martes, febrero 27, 2007

Girl Right Next To Me


¿A ti te impresiona mucho la vida, no? Hace otoño en la playa y las chicas estrenan sus bikinis. Parece mentira el modo en que las miradas acercan. A veces pasa. Un recuerdo me prueba. Y las manos apenas se detienen. Una sonrisa como la tuya no deja lugar a la indeferencia. Nostalgia es una punzada donde se abren futuros.

martes, febrero 20, 2007

La nevera de mi amigo Óscar


Dos botes de coca-cola
(uno medio abierto)
y alguna loncha de queso casi
tan indecisa como
la luz de la nevera.

La despensa con frío y hasta polos
(anaranjados)
de este brillante cocinero
sólo entiende de
fiestas y chicas en bikini.

Sólo le valen los excesos.

Un vistazo rápido
confirma la sospecha:
salsas
y más salsas,
tomates de toda estirpe,
el naufragio de la mayonesa
y algo de mostaza.

¿Dónde está la comida con fundamento?
Eso, responde con un leve movimiento de hombros,
lo consigo con un teléfono cualquiera.

Lo que no se puede improvisar es el sabor
Haber quién alega algo contra eso.


miércoles, febrero 14, 2007

Bailar es intentarlo



El paraíso es una discoteca expectante

donde millares de recientes guapas

se desmienten

con los ojos atacados de deseo.

domingo, febrero 11, 2007

De lo que sí estoy seguro


Dudo porque me ayuda
a ver claro lo que siento
o, mejor,
lo que no siento.

Me gusta ver la playa medio llena
(de olas)
llámame si quieres optimista,
pero de los moderados...

A mi también me gusta (y aterra)
mirar a esos otros mundos.

Memorizar el océano,
declinar asombros.

No tengo demasiado talento para la vida,
quizá por ello consumo tantas escenas de
intriga y aventura
en una sala de proyección muy
parecida a la de mi cerebro.

Talento me sobra
para perder bolígrafos
besos o
mañanas en las vacaciones.

Me fascina la
insistencia de los niños
por hacerte cómplice de su travesura,
en la misma proporción que
me oscurece
la raza facilidad
para aniquilarnos en lo grande
y en lo pequeño.

De lo que sí estoy seguro,
ya que lo preguntas,
es de la creatividad mezcla de
las noches y tus labios.

La alquimia de algunos libros
para expandirme el alma
y, por qué no celebrarlo,
el placer humeante de estas tostadas
cinceladas en pleno invierno.

jueves, febrero 08, 2007

No tengo paraguas


Sonido de batería. El espectáculo de la negación. La próxima vez que te encuentre, tendré que hacerme a la idea de que lo nuestro es un desconcierto a probar.

sábado, febrero 03, 2007

Letanía azul


Lo había olvidado. Estos meses, estos años estaba contento sin la fiebre de las noches inclinadas. Ese chispazo donde todo puede suceder, como si alguien sacudiera tu cuerpo o tu alma y pudieses acercarte al nirvana de las sonrisas enigmáticas. No sucede una noche cualquiera. Cuando palpas el vestido de una misteriosa gallega, llena de sonrisas y un educado modo de arañar el cielo. Alguien te dice algo prometedor y pierdes las reservas y el miedo. Porque, para que nos vamos a incinerar, a mi me siguen gustando las chicas tímidas. Esa princesa con gafas, y ahora pinto una femenina en la punta de los dedos, tan hermética, de sonrisa despreocupada, en la que puedes reconocer un montón de pensamientos prohibidos. En tu transcripción, por qué no citar al lunes verosímil, la chica tiene estilo. No habla de su novio y te llena de labios mordidos en un ascensor que no consigue terminarse en su imaginación. Ella tiene estilo porque se vuelve de espaldas con la mejor lentitud, porque no te asfixia con el hecho de que ya esté pensada. Mira que he probado serenidades pero ninguna cómo la respiración de tu risa. Tu risa es una lenta sacudida de engaños enfebreciendo mi alma. Me gusta mirar el ritmo destemplado de tus manos conspirando en la madrugada menos diplomática. Llevas un nombre de diosa griega y es tu orden (y tu risa) lo que subleva mi piel cuando me cruzo con tu movimiento de hombros en una escalera (ahora lo se) que escoge muy pocas con tu noche (nada más, prometo que no voy a cambiar). Tu eres una de esas letanías que no puedo contener, una de esas (negaciones) que no debería hacer. Por eso me has descubierto, por suerte rabia esta confesión no creo aguante esta (inexacta) fabricación. Pero ha sido cautivador estrenar mis dudas en tus, entérate, pasos de mujer a memorizar.

jueves, febrero 01, 2007

Música y contagio


Un chico se emborracha para aterrizar en los treinta. Unos días después, recuerda con ironía la escena mientras declama los versos de su primer poemario, Fatiga de Materiales. El chico bebe por afán de celebración. Algo parecido sucede con sus piezas musicales, digo poemas. Un territorio donde cincela historias melancólicas provistas de un optimismo a prueba de lugares comunes. El chico es un niño cuando celebra la belleza de un acercamiento, el temblor de un instante. Canta con la arrogancia de quien concibe el acto creativo como un juego, una excusa para hacer un ajuste de fantasías a la
realidad. Adora la sugerencia de unas palabras repitiéndose, probando nuevos firmamentos, apareciendo de ninguna parte. Acerca a una desconocida y explora sus tormentos para incitarla a la aventura. El trovador se llama Gonzalo Escarpa y es figura clave del Centro de Poesía José Hierro de Getafe, también agitador cultural que no conoce el descanso ni la etiqueta. Reivindica la poesía visual, la fusión de palabra, sonido, imagen. Sus imágenes se proyectan al borde de un estallido de tristeza o alegría. Y el libro contagia el gusto por la música y lo épico, donde lo mismo apura a fondo la cercanía de su chica que señala los mejores desconocidos españoles bardos. Por el camino, compone una cadencia donde nos invita a seguir bailando; seguir intentándolo.