve.
Una noche, nuestro protagonista dice sí a la llamada de la aventura. A partir de ahí, se desencadena un viaje iniciático; poblado de belleza, aventura, incertidumbre y una buena pila de reproches.
Por qué me gusta
Alguna historias te tocan varias fibras. Y esta es una de ellas.
La historia está contada con ritmo. Es sugerente, desolada y veraz a un tiempo. Nos traslada un universo poco poblado por los occidentales, en el que las relaciones humanas, además del terreno, resultan tan pintorescas como cercanas...Tanto que hasta puedes sentir los olores la belleza que los impregna. Asimismo, la fotografía abre muchos ángulos en la historia. Y el conflicto entre padre e hijo tiene aroma de multiverso: drama, aventura, comedia, tragedia y redención.
Además, las interpretaciones de lo personajes cruciales (el padre, la novia que no quiere serlo y, sobre todo, el protagonista, cuya economía gestual es inversamente proporcional a su capacidad expresiva) rayan un nivel notable.
En suma. es una de esas historias que dejan poso; que intrigan, divierten, desasosiegan y también deleitan.
Pegas: en algunos momentos, la historia languidece de ritmo. Sobre todo, en su segundo tercio.
Cuándo verla: temo que esta recomendación llegue tarde para verla en el cine. Buscad la película. Y miradla en un día incierto e incluso adverso. Os dejará una sensación de apertura y aprendizaje. O de recordatorio que conforta, tanto da :-).
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